Re: Jesús advierte del “Cristo” de Mel Gibson
Hola Ricardo:
Mis disculpas por no darme cuenta que era tu propia experiencia personal y no la copia de un testimonio ajeno.
Creo que te equivocas feo cuando atribuyes a la envidia el cuestionamiento que los no católicos le hacen a la película. ¿Envidia de qué? ¿Acaso vamos los protestantes a aceptar el desafío y hacer nuestro propio film, con un “Cristo Bautista Fundamentalista”?
No te preocupes por lo otro, te lo dije no para que te disculparas, sino para que lo supieras. No se trata de eso. No buscaba tu disculpa, sino que lo supieras.
Bueno Ricardo. La envidia está ahí, y te voy a decir por qué. Porque no es de recibo que Pablo exhortara a sus ekklesias a "examinarlo todo, y retener lo bueno", y hoy en día cualquier cosa que venga de un señor que se dice "católico", sea absoluto anatema de modo automático para ciertos grupos no-católicos. Esto no es lo que decía Pablo, esto es lo que dicen las cabezas pensantes del poder fáctico del mundo religioso no-católico y lo que embuten a sus partidarios en la mente, y lo hacen por ganancia, para no perder "terreno" frente a lo "católico". ¡Qué ironía!... como si Dios no fuera Dios para todos y en todos... ¡como si su misericordia no fuera renovada cada día para con todos, católicos y no católicos! ¡Como si el Sol fuera distinto para unos y para otros porque unos y otros insistan en que su Sol es distinto!
Como si Dios debiera "algo" a "alguien"...
Qué fuerte esto de la religión, y qué distinto a la vida de ekklesia del siglo primero. Amigo Ricardo, una cosa es debatir teologías y doctrinas, y otra cosa es olvidar que al final del camino (parece mentira, pero algunos no sólo lo olvidan, sino que no lo saben) somos todos unos favorecidos. Ovejas favorecidas.
bien es cierto que en los juicios, tanto el juez como el jurado dictan su fallo decidiendo según les impresione la veracidad de los declarantes, sin haber sido ellos mismos testigos de nada, parece que muy poco tengo que hacer frente a la opinión mejor fundamentada de los que han sido testigos directos de las escenas del film.
Pues bien... nos quedamos con la órden tácita de Pablo: "EXAMINADLO todo."
NO me oigas a mí, oye a Pablo. Y si no examinas, ¿de qué juzgas? ¿Tan grande juez te crees, que puedes juzgar entre los juicios "buenos" y los "malos"? ¿En base a qué Sabiduría, pues, prestas oídos sordos a mi juicio y atiendes a los detractores? ¿Puedes contestar a esta pregunta? Pues te la contesto yo: tienes prejuicios innatos que inclinan tu balanza hacia un lado.
Y el argumento es muy poco sólido, porque el caso es que si el Juez pudiera ver cómo fueron los hechos con sus propios ojos, no se quedaría sentado a que se lo contaran otros, sino que él mismo iría a ver esa prueba o elemento decisorio final. Esto así ocurre en los juicios. En todo caso, hay un perito que efectúa una prueba objetiva que es el elemento principal del que hace uso el juez para dictar sentencia.
Así que la controversia proseguirá su legítima contienda entre los que vieron La Pasión.
Tampoco adelantaría gran cosa por ceder finalmente al reclamo de los amigos, y tras verla por mí mismo decir todo lo que me cuadre. En tal caso, igualmente se me desautorizaría, aduciendo - con bastante razón -, que el mantener mi postura se debe a que fui a verla con todos los prejuicios habidos y por haber, y el valor agregado de una tozudez que no quiere
dar el brazo a torcer.
No. Si mantienes tu postura, te lo dije, estás ante mí autorizado a criticar, juzgar, y todo cuanto te de la gana, pues ya habrás "examinado" y "retenido".
Dado que no voy a dar coces contra el aguijón ni a claudicar ante el testimonio que doy con mi renuncia a verla, lo único que resta es estar a la espera de las reacciones que se van produciendo entre los espectadores. Por supuesto que a sensibilidades distintas han de corresponder también impresiones diferentes. Donde existe un talento artístico, es posible que prime por sobre lo teológico o escritural del libreto.
Dices que al no verla estás dando un testimonio. Sí, estás dando el testimonio de que juzgas con los juicios ajenos. Y no cualquier juicio, no señor, sino el "duro", el "anatema". Lo que estás diciendo en definitiva es que al no verla no participas de "pecado". En fin, si te escuchas a ti mismo comprobarás que esta una actitud con poca solidez y muy lejos de aquello que Pablo animaba a sus ekklesias, pues en definitiva poco vas a "retener" si no das oportunidad a ese "examinar". Poca base de juicio alguno tenemos si no vivimos la cuestión en propias carnes. Yo tuve que hacerlo. Emití un juicio antes de verla (aunque sabiendo que iría a verla en breve), y creía que el juicio sería correcto por lo ya criticado y oído de otros... El mismo caso que tú. Ahora tu caso, que era el mío (y tendrás que aceptarlo te guste o no), es como el de aquel al que le dicen que tu jardinero es el diablo mismo y tú vas y te lo crees sin atreverte siquiera a mirarle o a hablar con él , no vaya a ser que te "contamine". ¿Qué clase de juicio es este? ¿Qué clase de actitud es esta? Lo que estás haciendo es tomar prestado lo de otros, y encima tienes la desfachatez de mostrarlo como tuyo, cuando no es cierto que sea tuyo. De igual modo, ese testimonio que dices es tuyo, no es realmente tuyo, sino el de esos otros de los cuales has tomado prestado el juicio para hacerlo como propio.
Así pues es evidente que ni el juicio ni el testimonio te pertenecen, por mucho que te afanes en ello, sino que son algo "prestado", "aliquilado", "arrendado" temporalmente... que durará lo que dure la idea o parecer del prestamista. Una vez modificado el juicio, "tu" testimonio hasta ese momento válido quedará inmediatamente descalificado y derogado para estar ahora subordinado a la "nueva idea" de aquellos de los cuales lo tomas todo prestado, que ahora ya han cambiado de "papeles".
Nuestros ojos físicos, psíquicos y
espirituales son como prismas que nos dan una caleidoscópica visión tan personal como irrepetible.
Aunque considero tu testimonio muy valioso, sobre todo por tu postura anterior, se me hace que posees ciertas cualidades muy finas y especiales, que te capacitan para captar aspectos que logran sobreponerse a otros considerandos, y sin falsear necesariamente la visión, sí pueden incidir a la hora de la evaluación. Pero esto que yo aventuro con respecto a tí, me lo puedes devolver con igual derecho.
Y si nos ponemos en plan "bíblico", en realidad no hay nada que pueda entrar en el hombre que pueda contaminarle... ¿cómo clamáis pues vosotros que decís que no queréis participar de algo "impuro", no vaya a ser que os "contaminéis"? En el caso que nos ocupa no sólo estáis sacando las cosas de quicio, sino que además estáis juzgando sin base alguna de juicio. Jesús te asegura que no te contaminarás y Pablo te invita a que LO EXAMINES TODO. ¿A quién le vas a creer? ¿A Ricardo... o a Jesús y Pablo?
Ahora bien, otra cosa es que no quieras verla por temor a sufrir un daño psicológico, o físico, o porque sencillamente no te de la real gana. Perfecto y correcto. Pero entonces no te metas a juzgar con los juicios ajenos y a predicar que tal cosa es impura, es del diablo, tiene pecado, etc.. porque te estás descalificando a ti mismo. Te estás dañando y engañando a ti mismo... y a nadie más, y eso es triste. Y no creas, Ricardo, que los demás lo ven y Dios también lo ve.
A lo más podrás decir... "pues dicen que es así o es asá.", pero no a lo demás.
Los capítulos 5, 6 y 7 de Proverbios amonestan al joven contra la impureza y la atracción que suele ejercer en el desprevenido una “mujer fatal”.
Sí, Ricardo, pero dos horas de cine no son la ramera de proverbios 6.
Hijo mío, si salieres fiador por tu amigo,
Si has empeñado tu palabra a un extraño,
Te has enlazado con las palabras de tu boca,
Y has quedado preso en los dichos de tus labios.
Haz esto ahora, hijo mío, y líbrate,
Ya que has caído en la mano de tu prójimo;
Ve, humíllate, y asegúrate de tu amigo.Proverbios 6:1-3
A eso me refería antes. A quedar preso en el juicio ajeno. Tú mismo quedas preso de tus dichos porque has empeñado tu palabra a un extraño defiendiendo juicios extraños.
Todo lo malo que pueda ver en ella mientras resiste la tentación, se hará a un lado para admirar otras cualidades que ni siquiera imaginaba, en cuanto caiga en ella.
Jaja..
Me estás recordando a Adso de Melk, el monje benedictino del Nombre de la Rosa. ¿Tú crees que 2 horas de cine tanto podrán alterar tu psiquis, tu alma, tu espíritu, como para caer presa del "pecado"?
No son 2 horas de cine pornográfico, Ricardo, pero vamos, que aunque así fuera, eso no te lo crees ni tú:
"Nada hay que pueda entrar en el hombre que le contamine."
Jesús de Nazaret
Por gracia de Dios hemos llegado al matrimonio tal como queríamos: vírgenes y sin conocer la fornicación. ¿Será que me perdí de algo? Conozco cristianos que hicieron como hombres maduros lo que se avergonzaban de hacer cuando jóvenes. Ahora, como adúlteros, me testificaron de ndescriptibles goces experimentados con su amante, jamás vividos con su casta esposa. No puedo contradecirles, porque por gracia de Dios no iré al extremo de imitarles para probarles cuán equivocados están. La felicidad conyugal no requiere de la lascivia y lo sagrado del matrimonio mantiene el lecho sin mancilla ni lujuria. Ni quiero pensar en los argumentos que trabajó Aarón en su mente hasta decidirse a fabricar el becerro de oro. Pero lo
impensable ocurrió.
Si el adulterio carnal se presenta muy sutilmente, el espiritual es más sutil todavía.
No estoy de acuerdo contigo. El adulterio, tanto carnal como espiritual, es fruto de lo que ya llevamos dentro. Puede que su naturaleza sea sutil, pero es una sutileza con la que se juega y a la cual uno se entrega y alimenta de todo tipo de excusas de un modo consciente.
Al adulterio se llega quizás por motivos en un origen ocultos, pero más tarde son justificados por la razón, excepto en aquellos que tienen el entendimiento tan entenbrecido que no tienen conciencia que les recrimine.
NO es pues, cosa de 2 horas de cine.
“Ante la tolerancia de este mundo... la intolerancia de Cristo por doble ración."
Sí, pero una intolerancia que no es natural, sino espiritual y celestial, una circuncisión del interior del corazón, no hecha por mano de hombre...
... y sin duda no del ojo físico.
Salud