Ah CLARO...
No te conviene saber la verdad, ¿cierto?
Bueno pues nada, sigue en tú ignorancia trinitaria.
La ignorancia no siempre es voluntaria.
En éste caso la tuya lo es...
La Verdad es Cristo.
Poncio Pilato al igual que tu, le dio la espalda a la Verdad.
La Encarnación no pudo ocultar por completo la Gloria Eterna de Cristo en su Preexistencia como Dios en el mismo Trono de su Padre.
Van subiendo cuatro hombres, pero son solo cuatro hombres comunes y corrientes, a los ojos de quienes los vieron subir.
Pero una vez arriba del monte, ocurre esto:
Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan su hermano, y los llevó aparte a un monte alto;
Mat 17:2 y se transfiguró delante de ellos, y resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.
Mat 17:3 Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías, hablando con él.
Hasta aquí todo estaba bien, pero no es sino hasta que las palabras de Pedro se pronunciaron, que esta visión fue completamente ocultada por una nube.
Mat 17:4 Entonces Pedro dijo a Jesús: Señor, bueno es para nosotros que estemos aquí; si quieres, hagamos aquí tres enramadas: una para ti, otra para Moisés, y otra para Elías.
Mat 17:5
Mientras él (Pedro) aún hablaba, una nube de luz los cubrió; y he aquí una voz desde la nube, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd.
No entendió el propósito de mostrar a Jesús como Dios.
Y las palabras de Pedro reducían al Hijo a nivel de Elías y Moisés.
El Padre no podía soportar tanta ingenuidad y falta de discernimiento, inmediatamente lo mando para el desierto, y abrió el cielo para que se oyera oír su testimonio:
"Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia; a él oíd."
En el desierto leemos:
Éxo 13:21
Y Jehová iba delante de ellos de día en una columna de nube para guiarlos por el camino, y de noche en una columna de fuego para alumbrarles, a fin de que anduviesen de día y de noche.
Así está usted, forista Azareus82 y su amigo "Emperador" y demás compañeros de apostasía.
Son incapaces de discernir al Hijo como Dios en el mismo Trono del Padre.
Toca mandarlos para el desierto detrás de una nube, que sigan una nube, porque no pueden soportar la Gloria de Dios en la faz de Jesucristo.