Una manifestación es un holograma.
Allí en el monte santo no hubieron hologramas, sino una reunión de personas, entre ellas el Creador del Universo en forma humana, Jesús, hablando con Moisés y Elías.
A orillas del Jordán no hubo manifestaciones, la voz que se escuchó en el cielo fue la del Padre, y el hecho del descenso del Espíritu Santo en forma de paloma, está asociado a la pureza, la paz y la guía divina, por cuanto un Espíritu es invisible al ojo humano.
Hablar de manifestaciones es una herejía muy antigua, la cual pretende despersonalizar a cualquier integrante de la Deidad, como si fueran hologramas a control remoto y no una realidad divina con inteligencia, voluntad, y una misma sustancia Espíritual y en el caso del Espíritu Santo, un ser divino que actúa en el mundo, en la Iglesia y en los corazones de los fieles con el propósito de glorificar a Cristo como Dios Padre en él, y él en el Padre
Jua 14:11 Creedme que yo soy en el Padre, y el Padre en mí; de otra manera, creedme por las mismas obras. (Jn.16:14-15).