Entró a Jerusalén como Rey... pero ellos solo recibieron como un profeta más:
Mat 21:10 Cuando entró él en Jerusalén, toda la ciudad se conmovió, diciendo: ¿Quién es éste?
Mat 21:11 Y la gente decía: Este es Jesús el profeta, de Nazaret de Galilea.
Así están estos perversos foristas de la Torre del Vigía.
La Escritura les enseña claramente que en Jesús habita la totalidad de Dios:
Col 2:9 Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad,
Pero estos foristas solo le conceden un 50%.
Mat 21:17 Y dejándolos, salió fuera de la ciudad, a Betania, y posó allí.
Al otro día, cuando regresó a Jerusalén, en el camino, tuvo hambre:
Mat 21:19 Y viendo una higuera cerca del camino, vino a ella, y no halló nada en ella, sino hojas solamente; y le dijo: Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera.
La higuera era un símbolo de la nación de Israel, más particularmente de la parte de la nación que había regresado del cautiverio y ahora estaba en la tierra.
Juzgados a nivel nacional no había nada en ellos para Dios en Cristo, en su Hijo.
Y fueron condenados por el Hijo de Dios, porque tal es la expresión que significan estas palabras:
"Nunca jamás nazca de ti fruto. Y luego se secó la higuera."
Así están estos foristas de la Torre del Vigía, condenados, son árboles infructuosos sin fruto para Dios.
Esto establece el hecho incuestionable, de que la raza del primer Adán, como hombres religiosos en la carne, se hallan vacíos de Cristo, y nunca se hallará en ellos ningún fruto para Dios manifestado en carne.
Es una tristeza que habiendo tenido la oportunidad preciosa de ser Salvos por medio de Jesucristo, hayan despreciado a la fuente de la Vida Eterna el Hijo de Dios, leemos:
1Jn 5:11 Y este es el testimonio: que Dios nos ha dado vida eterna; y esta vida está en su Hijo.
1Jn 5:12 El que tiene al Hijo, tiene la vida; el que no tiene al Hijo de Dios no tiene la vida.
1Jn 5:19 Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero está bajo el maligno.
1Jn 5:20 Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento para conocer al que es verdadero; y estamos en el verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios, y la vida eterna.
Que el Señor prospere esta reflexión para la gloria del Padre en Cristo Jesús, Señor Nuestro.