Es obvio que si Jesús nació muerto y vendido al pecado, ninguna desobediencia empeoraría su situación.
Pero Jesús no nació muerto ni separado de Dios y no moraba en él, el mal ni el pecado.
Por ende de no haber resistido al diablo esa desobediencia no le hubiera permitido resucitar y vencer la muerte como hombre.
Y lograrlo como Dios no era el asunto que lo hizo venir en carne.
-Repito: A Jesús el Padre no le dio mandamiento alguno sino una obra que hiciese (Juan 17:4).