BS''D
Cuando los hijos de Israel oyeron la lectura del Libro de la Alianza (séfer habrít) contestaron con unas palabras muy especiales que merece la pena compartir: Naasé Venishmá. Haremos y luego escucharemos.
Puede interpretarse como: "estamos dispuestos a hacer lo que nos digas aún cuando no estemos enterados de lo que nos dirás".
Uno de los mandamientos que el Eterno entregó de manera exclusiva a los hijos de Israel en el evento magno registrado en Éxodo 20 es:
La complejidad del texto hebreo permite interpretar que el Eterno no quiere que sean reconocidos por los judíos lo que los otros (ajerím) llaman dioses.
Éste mandamiento es considerado por los hijos de Israel como mipi hagvurá. Es decir, que fue oído directamente de la boca del Eterno.
Los restantes del decálogo fueron transmitidos por Moshé.
He conversado con una enorme cantidad de cristianos, feligreses, "ministros de la palabra" (así se denominan en sus iglesias), pastores y maestros.
Todos expresan su conmoción por la no aceptación de los judíos acerca de Jesús.
Tengo que comunicarles que "ustedes" son en gran parte responsables de que el pueblo judío no tenga el más ínfimo interés en tan siquiera oir acerca de Jesús.
Quiero aclarar que cuando digo "ustedes" así, entre comillas, es porque me refiero en particular a los cristianos que veneran al dios trinidad o que de alguna manera creen que Jesús es D'os o dios.
Jesús está en la categoría de dios ajeno o dios de otros porque así lo presentan y lo defienden.
El día que "ustedes" renuncien a esa creencia infunda-da/ble muchas cosas al respecto cambiarán.
Cuando los hijos de Israel oyeron la lectura del Libro de la Alianza (séfer habrít) contestaron con unas palabras muy especiales que merece la pena compartir: Naasé Venishmá. Haremos y luego escucharemos.
Puede interpretarse como: "estamos dispuestos a hacer lo que nos digas aún cuando no estemos enterados de lo que nos dirás".
Uno de los mandamientos que el Eterno entregó de manera exclusiva a los hijos de Israel en el evento magno registrado en Éxodo 20 es:
לֹא-יִהְיֶה לְךָ אֱלֹהִים אֲחֵרִים, עַל-פָּנָי
LO-IHIEH LEJA ELOHIM AJERIM, AL-PANAI
LO-IHIEH LEJA ELOHIM AJERIM, AL-PANAI
La complejidad del texto hebreo permite interpretar que el Eterno no quiere que sean reconocidos por los judíos lo que los otros (ajerím) llaman dioses.
Éste mandamiento es considerado por los hijos de Israel como mipi hagvurá. Es decir, que fue oído directamente de la boca del Eterno.
Los restantes del decálogo fueron transmitidos por Moshé.
He conversado con una enorme cantidad de cristianos, feligreses, "ministros de la palabra" (así se denominan en sus iglesias), pastores y maestros.
Todos expresan su conmoción por la no aceptación de los judíos acerca de Jesús.
Tengo que comunicarles que "ustedes" son en gran parte responsables de que el pueblo judío no tenga el más ínfimo interés en tan siquiera oir acerca de Jesús.
Quiero aclarar que cuando digo "ustedes" así, entre comillas, es porque me refiero en particular a los cristianos que veneran al dios trinidad o que de alguna manera creen que Jesús es D'os o dios.
Jesús está en la categoría de dios ajeno o dios de otros porque así lo presentan y lo defienden.
El día que "ustedes" renuncien a esa creencia infunda-da/ble muchas cosas al respecto cambiarán.