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'Tierra Santa'
¿
Qué es lo que me ha empujado a abrir esta columna de nuevo? ¿La situación en Oriente Medio? No exactamente, sino más bien las asombrosas respuestas a la situación procedentes de ciertos sectores de la comunidad cristiana. Pero primero, analicemos lo que ha sucedido.
Dos creaciones artificiales - el estado israelí después de finalizar la Segunda Guerra Mundial y, más recientemente, los territorios palestinos - han producido lo que parece ser un conflicto interminable en la región. Judíos y árabes parecen destinados a no tolerarse nunca. La crisis más reciente estalló cuando Israel - país democrático, a diferencia de la autoridad palestina - perdió la paciencia ante los ataques suicidas que destrozaba a su pueblo; entrando en tierra palestina para impedir más ataques de este tipo.
Debido a su significado emblemático, algunos de los terroristas asediados se refugiaron en la llamada 'Basílica de la Natividad' en Belén, ciudad con una población cristiana considerable (además de musulmana). Acertaron en considerar que Israel no se atrevería a entrar en el edificio por su estatus internacional. Acto seguido, sitiaron el lugar durante cinco semanas hasta que la Unión Europea decidió añadir a su colección de criminales 'buscados', y hacer que sus pobres contribuyentes 'soltase la pela' por Hamas y compañía.
Las respuestas de la comunidad cristiana internacional han sido fascinantes, aunque algo deprimentes. Por un lado, influenciados por lo que yo llamo una 'exégesis sentimental' de los textos novotestamentarios con referencia al futuro del pueblo judío, y por otro, por una prensa europea ferozmente antisemítica y pro-palestina, los creyentes se dividen en dos campos. Ishmael Noko, secretario general de la Federación Luterana Mundial, dijo que el 'ataque' israelí fue una clara violación de la ley internacional y de la responsabilidad moral. El Sr. Noko, que felicitó a Yasser Arafat y acogió bien la propuesta saudita por la paz, dejó pocas dudas en cuanto a sus simpatías personales.
Por otra parte, Mike Evans, del Equipo de Oración por Jerusalén, ridiculizó la supuesta preocupación de Arafat por la iglesia en Belén, diciendo que Arafat "dirige una campaña mudnial de relaciones públicas para salvar la iglesia...¡como si fuera el Papa!" Evans acusó a Arafat de "tener a Jesús de rehén" y le ordenó que "abandone nuestra iglesia." La teología de Evans en cuanto a la soberanía y presencia de Dios deja bastante que desear.
Más equilibrado fue el Arzobispo de Canterbury, George Carey, quien reconoció los males de los dos lados y pidió que todos echasen mano de los acuerdos de Alejandría, firmados por representativos de las tres grandes religiones de la región: la cristiana, la judía y la musulmana. Sin embargo, como tantos otros, se refirió a la zona como 'Tierra Santa', lo cual es uno de los grandes problemas para la comunidad cristiana. ¿Qué hay de 'santo' en Belén, o en cualquiera otra parte de Israel o Palestina? Más aún, ¿qué demonios hay de santo en aquella Basílica llena de bote en bote de ídolos? Hasta el gobierno israelí cayó en la trampa; su Ministro de Exteriores, Shimón Peres, explicó: "Hemos contactado con el Vaticano y les hemos dicho que respetaremos la santidad del lugar."
Desde luego, a nadie nos gusta ver a civiles muertos, y por supuesto, la oración es una de las mejores cosas que nosotros como cristianos podemos ofrecer por la paz de Oriente Medio, sobre todo a nuestros hermanos y hermanas en la fe que tienen que vivir en medio de toda esta situación. Pero quiero también sugerir a mis conciudadanos de España que se imaginen a un grupo de terroristas de ETA refugiados en el local de una Iglesia Evangélica. La policía lo rodea y comienzan las negociaciones. ¿Cuál de estas dos salidas preferirías ver: una delegación de la Unión Europea llevando a los terroristas para tomarse el sol en un hotel en Chipre, o el local asaltado y los terroristas arrestados?
Si el ejército israelí hubiese entrado en la Basílica de la Natividad con toda su parafernalia religiosa y demás aspectos religiosos de imágenes sentimentales, además de arrestar a los terroristas, habrían - si me perdonáis la expresión - matado a dos pájaros con un tiro.
Juan Ricardo Díaz
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