Cuando se recurre a las mismas Escrituras para comprobar lo verdadero, no hay errores ni fallas.
La referencia de los 144,000 sellados es explícita: 12,000 de cada tribu de la nación de Israel y nadie más.
Tu alegato no cuenta: los israelitas no entraron a la tierra prometida, pero eso no significó rechazo de Dios a Israel.
Es evidente que aquí se trata de una cifra simbólica que, además, se saca sumando las letras de la frase hebrea "todos los hijos de Israel", con sus correspondientes valores numéricos. Este juego se llama "gematría", que consiste en sumar los números de las letras del alfabeto hebreo. Sumándolos da precisamente 603.550. Es decir, es el número simbólico del pueblo liberado por Dios de la esclavitud de Egipto y no una cantidad exacta.
San Juan en el Apocalipsis, para enseñarnos que nosotros somos el nuevo pueblo de Israel, liberado por Cristo de la esclavitud del pecado, lo dice con un número simbólico: 144.000, que resulta de multiplicar 12 x 12 x 1000. El número doce es la cifra de los elegidos (12 tribus, 12 apóstoles...). Al decir que se van a salvar 144.000 elegidos serán, entonces, 12 (los elegidos del Antiguo Testamento), x 12 (los elegidos del Nuevo Testamento), en una gran cantidad (x 1.000). Multipliquen y verán que salen los 144.000 señalados (Ap 7,4-8).
Además, para que no nos quepa la menor duda, Juan agrega, en su lenguaje simbólico:
"...Luego miré y había una muchedumbre inmensa, que nadie podía contar, de toda nación, raza, pueblo y lengua, de pie delante del trono y del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en sus manos..." (Ap 7,9).
Es decir, no son sólo esos ciento cuarenta y cuatro mil, sino que forman un pueblo incalculable, imposible de contar o de encerrar en una cifra, y proveniente de todas partes del mundo.
Dios quiere salvar a toda la humanidad
Que este grupo innumerable lo integran los salvados lo notamos por tres elementos simbólicos: Todos tienen vestiduras blancas, que en el Apocalipsis simbolizan la salvación; tienen palmas en sus manos, como señal de triunfo y están todos ya delante de Dios y del Cordero (es decir, de Cristo muerto y resucitado).
Y cuando Juan vuelve a darnos este número en Ap 14,1, para evitar el error de pensar que sólo un grupo reducido serán los salvados, agrega: "... Estos son los que han sido rescatados de entre los hombres como primicias para Dios y para el Cordero..." (Ap 14,4).
Si los llama "primicias", significa que sólo son los primeros en llegar a la salvación, pero que aún faltan más por venir. Es decir, no pretende dar un número exacto.
Para todos aquellos y aquellas que afirman que serán pocos los que se salven (Lc 13,23) o aquellos que quieran, con espíritu un tanto sectario, decir que nada más se salvarán estos 144.000, les queremos recordar, como afirma san Lucas, que todos los hombres verán la salvación de Dios (Lc 3,6), y san Pablo en sus cartas, al decir que Dios quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4). Es decir, que Dios quiere salvar a toda la humanidad y no a unos cuantos pocos.
Además, siendo sinceros, si Jesús vino a este mundo a salvar tan poquito número de gente, la verdad es que sufrió muchísimo y su redención sería solo para ellos. Y ya sabemos que su muerte y resurrección, a todos y todas nos ha redimido, a todos los seres humanos, desde Adán hasta los hombres y mujeres que vivan en este mundo, hasta el final de los tiempos, pasando por los actuales seres humanos.
Ni la Biblia ni la Iglesia nunca han enseñado la cantidad o el número exacto de los que se van a salvar.