Judas, siervo de Cristo Jesús, pero hermano de Santiago, de los llamados, amados en Dios Padre, y guardados para Jesucristo.
2 Misericordia para ti y la paz y el amor se multipliquen.
3 Amados, procurando escribiros con toda diligencia acerca de esta salvación común, me pareció necesario escribiros, exhortándoos a contender por la fe que una vez fue dada a los santos.
4 Porque algunos hombres han entrado furtivamente, de quienes se ha escrito de antemano desde hace mucho tiempo para esta condenación; hombres impíos, convirtiendo la gracia de nuestro Dios en lascivia, y negando a nuestro único MAESTRO y SEÑOR JESUCRISTO.
5 Pero quiero recordarte, aunque ya lo sabes todo, que El SEÑOR, después de haber salvado al pueblo de la tierra de Egipto, destruyó por segunda vez a los que no creyeron:
6 ángeles también que no guardaron su primer estado, sino que dejaron su propia habitación, él los ha mantenido en cadenas eternas en tinieblas para el juicio del gran día.
7 cómo Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, entregándose a la lascivia de la misma manera que estos hombres, y habiendo ido tras otra carne, se presentan como ejemplo, sufriendo el castigo del fuego eterno.
8 Sin embargo, igualmente estos soñadores también contaminan la carne, pero desprecian el dominio y hablan mal de las dignidades.
9 Pero el arcángel Miguel, al contender con el diablo, disputaba por el cuerpo de Moisés, no se atrevió a presentar una acusación injuriosa, sino que
dijo: EL SEÑOR te reprenda.
10 Pero estos hablan mal de todo lo que en verdad no conocen, pero todo lo que entienden naturalmente como animales irracionales, en esto se corrompen.
11 ¡Ay de ellos! Porque en el camino de Caín anduvieron, y en el error de Balaam se precipitaron precipitadamente al pago, y en la contradicción de Corah perecieron.
12 Estos son los que son rocas en tus fiestas de amor, banqueteando contigo sin temor, apacentándose a si mismos; nubes sin agua, impulsadas rápidamente por los vientos; árboles tardíos de otoño sin fruto, dos veces muertos, arrancados de raíz;
13 olas furiosas del mar que hacen espuma su propia vergüenza; estrellas errantes, para quienes la negrura de las tinieblas se ha guardado para siempre.
14 Pero de éstos también profetizó Enoc, el séptimo desde Adán, diciendo:
He aquí, EL SEÑOR vino en sus santas miríadas,
15 para ejecutar juicio contra todos, y para convencer a todos los impíos entre ellos de todas sus malas obras en las que fueron impíos, y de todas las cosas duras que los impíos pecadores han hablado contra él.
16 Estos son murmuradores, quejumbrosos, que andan según sus propios deseos, y su boca habla grandes palabras hinchadas, admirando a las personas por lucro.
17 Pero ustedes, amados, recuerden las palabras que fueron dichas antes por los apóstoles de nuestro SEÑOR JESUCRISTO,
18 que dijeron que en el último tiempo habrá burladores andando según sus propios deseos en la impiedad.
19 Estos son los que separan, psíquicos, que no tienen espíritu.
20 Pero ustedes, amados, sobre la base de su santísima fe, orando en el Espíritu Santo,
21 guardaos en el amor de Dios, esperando la misericordia de nuestro SEÑOR JESUCRISTO para vida eterna.
22 Y algunos, a la verdad, reprenden cuando discuten;
¿Porqué OBVIARÍA completar Señor Jesucristo, si se refería al HIJO.?