Re: La Asuncion de Maria es una Gran Mentira Catolica!
Ad Jesum:
Dios le bendiga, que bueno que ha vuelto al tema, pero quizas llegó con más off topics, de lo necesario,
Pero ya, fuera de bromas, estaba yo revisando el tema, y encontré esto muy al principio,
¿La Asunción de María?
El dogma de la Asunción de María es el último dogma proclamado por la Iglesia de Roma al respecto, y lo fue en una fecha tan reciente como la del año 1950, siendo una consecuencia lógica de aceptar la doctrina de la Inmaculada Concepción. La Escritura dice que la paga del pecado es la muerte (Ro. 6: 23). Con que María, según Roma, era sin pecado, no podría morir. En ese momento, el Vaticano debía tomar una decisión. Si ella no podía morir, debía ser tomada en cuerpo y alma al cielo, como lo fue Jesús.
Desde hace poquísimos años, cada católico-romano está obligado a creer que esto fue así, que María fue ascendida por los ángeles en cuerpo y alma al cielo. Evidentemente, ninguna mención hay de eso en la Biblia, sencillamente porque no la puede haber. Aquí, nos encontramos con la contradicción entre lo que declara la Sagrada Escritura y el dogma romano. Además de lo que la Biblia nos dice en cuanto a que << no hay justo ni aún uno >>, que ya vimos en su momento, la Palabra de Dios nos dice en 1 Corintios 15: 50, <... la carne y la sangre no pueden heredar el reino de Dios ...>>.¡Dios no se contradice!
De tradiciones se trata
¿Según esa doctrina, María no murió sino que se quedó dormida?. Existen dos tradiciones distintas según el diccionario de teología católico romana sobre este particular. Una tradición apoya la inmortalidad de María, es decir, que no pasaría por el trance de la muerte, sino que simplemente se quedaría dormida. La otra tradición indica que María murió tranquilamente sin sentir el sufrimiento y el temor que normalmente padecen las personas al morir (los pecadores), puesto que ello es consecuencia del pecado, y esto no afectó a María; y que lo mismo que su hijo Jesús, resucitó al tercer día. Hay diversas variantes de esta tradición, una de las cuales dice que resucitó en el día quince, y otra que lo hizo en el día cuarenta después de su muerte.
Fantasía religiosa medieval
Muchos de estos detalles son fantásticos, novelescos y del todo inverosímiles, que no se compaginan en absoluto con los relatos de los Evangelios canónicos. Según estas tradiciones, la madre de nuestro Salvador siendo ya una anciana y cansada de vivir en este mundo, le suplicaría a su hijo en el cielo que se la llevara cuando antes a estar con él. Jesús entonces le enviaría un ángel para que le anunciase su muerte, noticia que ella recibiría con inmenso júbilo, mandando aparejar muchas velas (costumbre esa proveniente del paganismo) y aderezar el aposento. Para estar presentes en el momento de la muerte de María, todos los apóstoles con excepción de Tomás se darían cita en Belén donde ella viviría ¿?. Juan se trasladaría desde Efeso cabalgando en una nube, y del mismo modo viajarían los demás apóstoles desde los distintos países del mundo en que se encontraban predicando. Llegado el momento de su muerte, María se recostaría en su cama mientras que los apóstoles, de rodillas, y envueltos en lágrimas, la besarían y la despedirían. Ella los bendeciría y consolaría diciéndoles, <>.
Ángeles del cielo comenzarían a llegar, y después Jesucristo mismo, descendiendo en otra nube, aparecería ante su madre, y en medio de una luz deslumbradora, de dulces armonías celestiales, llevaría el alma de María al cielo. Su cadáver no se corrompería sino que derramaría delicadísimos perfumes. Después los apóstoles le darían honrosa sepultura en el valle de Josafat. De que como se enterarían los apóstoles de su resurrección, la tradición dice que al tercer día de estar sepultada, llegó Tomás en una nube, y al descender en el monte de los Olivos observaría como en aquel mismo instante María era transportada a los cielos en cuerpo y alma, llevada por su hijo Jesús, y un coro de seres angelicales. Luego Tomás buscaría a los otros apóstoles y les relataría lo acontecido, pero ellos se mostrarían incrédulos afirmando que ellos mismos la habían sepultado. Ante la insistencia de Tomás, irían con él al sepulcro convenciéndose por sí mismos de que estaba vacío, lo cual les haría aceptar la creencia de que María había resucitado y había sido elevada al cielo en cuerpo y alma.
Evidentemente, todo este relato no es sino una leyenda de la más pura fantasía medieval. Las Sagradas Escrituras no dicen nada al respecto, ni por asomo, ¿cómo, entonces, se originó todo esto?. Los orígenes de estas leyendas son muy oscuros. Las primeras referencias parecen hallarse en unos libros apócrifos titulados <> y <> , escritos ambos a finales del siglo IV; expresamente condenados como heréticos por el papa romano Gelasio I a principios del siglos VI. Sin embargo, a finales de ese siglo (s.VI), la festividad empezaba a tener arraigo entre los católicos de Oriente de aquel tiempo, decidiendo entonces el emperador Mauricio que se celebrase el 15 de agosto. También el papa Gregorio el Grande ordenó que se celebrase en esa misma fecha en el Occidente. San Juan Damasceno afirma que en el siglo VIII que la festividad de la Asunción es ampliamente observada entre los católico romanos. Durante la Edad Media apareció un libro escrito en latín, titulado <> , en el que se recogen muchas de estas historias con respecto a María, tales como su nacimiento milagroso de unos padres ya ancianos llamados Joaquín y Ana; su vida en el Templo desde la edad de tres años hasta los doce; su boda con José cuando este contaba con ¡más de ochenta años!; y algunas de las anécdotas de su muerte y de su resurrección, tales como las que hemos mencionado, y que parecen provenir de libros apócrifos como el <> , que no tiene nada que ver con la Epístola de Santiago.
Sin embargo, el papa Benedicto XIV declaraba en 1840 que esta clase de tradiciones no encerraban el peso suficiente como para declararlas artículo de fe. No obstante, al final, fue declarado el dogma, y por tanto, los verdaderos católico-romanos deben creerlo, tal dogma de la Asunción de María basado en todas esas tradiciones sin fundamento en la verdad. El papa Pío XII, el 1 de noviembre de 1950, en una constitución apostólica, proclamó como artículo de fe y dogma oficial de la Iglesia de Roma, la doctrina de la Asunción de María a los cielos, con las siguientes palabras: <> . Como se puede ver, en esta declaración no se especifica si María murió o no, ni se narran los hechos que la tradición atribuye a Tomás y a los demás apóstoles viajando en nubes, etc. pero en ellas está basado, como venimos diciendo.
Hay que apuntar que el mismo papa Pío XII, cuatro años antes de su dogmática declaración, había escrito una carta a los obispos católicos del mundo entero consultándoles sobre la conveniencia o no de declarar dicha doctrina como dogma, siendo la respuesta del episcopado favorable. Vemos aquí que ese dogma no fue declarado por Dios, tal y como reza la declaración dogmática arriba leída, sino que fue una simple decisión humana.
(...)
La verdadera regla de fe y conducta
Los cristianos, sólo aceptamos la Sagrada Escritura como la única norma de fe y conducta, porque sólo ella es la Palabra de Dios. Por lo tanto, rechazamos como verídica, cualquier revelación que contradiga la Palabra de Dios. No creemos estas historias y leyendas que hemos leído, así como otras, basadas en libros apócrifos que no pertenecen al canon del Nuevo Testamento, ni tampoco fueron creídas por los padres y doctores de la Iglesia, ni por los teólogos más prestigiosos. Si la pretendida Asunción de María hubiera sido un hecho real, resultaría ilógico el que hubiera sido silenciado en la Palabra de Dios. Pero lo cierto es que ni en los cuatro Evangelios, ni en las Epístolas apostólicas, ni en el libro de los Hechos de los apóstoles, ni en los mismos escritos del apóstol San Juan, quien estuvo al cargo de María por encargo de Jesús cuando estaba clavado en la cruz del Calvario, se menciona nada sobre el particular.
Está demostrado que cuando se enfatiza en la <>, Jesucristo queda a un lado, se le ve como el <>, pero cuando se enfatiza al Hijo de Dios, María queda en su lugar, sin exageraciones.
Por todo ello, los cristianos no rendimos a María ningún culto, así como tampoco se lo rendimos a Moisés, a Abraham, o al apóstol San Pablo, ni a ningún otro personaje humano, por muy devoto y santo que haya sido, ya que el mismo Jesús fue quien dijo: <> (Mateo 4: 10). No obstante, de idéntica manera que reconocemos la fe de Abraham, el celo de Elías, la obediencia de David, el arrepentimiento de Pedro y el celo de Pablo, por sólo citar unos ejemplos de siervos del Señor, estimulando a las gentes a que imiten su piedad, así también amamos y respetamos a María, a la que reconocemos una obediente mujer, a la que Dios escogió para llevar en su vientre al Salvador del mundo, y por ello, es bienaventurada, y bendita entre las mujeres (Lc. 1: 28).
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Esther
Tomado de este mismo tema: aqui
No tenemos ningún mandamiento para el pueblo de Dios, que nos indique que Dios quiera que se le rinda culto, ni para ensalzarla más allá de toda razón, ni para tener que creer que fué asunta al cielo, ni mucho menos, esperar algún favor de ella.
Lamentablemente para el católico no lo puede aceptar así. Sería muy útil entender que Maria no es el camino para llegar a Jesús y con ello a Dios, sino que es por medio de Jesús y tan sólo de El, que Dios se ha hecho cercano a los hombres... ¿como pues el hombre se acerca primero a su Madre como si fuese a Dios, rindiéndole honor y gloria, como si fuese a Dios?
Dios está ahí presente y cercano, queriendo y buscando a sus hijos, es un Dios que se muestra cercano al que le busca con corazón sincero y humilde, es un Dios que se goza cuando su Nombre es Glorificado, es un Dios que se complace en el Hijo.
Las doctrinas sobre Maria, lo que hacen es poner nuevamente, intermediarios entre el hombre y Dios, intermediarios que no pueden (no porque no quieren, sino porque careceden de la facultades para hacerlo), interceder eficazmente por los hijos de Dios. La Asunción de Maria apunta a que ella fue santa más allá de todos los mortales, deriva de que de todos los hombres, ella quizas fué la única que aún antes de nacer Jesús, había sido redimida, y de que fue concebida sin pecado, como si sus padres, no fuesen parte del resto de la humanidad que necesitaba ser redimida.
Lo que se sabe de ésta doctrina, para empezar, es que falta un testimonio explícito y directo de la Escritura sobre la asunción de María a los cielos y no hay tampoco en la tradición de los tres primeros siglos ningún tipo de referencia al destino final de la Virgen.
Lo más seguro, según la evidencia bíblica existente, es que María habría muerto como todos los seres humanos y que, como los demás, aguarda la resurrección y la glorificación final.
Bendiciones!