Re: ¿JESUS DIJO QUE ERA DIOS?
Para los que insisten en relacionar Juan 8:58 con Exodo 3:14-15
¿Dijo realmente Jesús: “YO SOY?
Numerosos intérpretes cristianos ven en la expresión yo soy una alusión al Nombre con el cual el Eterno se presenta en Éxodo 3:14. Sin embargo, en el texto original hebreo de Éxodo no está escrito yo soy, sino el verbo ser en futuro, “ehiyé” – seré – que comúnmente se traduce como Yo soy.
Si vamos al texto griego de los Escritos Apostólicos, que es la base de las traducciones castellanas, vemos que la expresión “ego eimi”, que en Juan 8:58 fue traducido como yo soy,aparece en unos 40 lugares más, y no sólo en la boca de Jesús. Mencionaremos algunos ejemplos: En Mateo 24:5; Marcos 13:6 y Lucas 21:8 Jesús está profetizando que van a venir muchos en Su nombre diciendo Yo soy (“ego eimi”) el Mesías y engañar a muchos.
En Juan 9:9 está escrito acerca del hombre que había nacido ciego y que había sido sanado por medio de Jesús: “Unos decían: El es; y otros decían: No, pero se parece a él. El decía: Yo soy (“ego eimi”).” (LBLA). En Hechos 10:21 está escrito: “Pedro descendió a donde estaban los hombres, y les dijo: He aquí, yo soy (“ego eimi”) el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido?” (LBLA).
Vemos, por tanto, que la expresión “ego eimi” es utilizada como traducción no sólo de las palabras de Jesucristo, sino también de otras personas. Ni el hombre que había nacido ciego y luego fue sanado, ni Pedro, tenían en mente el Nombre del Eterno cuando dijeron que fueron ellos. En Juan 8:58, el texto arameo, Peshita, usa la palabra “aiytay” la cual es un substantivo y se traduce como es. Esta palabra aparece unas veinte veces en el texto Peshita de los Escritos Apostólicos. Tampoco esta palabra fue usada sólo para palabras de Jesús sino también para las de otros hombres cuando hablan de sí mismos, por ejemplo Zacarías (Luc. 1:18), Juan el bautista (Jn. 1:21), Pablo (Rom. 7:25; 1 Cor. 9:2, 21; 15:10) y otros. Por lo tanto, el texto arameo tampoco da evidencia alguna de que lo que dijo Yeshúa en Juan 8:58 fuera una alusión al Nombre del Eterno porque la misma expresión aparece en la boca de varias otras personas.
¿En qué idioma hablaba Jesucristo cuando estaba delante de sus conciudadanos judíos en Juan 8? El griego es totalmente descartado porque el griego no fue el idioma que los judíos utilizaban para comunicarse mutuamente en la tierra de Israel.17 Por eso Jesús no utilizó la expresión “ego eimi” que está escrita en la traducción griega de Juan 8:58. Él no dijo Yo Soy en griego. El texto griego utiliza exactamente la misma expresión en Juan 8:58 y otros,18 donde el Señor enfatiza que se trata de él, que cuando el ciego dice que es él en Juan 9:9. Si la expresión griega “ego eimi” fuera una alusión a Éxodo 3:14 cuando Jesús habla de sí mismo, si seguimos las reglas de interpretación, debería serlo también cuando el ciego habla de sí mismo exactamente de la misma manera, todo esto en el supuesto caso de que hablaran en griego. Pero es muy difícil que Jesús hablara en griego a los judíos, ¡cuánto más imposible será que un ciego que no había tenido posibilidad de ir al colegio y aprender a leer y escribir, hablara en un idioma extranjero!
Por lo tanto, no podemos basarnos en los textos griegos para analizar lo que salió de la boca de nuestro Maestro cuando dijo que era él. Aunque lo más probable es que Jesucristo haya hablado en hebreo, vamos a suponer que hablara en arameo, lo cual sería posible porque el arameo fue la lengua franca en ese tiempo que se hablaba en todo el área desde Mesopotamia hasta Mitsrayim. Entonces, según el texto arameo Peshita, hubiera utilizado el sustantivo “aiytay” (alef, yud, tav, yud) que viene de la raíz alef, yud, tav.
Si analizamos el texto arameo de Éxodo 3:14 encontramos palabras completamente diferentes. Allí no se tradujeron los nombres hebreos con los cuales el Eterno Dios Jehová se presentó, sino está escrito: “ahiah” (alef, hey, yud, hey) que es una transliteración de la palabra original hebrea “ehié” (alef, hey, yud, hey) que significa seré o estaré. La palabra hebrea “ehié”, que aparece tres veces en Éxodo 3:14, no está escrita en presente y, por lo tanto, no significa Yo Soy, sino está escrita en futuro y significa seré o estaré. La misma palabra aparece, entre otros lugares, en Génesis 26:3; 31:3, donde el Dios promete que va a estar con Yitsjak y con Yaakov y en Éxodo 4:12, 15, donde el Jehová dice a Moisés que va a estar con su boca y en Deuteronomio 31:23; Josué 1:5, 3:7, donde Dios promete que va a estar con Yehoshúa (Josué).
La traducción aramea utiliza en estos textos la palabra “ehve” con la raíz hey, vav, alef, que significa seré o estaré. Tiene el mismo significado que en hebreo. Sin embargo, la raíz de la palabra “iytay” que aparece en Juan 8:58 y otros, es alef, yud, tav. Por lo tanto, se trata en este caso de una palabra totalmente diferente con una raíz completamente diferente. Ahora bien, si la palabra utilizada en Juan 8:58 es otra totalmente diferente a la de Éxodo 3:14 ¿entonces qué relación hay entre los textos? ¡Ninguna!
En las versiones hebreas de los Escritos Apostólicos, que han sido traducidas del griego, en Juan 8:58 se utiliza la expresión “ani haiti” que significa yo era o yo fui.
Contrario a esto, en las versiones hebreas de Juan 8:24 y otros,19 aparece la expresión “ani hu” que literalmente se traduce como yo [soy] él y se entiende como soy yo o yo lo soy.Observe que el verbo ser o estar ni siquiera aparece en la boca del Maestro porque no se usa ni en el hebreo ni en el arameo en tiempo presente. Pero en Éxodo 3:14 se utiliza el verbo “lihiot” – ser, estar – en el futuro – “ehié” – seré, estaré, que todas las versiones cristianas que he visto, han traducido como Yo soy. A pesar de esto, es evidente que el verbo ser o estar es lo esencial en este versículo, sí, es el mismo núcleo de aquel Nombre con el cual Dios se presenta a Sí mismo. Pero como Jesús hablaba en hebreo o en arameo ¡ni siquiera utilizó el verbo ser en el presente cuando dijo que era él! Así que, cuando El dice “ani hu” – yo él – o “de’na ‘na” – yo yo – no podemos encontrar ninguna relación con el Eterno Dios, que en Éxodo 3:14 se presenta con el verbo ser en futuro “ehié” – seré.
Entonces ¿en qué se basan los que dicen que la expresión yo soy del Señor es una alusión a Éxodo 3:14 cuando ni en el hebreo ni en el arameo hay tales alusiones? ¿Será que se basan en la traducción de Seputaginta de Éxodo 3:14? Allí aparece al principio la frase griega “Ego eimi ho on”, que significa Yo soy el existente. ¿Será que los intérpretes cristianos se hayan basado más en una traducción al griego de las Escrituras hebreas para hacer su exégesis, que en las palabras hebreas originales y las lenguas semíticas en que hablaron Yeshúa y sus emisarios?
La pregunta es si la interpretación de una relación entre las palabras del Maestro y el Nombre de Dios, se ha basado en la traducción dudosa de la palabra “ehié” como Yo soy en Éxodo 3:14 en lugar de ir a la fuente hebrea de las Escrituras. En el caso de que fuera así, tendríamos aquí otro ejemplo de la importancia de ir al origen semítico de la revelación celestial y no basarnos en las traducciones para no sacar conclusiones equivocadas que pueden, en su peor caso, producir consecuencias catastróficas. La Septuaginta fue considerada por los padres de la Iglesia como divinamente inspirada y pregunto si esta no es la razón principal por la que esta interpretación equivocada se haya producido.
Sin embargo, es posible trazar la expresión griega “ego eimi” – yo soy – a la expresión hebrea “ani hu” – yo [soy] él – si uno se basa en los textos donde la Septuaginta ha traducido “ani hu” como “ego eimi”.22 Vamos a ver algunos ejemplos de ellos: En Deuteronomio 32:39 está escrito: “Ved ahora que yo, yo soy (”ani hu”/”ego eimi”), y no hay dioses conmigo; yo hago morir, y yo hago vivir; yo hiero, y yo curo; y no hay quien pueda librar de mi mano.” (LBLA) En Isaías 46:4 está escrito: “Y hasta la vejez yo mismo (”ani hu”/”ego eimi”); y hasta las canas, yo os soportaré. Yo hice, yo llevaré, yo soportaré, y guardaré.” (LBLA) En Isaías 48:12 está escrito: “Oyeme, Jacob, y tú, Israel, llamado mío: Yo mismo (”ani hu”/”ego eimi”), yo el primero, también yo el postrero.” (LBLA).
En estos casos vemos que hay una relación entre la expresión hebrea “ani hu” y la expresión griega “ego eimi”. En todos estos casos el Eterno está utilizando esta expresión para destacar quién es Él. De esto se podría sacar la conclusión, como lo hacen muchos teólogos cristianos, que Jesús simplemente estaba aludiendo al Nombre de su Padre cuando en Juan 8:24 y otros lugares, utilizó una expresión similar, como está escrito: “Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy (”ani hu”/”ego eimi”), en vuestros pecados moriréis.” (RV60)
En Juan 8:28 está escrito: “Les dijo, pues, Jesús: Cuando hayáis levantado al Hijo del Hombre, entonces conoceréis que yo soy (”ani hu”/”ego eimi”), y que nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo.” (RV60). Al traducir “ego eimi” como YO SOY, con mayúsculas, como lo hacen algunas versiones castellanas en estos textos, automáticamente son dirigidos los pensamientos a una traducción dudosa de Éxodo 3:14, y así el lector es engañado a asociar su pensamiento a algo que el texto original no dice. Hubiera sido mejor traducir “ego eimi” como soy yo para no engañar a los lectores a relacionar dos textos que no tienen ninguna relación gramatical en el idioma original.
Por otra parte, si Jesús hubiera hablado en arameo habría utilizado, según el texto arameo Peshita de los Escritos Apostólicos, la expresión “de’na ’na” o “’na ’na” que significa yo [soy] yo. Y como estas expresiones son las traducciones de la expresión hebrea “ani hu”, cabe también la posibilidad de encontrar una conexión entre lo que Jesús dice de sí mismo en Juan 8:24, 28 y otros, y los textos del Tanaj donde Jehová Dios dice “ani hu” de Sí mismo.
No obstante, hay un problema que surge con esta interpretación por causa de aquellos textos donde otras personas utilizan la misma expresión, tanto en hebreo, arameo como en griego. En 1 Crónicas 21:17 está escrito: “Y David dijo a Dios: ¿No soy yo (”ani hu”/”ana huv”/”ego eimi”) el que ordenó enumerar al pueblo? Ciertamente yo soy el que ha pecado y obrado muy perversamente, pero estas ovejas, ¿qué han hecho? Oh SEÑOR, Dios mío, te ruego que tu mano sea contra mí y contra la casa de mi padre, pero no contra tu pueblo,para que no haya plaga entre ellos.” (LBLA).
En Lucas 21:8 está escrito: El entonces dijo: Mirad, no seáis engañados; porque vendrán muchos en mi nombre, diciendo: Yo soy (”ani hu”/”de’na ’na”/”ego eimi”); y, el tiempo está cerca: por tanto, no vayáis en pos de ellos. (RV09). En Juan 9:8-9 está escrito: “Entonces los vecinos y los que antes le habían visto que era mendigo, decían: ¿No es éste el que se sentaba y mendigaba? Unos decían: El es; y otros decían: No, pero se parece a él. El decía: Yo soy (”ani hu”/”de’na ’na”/”ego eimi”).” (LBLA)
He aquí dos o tres testimonios que hablan de que hombres comunes utilizan la expresión ”ani hu”/”de’na ’na”/”ego eimi”. Por lo tanto, esta expresión no constituye una evidencia de que Jesús tendrá que ser Dios por haberla utilizado cuando hablaba de Sí mismo. ¿Entonces qué quería decir cuando utilizaba la expresión yo soy o soy yo?
Si analizamos los contextos en los Escritos Apostólicos donde aparece la expresión, vemos que hay una alusión clara al Mesías esperado, como está escrito en Marcos 14:61-62:“Mas El callaba y nada respondía. Le volvió a preguntar el sumo sacerdote, diciéndole: ¿Eres tú el Cristo, el Hijo del Bendito? Jesús dijo: Yo soy (”ani hu”/”’na’na”/”ego eimi”); y veréis al HIJO DEL HOMBRE SENTADO A LA DIESTRA DEL PODER y VINIENDO CON LAS NUBES DEL CIELO.” (LBLA)
En Mateo 24:5 está escrito: “Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: "Yo soy (”ani hu”/”de’na ’na”/”ego eimi”) el Cristo", y engañarán a muchos.” (LBLA). En Juan 4:25-26 está escrito: “La mujer le dijo: Sé que el Mesías viene (el que es llamado Cristo); cuando El venga nos declarará todo. Jesús le dijo: Yo soy (”ani hu”/”’na ’na”/”ego eimi”), el que habla contigo.” Vemos en esto textos que el concepto yo soy está relacionado con el concepto Mesías. Por eso, cuando Yeshúa dijo “ani hu” o ”de’na ’na” de sí mismo, no debemos asociarlo con el Nombre del Dios el Eterno sino con el Mesías prometido que todos estaban esperando.
Consecuentemente no podemos encontrar evidencias de que Jesús haya dicho que Él era el Eterno antes de que Abraham naciera. Sin embargo, podemos decir, a base de un fundamento sólido, que Él dijo que era el prometido Mesías mucho antes de que Abraham fuera hecho.
Conclusión
He resumido el verdadero sentir de la unanimidad del testimonio de las Escrituras y otros escritos judíos en cuanto a la preexistencia del Mesías, antes de la creación del mundo, lo cual también significa que Él existía eternamente antes del inicio del tiempo. El Mesías estaba en el interior del Padre desde la eternidad, pero desde el principio no fue un ser consciente sino un pensamiento, un proyecto, por medio del cual el Eterno Dios creó todo. El Mesías es el plan maestro para toda la creación y el Jehová Dios creó todo pensando en Él y por causa de Él. Sin embargo, el Mesías no fue el Creador sino el medio a través del cual Jehová creó todo, tanto lo invisible como lo visible. La Palabra se desarrolló después de haber sido un pensamiento, para ser una palabra pronunciada por medio de la cual todo fue hecho y es sostenido. Luego, la Palabra fue enviada como Escritura y finalmente fue un ser viviente en el hombre Jesucristo. Este hombre fue ungido para ser aquel Mesías que había sido creado para serlo. Después de haber vencido en todas las pruebas y haber sido obediente hasta la muerte, fue levantado y deificado e investido de aquella inmortalidad y aquella gloria que le habían sido reservadas desde la eternidad, desde antes de la existencia del tiempo. Como hombre divinizado fue puesto para gobernar sobre toda cosa creada porque todo fue creado para ser puesto bajo Sus pies. Cuando finalmente haya reinado como el representante del Eterno hasta que todos Sus enemigos hayan sido puestos debajo de sus pies, Él mismo entregará toda la creación “a su Dios y Padre” para que todos puedan ser totalmente llenos de toda la plenitud de Elohim, en conformidad perfecta con el propósito inicial para la creación.
También hemos visto que la Palabra, en todas sus facetas de desarrollo, es el único camino de comunicación que hay entre el Creador y la creación. Finalmente al basarnos en los textos bíblicos semíticos vimos como la expresión yo soy en la boca de Jesús no está relacionada con el Nombre del Eterno sino con el Mesías prometido. Grandes problemas surgen cuando uno promueve la idea de un Mesías que es Elohim venido en carne. Entonces, por un lado se contradicen los textos claros del Tanaj que establecen que Elohim no es hombre y, por el otro lado, se está poniendo en la boca de Jesús algo que Él nunca dijo de Sí mismo y de esa manera uno le convierte en un falso testigo.
En Números 23:19 está escrito: “Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta. ¿Lo ha dicho El, y no lo hará?, ¿ha hablado, y no lo cumplirá?”(LBLA). En 1 Samuel 15:29 está escrito: También la Gloria de Israel no mentirá ni cambiará su propósito, porque El no es hombre para que cambie de propósito. (LBLA). En Job 9:32 está escrito: Porque El no es hombre como yo, para que le responda, para que juntos vengamos a juicio. (LBLA). En Oseas 11:9 está escrito: No ejecutaré el furor de mi ira; no volveré a destruir a Efraín. Porque yo soy Dios y no hombre, el Santo en medio de ti, y no vendré con furor. (LBLA).
Es grave creer, basado en Juan 8:24, que uno tendrá que morir en sus pecados si uno no cree que Jesús sea el Dios Eterno, como la Biblia de las Américas tradujo de esta manera:“Por eso os dije que moriréis en vuestros pecados; porque si no creéis que yo soy, moriréis en vuestros pecados.”
Creer que Jesús es Él no es lo mismo que creer que Él es Dios. El testimonio del resto de las Escrituras no enseña que la salvación depende de la fe en la deidad de Jesucristo, sino si uno cree en el testimonio que dios nos da respecto del Cristo como el Mesías prometido, el Hijo de Dios que, según las Escrituras, tenía que sufrir, morir y ser resucitado al tercer día como un sacrificio expiatorio por el pecado de todos los hombres, como está escrito en 1 Corintios 15:1-8, 11: “Ahora os hago saber, hermanos, el evangelio que os prediqué, el cual también recibisteis, en el cual también estáis firmes, por el cual también sois salvos, si retenéis la palabra que os prediqué, a no ser que hayáis creído en vano. Porque yo os entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; que se apareció a Cefas y después a los doce; luego se apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen (en la muerte); después se apareció a Jacobo, luego a todos los apóstoles, y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí... Sin embargo, haya sido yo o ellos, así predicamos y así creísteis.”
En Juan 20:31 está escrito: “éstas (cosas) se han escrito para que creáis que Jesús (Yeshúa) es el Cristo (Mesías), el Hijo de Dios; y para que al creer, tengáis vida en su nombre.”(LBLA). Este es el fundamento de la salvación, queridos amigos, y no si uno cree que JESUCRISTO es el Eterno.