Jesús y sus apóstoles predijeron que sucedería después del tiempo de ellos.
Dijeron que habría una apostasía, una desviación, un apartarse de la adoración verdadera hasta el regreso de Cristo, cuando se restauraría la adoración verdadera antes del día de destrucción que Dios ha fijado para este sistema de cosas.
Respecto a ese “día”, el apóstol Pablo dijo: “No vendrá a menos que primero venga la apostasía y el hombre del desafuero quede revelado”. (
2 Tesalonicenses 2:3, 7.)
Más tarde, predijo: “Después de mi partida, se introducirán entre vosotros lobos crueles que no perdonarán al rebaño; y también de entre vosotros mismos se levantarán hombres y hablarán cosas perversas, para arrastrar a los discípulos detrás de sí”.(
Hechos 20:29, 30,
BJ.)
Otros discípulos de Jesús también escribieron acerca de esta apostasía con su clase clerical ‘desaforada’. (Por ejemplo,
2 Pedro 2:1; 1 Juan 4:1-3; Judas 3, 4.)
Pablo también escribió: “Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por sus propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oir novedades; apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas”. (
2 Timoteo 4:3, 4,
BJ.)
Jesús mismo explicó lo que había detrás de aquel desviarse en apostasía de la adoración verdadera.
Dijo que él había sembrado buenas semillas, pero que el enemigo, Satanás, sobresembraría mala hierba en el campo.
Así, junto con los primeros brotes del trigo apareció también la mala hierba.
Sí, habría de esperarse una desviación del cristianismo puro hasta la siega, cuando Cristo rectificaría la situación. (
Mateo 13:24-43.)