Hola Zaratrusta, normalmente cuando rebato un tema, rebato los argumentos de ese tema y no me meto con su autor y sus fuentes, pero sólo quiero dejar claro que conozco bastante bien el web de Rebelion.org.
En esa web se celebró los atentados del 11S, en esa web se apoya explícitamente al terrorismo palestino y uno de los colaboradores de ese web: Carlos Fabbretti amenazó a César Vidal Manzanares de muerte por atraverse a rebatir sus ideas.
Esa web junto a Nodo50 y todas las antiglobalizadoras, apoyan todo lo que sea el ataque y destrucción de la cultura occidental y democrática, empezando por Israel, en pos de gobiernos comunistas/ultra-izquierdas.
El que haya un judío que piense diferente, es un buen síntoma, pues significa que en Israel no existe el pensamiento único y hay libertad de expresión, no como en los países Islámicos, que los antiglobalizadores y alternativos de Izquierdas se aferran tanto en defender.
Como verás yo también tengo muchos artículos y entrevistas bien documentadas, pero procuraré que las fuentes no sean de sitios donde se predique la apología del terrorismo, ni el antisemitismo ni el antiamericanismo.
Se puede ser objetivo y criticar a un determinado político, partido, gobierno, persona, sin fomentar el terrorismo y el odio entre diferentes culturas.
Bendiciones.
Bart.
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Argumento definitivo
Francia, potencia colonial empeñada estos días en contribuir al higiénico exterminio de población civil en Costa de Marfil, en comandita con los políticos locales y con la más exquisita aprobación de la silenciosa Europa, juzga inhumano derrocar a su tan respetable socio Sadam Husein. Es lógico: de Sadam cobra buenos dividendos la compañía petrolífera francesa Elf, que se las ha visto bastante tiesas ante los tribunales por soborno de los más altos políticos franceses. Al partido de Sadam (el Baaz, que fuera creado como sección árabe del Nacional Socialismo en los años dorados de Adolf Hitler), lo invitó siempre a sus congresos el partido de Chirac, partido hermano: ideales comunes de amor a la paz, creo que se llama a eso.
Rusia, nuevo nombre de la cosa bárbara que, bajo la marca URSS, generó el mayor exterminio ciudadano de la historia (en víctimas y perennidad, bastante superior al del nazismo), juzga antidemocrático el empeño estadounidense en derrocar al dictador iraquí. Rusia sí que sabe de democracia. Por eso, dice, respaldará el desinteresado veto francés. Es lógico: la Rusia de los viejos matarifes del KGB, hoy reciclados en sabia amalgama de mafia y poder de Estado, sabe muy bien cómo hay que hacer las cosas. Para ejemplo, Chechenia. Nada de ONU ni de adornos legales. De sus años de chekista, sabe Putin lo único importante: al que molesta, se le extermina. Rápida y masivamente. Y sin consultar a nadie. Sólo los débiles buscan apoyos institucionales. Y a los débiles se les pasa la cuenta y punto.
Rusia y Francia están en contra del derrocamiento del régimen genocida de Sadam. También Llamazares y Zapatero. ¿Hacen falta más argumentos a favor de una intervención militar rápida?
Autor: Lucrecio
Fuente: Libertad Digital.
La guerra contra Irak no es por petróleo
Líderes opuestos a la guerra han estado proclamando que Estados Unidos lo que quiere es lograr control sobre el suministro petrolero en Irak y el resto del Medio Oriente. Un reciente reportaje de la revista Business Week cita a un alemán miembro del Partido Verde diciendo: “Saddam no es ningún santo, pero a mi todo eso me huele a… petróleo”. Tal razonamiento, muy extendido en Europa, no tiene lógica. Si el petróleo fuera la razón de la línea dura de la administración Bush contra Irak, evitar la guerra sería la política más conveniente.
Irak, lo mismo que los demás productores, tiene que exportar su petróleo para obtener divisas y poder comprar bienes, incluyendo armas. Como el petróleo se negocia en un fluido mercado internacional, cualquier país puede comprar el petróleo que quiera, pagando el precio mundial. Por lo tanto, a Estados Unidos le convendría fomentar una mayor exportación de Irak porque ello contribuiría a bajar el precio. Pero, por el contrario, desde el fin de la Guerra del Golfo, Estados Unidos ha insistido en que la comunidad internacional restrinja la producción petrolera de Irak, para presionar a Saddam Hussein en el desmantelamiento de sus armamentos de destrucción masiva.
La guerra con Irak le costará mucho dinero a Estados Unidos. La posibilidad de esa guerra ya ha disparado los precios del petróleo, lo cual equivale a un gran impuesto para todos los consumidores de energía. El comienzo de hostilidades aumentaría más los precios, como pasó en la Guerra del Golfo. Las más altas estimaciones del costo del conflicto están por encima de los 150 mil millones de dólares, o sea 1,5% del PIB, y se basan en que las instalaciones petroleras en Irak, y posiblemente en países vecinos, serán destruidas y dejarán de operar por algún tiempo.
Aun si se destruyeran todas las instalaciones petroleras de Irak, la producción petrolera mundial caería por un año en menos de 4% y ello aumentaría el precio en hasta un 40%. Eso significaría un salto de 35 dólares a poco menos de 50 dólares el barril; un salto considerable, pero mucho menos que el aumento de 300% de 1973. Debo añadir que un precio por encima de 50 dólares es muy poco probable.
Es más, en caso de guerra, el precio se debe mantener por debajo de los $50 porque ya el mercado refleja esa posibilidad y los demás exportadores aumentarían su producción para aprovecharse de los precios altos. Además, aquí utilizaríamos parte de nuestras reservas estratégicas.
Las economías desarrolladas son ahora menos dependientes del petróleo que cuando se creó la OPEP y cuando Irak atacó a Irán. Han aprendido a economizar petróleo desarrollando nuevas tecnologías, incluyendo autos y aviones más eficientes. Por eso, la proporción del ingreso que se gasta en petróleo es hoy menos de la mitad en Estados Unidos, por lo que un aumento del precio en 50% sería mucho menos grave para este país, Europa y Japón.
Hoy en día, las naciones del Medio Oriente son menos importantes en la producción petrolera que a principios de la OPEP. Su participación en el mercado mundial ha caído de 40% a 30% y para mantener los precios la OPEP restringe la producción de sus miembros. Eso mismo ha fomentado la producción en otros países no miembros como Rusia y las empresas petroleras hacen mayores esfuerzos por encontrar nuevos depósitos en el fondo del mar, en China y en la tundra siberiana.
Arabia Saudita trata de hacernos creer que produce más petróleo del que quiere para impedir alzas de precios y ganar puntos con Estados Unidos y Europa. En realidad están protegiendo sus intereses porque saben que mayores aumentos afectarían la demanda de petróleo del Medio Oriente en la medida que otras regiones aumentan su producción y las naciones industrializadas economizan su utilización.
En conclusión, una guerra con Irak no sería por el petróleo, sino por la amenaza que Saddam Hussein representa para sus vecinos, para su propia gente y para naciones alrededor del mundo.
Gary S. Becker, premio Nobel en 1992, es profesor de Economía de la Universidad de Chicago.
© AIPE
Autor: Gary S. Becker
Fuente: Libertad Digital.
El primer elemento en la prensa europea antisionista, es el antisemitismo
Entrevista a Marcelo Birmajer
Por: Damián Szvalb
Marcelo Birmajer es escritor y periodista. Ha publicado mas de 15 libros en Argentina. En esta entrevista a Damián Szvalb nos relata sobre su última visita a Israel, sobre su visión del conflicto árabe-israelí y sobre el papel de la prensa internacional.
Marcelo Birmajer es escritor y periodista. Ha publicado mas de 15 libros en Argentina, entre los que se destacan “Historias de hombres casados” (Alfaguara, cuentos, 1999), “El alma al diablo” (Norma, novela, 1994), “No tan distinto” (Norma, novela, 2000) y “los Tres Mosqueteros” (Debate, novela, 2001). Sus trabajos fueron traducidos al alemán y al italiano, y sus libros fueron publicados en Alemania, Colombia, España, Chile e Italia. Escribe para el diario Página/12 y para la revista Viva de Clarín. Birmajer formó parte este año de una delegación de apoyo y solidaridad con Israel organizada por la Agencia Judía y Faccma. En dicha oportunidad se reunió con el Primer Ministro Ariel Sharon y con el alcalde de Jerusalem, Ehud Olmert.
- ¿Qué análisis hace del comportamiento del periodismo internacional durante la cobertura del conflicto entre israelíes y palestinos de estos dos últimos años?
- En la mayoría de los medios europeos y en medios norteamericanos como la CNN en español, se hizo una cobertura del conflicto absolutamente anti-israelí. Cuando digo anti-israelí quiero dejar bien en claro que no se trata de que critican alguna política, una tendencia o a un gobierno en Israel, sino que están en contra de Israel como país. Esto no es paranoia sino la lectura objetiva de los hechos. El caso mas claro fue el que se dio durante la batalla de Jenin, en donde murieron 53 palestinos, la mayoría terroristas armados, y 23 soldados israelíes, lo que es un corolario esperable de una batalla y un resultado muy inferior si esa batalla la hubiera librado Estados Unidos o Francia contra un algún grupo terrorista. Sin embargo la prensa de todo el mundo definió eso como una masacre. Las masacres hacen referencia a una matanza consciente de civiles y no a un combate cuerpo a cuerpo como el que se libró en Jenin. Acá vemos que la prensa mintió sobre un hecho concreto para lograr un clima anti-israelí.
- ¿Por qué cree que el periodismo tiene ese trato con Israel?
- Tengo tres elementos categorizados por los cuales considero a la prensa anti-israelí. El primero es que es antisemita. Y en el caso de Europa es una cuestión de culpa: odian a los judíos pero les cuesta mucho convivir con lo que hicieron sus padres, que entre todos mataron seis millones de judíos. Ahora dicen que los judíos son nazis. Es decir que para ellos ser nazi no es matar judíos sino cualquier cosa que haga un judío. Y los nazis fueron ellos. El primer elemento por parte de la prensa europea antisionista es el antisemitismo: odian a los judíos y les cuesta mucho asumirlo. El segundo punto es que comparan el conflicto entre Israel y los palestinos con los conflictos coloniales que los mismos europeos produjeron al principio del siglo XX. Por ejemplo comparan a Israel en Gaza y Cisjordania con Francia en Argelia, sin pararse a pensar que Francia y Argelia no son limítrofes, que Argelia no tenía ningún conflicto territorial con Francia, y que a los argelinos jamás en su vida se les ocurrió destruir al Estado francés. Y antes de que Francia llegara a Argelia y después de que se retirara, nunca hubo ninguna bomba argelina en Francia. Mientras que Israel, después de retirarse del 98 por ciento de los territorios y dejando la administración de la población palestina en manos de Arafat, recibió más bombas terroristas de las que había recibido antes de ingresar en los territorios en 1967. Cuando Israel no había entrado en los territorios en el año 67, ya había comandos palestinos que mataban civiles y soldados dentro de Israel. El conflicto no tiene nada que ver con un conflicto colonial y las pérdidas que sufre Israel por haber entrado en los territorios son infinitamente superiores a las que hubiera tenido si nunca hubiese entrado. Y el único motivo de la entrada en los territorios fue la autodefensa. Pese a que existen judíos con los que yo disiento totalmente, que creen que por haber estado alguna vez allí, tienen un derecho inalienable en esas tierras. Nuestro único derecho inalienable y por el que tenemos que dar la vida, es por el derecho de vivir en paz y seguros en un Estado judío en donde seamos mayoría. El tercer tema es el odio contra Norteamérica, el auto odio occidental y el miedo de los europeos a los árabes. El que vive en una democracia y en libertad y disfruta de eso, tiene culpa.
- En estos dos últimos años de conflicto con los palestinos, el comportamiento político y militar de Israel fue atacado y condenado por los círculos intelectuales más importantes del mundo. ¿Cómo evalúa usted el rol que están cumpliendo los intelectuales en el análisis de este conflicto?
- El rol del intelectual es buscar en primer lugar la ética, que está atada a la verdad. La ética es respetar la sacralidad de la vida y la libertad del otro. La vida y la libertad son sagradas porque sí, y eso no se discute. Si ese punto de partida no existe entonces no hay discusión. Y esto abarca a todo el relativismo intelectual universitario, que describe como un hecho válido a un palestino poniendo una bomba porque es su cultura, pero que no es válido que un israelí se defienda porque los occidentales tenemos que ser “civilizados” a nuestra manera. Ese discurso permite que el fundamentalismo islámico cometa cualquier tipo de atentados y que occidente no pueda defenderse porque su cultura impide matar civiles. No es que ellos tienen su verdad y nosotros la nuestra. Hay una sola verdad que es que la vida es buena y que es bueno vivir y reproducir la vida. Buena parte de los intelectuales occidentales están en contra de esta postura. Y dicen que hay que respetar que en otros países violen niños o que en otro continente se mate inocentes porque es otra cultura. Los intelectuales occidentales no están cumpliendo su rol por culpa del relativismo histórico y están falseando la verdad. Y el rol del intelectual es buscar la verdad.
- ¿Y esto se potencia en los intelectuales judíos cuando hablan de la guerra en Medio Oriente?
- Es en su búsqueda del bien y de la reflexión sobre la condición humana, en donde los intelectuales, por buscar una igualdad absoluta, terminan provocando la desigualdad absoluta. La Biblia lo dice muy claro: “Si sos justo con el injusto, son injusto con el justo”. Tratar de entender a un asesino que vuela un jardín de infantes matando niños, tratar de comprenderlo solamente porque todo ser humano merece comprensión es un sin sentido. Matar a un niño esta mal porque sí. Pero cuando el intelectual quiere superar ese techo termina diciendo que esto es comprensible y ahí es cómplice del odio. Por racionalizar todo, por buscar una razón absoluta terminan siendo los peores irracionales. Y los judíos son maestros en el arte de buscar la razón a todo, de tratar de explicar porque alguien los quiere matar por ser judíos. Le buscan la razón a eso y piensan que actuando de tal o cual manera el otro va a perder su odio. Y a medida que el odio del otro no disminuye inventan cada vez más teorías. Pero es la búsqueda de esa igualdad divina absoluta del ideal bíblico lo que lleva a muchos judíos a generar ensayos que son la antítesis del “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Israel nunca va a poder ganar la batalla de la opinión pública por sus propias acciones. La única manera de ganar esta batalla es que los periodistas e intelectuales se curen del antisemitismo, y que los intelectuales judíos se curen de su auto odio, que es una enfermedad.
- ¿El no querer entrar en conflicto con los círculos a los que estos intelectuales pertenecen, genera en ellos la necesidad de adoptar un discurso más conciliador?
- Existe el miedo a ser políticamente incorrecto. Por ejemplo, un ensayista como Santiago Kovadloff trata de encontrar racionalidad en Edward Said. No porque realmente lo admire sino porque siente que uno deber ser ecuánime, que la ecuanimidad es un dogma. Y cuando se intenta ser ecuánime con alguien que te odia, no se logra en verdad, te estás autoodiando. Kovadloff escribe que Said es un opositor a Arafat, y deja entrever que Said atacaba al líder de los palestinos por ser guerrerista o por ser antijudío, cuando en realidad lo estaba atacando por una de las pocas cosas que Arafat hizo a favor de la paz: firmar los acuerdos de Oslo. Said ataca a Arafat por haber sido muy débil en Oslo y no lo ataca por no reprimir a Hamas. Si bien Said dice estar en contra del terrorismo, no está en contra de Hamas como agrupación política y quiere que se incluya dentro del arco político palestino.
- ¿Hasta dónde cree que llegará este conflicto?
- No tengo idea, lo veo muy difícil. Con toda la inteligencia y justicia que Israel demostró a lo largo de su historia debería poder encontrar una solución a este conflicto que no fuera permanecer en los territorios. Este conflicto está durando tanto por un elemento que Israel no esta dispuesto a renunciar, que es la ética judía. Este conflicto está durando porque los judíos de Israel se niegan a masacrar, se niegan a comportarse como Siria o como Egipto y se niegan a una victoria militar total porque saben que eso implicaría la muerte de demasiados enemigos. Cuando Israel se tiene que defender y caer en la trágica circunstancia de matar a quien nos quiere matar, no festejamos por matar. Y esa falta de festejo por la muerte del otro, ese absoluto cuidado por la vida del otro es lo que está haciendo que este conflicto dure tanto. Y yo estoy de acuerdo en que continúe si ese es el motivo, y es por ese mismo motivo que no le encuentro solución.
Fuente: <A HREF="http://www.wzo.org.il/es/recursos/view.asp?id=1231">WZO</A>.
En esa web se celebró los atentados del 11S, en esa web se apoya explícitamente al terrorismo palestino y uno de los colaboradores de ese web: Carlos Fabbretti amenazó a César Vidal Manzanares de muerte por atraverse a rebatir sus ideas.
Esa web junto a Nodo50 y todas las antiglobalizadoras, apoyan todo lo que sea el ataque y destrucción de la cultura occidental y democrática, empezando por Israel, en pos de gobiernos comunistas/ultra-izquierdas.
El que haya un judío que piense diferente, es un buen síntoma, pues significa que en Israel no existe el pensamiento único y hay libertad de expresión, no como en los países Islámicos, que los antiglobalizadores y alternativos de Izquierdas se aferran tanto en defender.
Como verás yo también tengo muchos artículos y entrevistas bien documentadas, pero procuraré que las fuentes no sean de sitios donde se predique la apología del terrorismo, ni el antisemitismo ni el antiamericanismo.
Se puede ser objetivo y criticar a un determinado político, partido, gobierno, persona, sin fomentar el terrorismo y el odio entre diferentes culturas.
Bendiciones.
Bart.
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Argumento definitivo
Francia, potencia colonial empeñada estos días en contribuir al higiénico exterminio de población civil en Costa de Marfil, en comandita con los políticos locales y con la más exquisita aprobación de la silenciosa Europa, juzga inhumano derrocar a su tan respetable socio Sadam Husein. Es lógico: de Sadam cobra buenos dividendos la compañía petrolífera francesa Elf, que se las ha visto bastante tiesas ante los tribunales por soborno de los más altos políticos franceses. Al partido de Sadam (el Baaz, que fuera creado como sección árabe del Nacional Socialismo en los años dorados de Adolf Hitler), lo invitó siempre a sus congresos el partido de Chirac, partido hermano: ideales comunes de amor a la paz, creo que se llama a eso.
Rusia, nuevo nombre de la cosa bárbara que, bajo la marca URSS, generó el mayor exterminio ciudadano de la historia (en víctimas y perennidad, bastante superior al del nazismo), juzga antidemocrático el empeño estadounidense en derrocar al dictador iraquí. Rusia sí que sabe de democracia. Por eso, dice, respaldará el desinteresado veto francés. Es lógico: la Rusia de los viejos matarifes del KGB, hoy reciclados en sabia amalgama de mafia y poder de Estado, sabe muy bien cómo hay que hacer las cosas. Para ejemplo, Chechenia. Nada de ONU ni de adornos legales. De sus años de chekista, sabe Putin lo único importante: al que molesta, se le extermina. Rápida y masivamente. Y sin consultar a nadie. Sólo los débiles buscan apoyos institucionales. Y a los débiles se les pasa la cuenta y punto.
Rusia y Francia están en contra del derrocamiento del régimen genocida de Sadam. También Llamazares y Zapatero. ¿Hacen falta más argumentos a favor de una intervención militar rápida?
Autor: Lucrecio
Fuente: Libertad Digital.
La guerra contra Irak no es por petróleo
Líderes opuestos a la guerra han estado proclamando que Estados Unidos lo que quiere es lograr control sobre el suministro petrolero en Irak y el resto del Medio Oriente. Un reciente reportaje de la revista Business Week cita a un alemán miembro del Partido Verde diciendo: “Saddam no es ningún santo, pero a mi todo eso me huele a… petróleo”. Tal razonamiento, muy extendido en Europa, no tiene lógica. Si el petróleo fuera la razón de la línea dura de la administración Bush contra Irak, evitar la guerra sería la política más conveniente.
Irak, lo mismo que los demás productores, tiene que exportar su petróleo para obtener divisas y poder comprar bienes, incluyendo armas. Como el petróleo se negocia en un fluido mercado internacional, cualquier país puede comprar el petróleo que quiera, pagando el precio mundial. Por lo tanto, a Estados Unidos le convendría fomentar una mayor exportación de Irak porque ello contribuiría a bajar el precio. Pero, por el contrario, desde el fin de la Guerra del Golfo, Estados Unidos ha insistido en que la comunidad internacional restrinja la producción petrolera de Irak, para presionar a Saddam Hussein en el desmantelamiento de sus armamentos de destrucción masiva.
La guerra con Irak le costará mucho dinero a Estados Unidos. La posibilidad de esa guerra ya ha disparado los precios del petróleo, lo cual equivale a un gran impuesto para todos los consumidores de energía. El comienzo de hostilidades aumentaría más los precios, como pasó en la Guerra del Golfo. Las más altas estimaciones del costo del conflicto están por encima de los 150 mil millones de dólares, o sea 1,5% del PIB, y se basan en que las instalaciones petroleras en Irak, y posiblemente en países vecinos, serán destruidas y dejarán de operar por algún tiempo.
Aun si se destruyeran todas las instalaciones petroleras de Irak, la producción petrolera mundial caería por un año en menos de 4% y ello aumentaría el precio en hasta un 40%. Eso significaría un salto de 35 dólares a poco menos de 50 dólares el barril; un salto considerable, pero mucho menos que el aumento de 300% de 1973. Debo añadir que un precio por encima de 50 dólares es muy poco probable.
Es más, en caso de guerra, el precio se debe mantener por debajo de los $50 porque ya el mercado refleja esa posibilidad y los demás exportadores aumentarían su producción para aprovecharse de los precios altos. Además, aquí utilizaríamos parte de nuestras reservas estratégicas.
Las economías desarrolladas son ahora menos dependientes del petróleo que cuando se creó la OPEP y cuando Irak atacó a Irán. Han aprendido a economizar petróleo desarrollando nuevas tecnologías, incluyendo autos y aviones más eficientes. Por eso, la proporción del ingreso que se gasta en petróleo es hoy menos de la mitad en Estados Unidos, por lo que un aumento del precio en 50% sería mucho menos grave para este país, Europa y Japón.
Hoy en día, las naciones del Medio Oriente son menos importantes en la producción petrolera que a principios de la OPEP. Su participación en el mercado mundial ha caído de 40% a 30% y para mantener los precios la OPEP restringe la producción de sus miembros. Eso mismo ha fomentado la producción en otros países no miembros como Rusia y las empresas petroleras hacen mayores esfuerzos por encontrar nuevos depósitos en el fondo del mar, en China y en la tundra siberiana.
Arabia Saudita trata de hacernos creer que produce más petróleo del que quiere para impedir alzas de precios y ganar puntos con Estados Unidos y Europa. En realidad están protegiendo sus intereses porque saben que mayores aumentos afectarían la demanda de petróleo del Medio Oriente en la medida que otras regiones aumentan su producción y las naciones industrializadas economizan su utilización.
En conclusión, una guerra con Irak no sería por el petróleo, sino por la amenaza que Saddam Hussein representa para sus vecinos, para su propia gente y para naciones alrededor del mundo.
Gary S. Becker, premio Nobel en 1992, es profesor de Economía de la Universidad de Chicago.
© AIPE
Autor: Gary S. Becker
Fuente: Libertad Digital.
El primer elemento en la prensa europea antisionista, es el antisemitismo
Entrevista a Marcelo Birmajer
Por: Damián Szvalb
Marcelo Birmajer es escritor y periodista. Ha publicado mas de 15 libros en Argentina. En esta entrevista a Damián Szvalb nos relata sobre su última visita a Israel, sobre su visión del conflicto árabe-israelí y sobre el papel de la prensa internacional.
Marcelo Birmajer es escritor y periodista. Ha publicado mas de 15 libros en Argentina, entre los que se destacan “Historias de hombres casados” (Alfaguara, cuentos, 1999), “El alma al diablo” (Norma, novela, 1994), “No tan distinto” (Norma, novela, 2000) y “los Tres Mosqueteros” (Debate, novela, 2001). Sus trabajos fueron traducidos al alemán y al italiano, y sus libros fueron publicados en Alemania, Colombia, España, Chile e Italia. Escribe para el diario Página/12 y para la revista Viva de Clarín. Birmajer formó parte este año de una delegación de apoyo y solidaridad con Israel organizada por la Agencia Judía y Faccma. En dicha oportunidad se reunió con el Primer Ministro Ariel Sharon y con el alcalde de Jerusalem, Ehud Olmert.
- ¿Qué análisis hace del comportamiento del periodismo internacional durante la cobertura del conflicto entre israelíes y palestinos de estos dos últimos años?
- En la mayoría de los medios europeos y en medios norteamericanos como la CNN en español, se hizo una cobertura del conflicto absolutamente anti-israelí. Cuando digo anti-israelí quiero dejar bien en claro que no se trata de que critican alguna política, una tendencia o a un gobierno en Israel, sino que están en contra de Israel como país. Esto no es paranoia sino la lectura objetiva de los hechos. El caso mas claro fue el que se dio durante la batalla de Jenin, en donde murieron 53 palestinos, la mayoría terroristas armados, y 23 soldados israelíes, lo que es un corolario esperable de una batalla y un resultado muy inferior si esa batalla la hubiera librado Estados Unidos o Francia contra un algún grupo terrorista. Sin embargo la prensa de todo el mundo definió eso como una masacre. Las masacres hacen referencia a una matanza consciente de civiles y no a un combate cuerpo a cuerpo como el que se libró en Jenin. Acá vemos que la prensa mintió sobre un hecho concreto para lograr un clima anti-israelí.
- ¿Por qué cree que el periodismo tiene ese trato con Israel?
- Tengo tres elementos categorizados por los cuales considero a la prensa anti-israelí. El primero es que es antisemita. Y en el caso de Europa es una cuestión de culpa: odian a los judíos pero les cuesta mucho convivir con lo que hicieron sus padres, que entre todos mataron seis millones de judíos. Ahora dicen que los judíos son nazis. Es decir que para ellos ser nazi no es matar judíos sino cualquier cosa que haga un judío. Y los nazis fueron ellos. El primer elemento por parte de la prensa europea antisionista es el antisemitismo: odian a los judíos y les cuesta mucho asumirlo. El segundo punto es que comparan el conflicto entre Israel y los palestinos con los conflictos coloniales que los mismos europeos produjeron al principio del siglo XX. Por ejemplo comparan a Israel en Gaza y Cisjordania con Francia en Argelia, sin pararse a pensar que Francia y Argelia no son limítrofes, que Argelia no tenía ningún conflicto territorial con Francia, y que a los argelinos jamás en su vida se les ocurrió destruir al Estado francés. Y antes de que Francia llegara a Argelia y después de que se retirara, nunca hubo ninguna bomba argelina en Francia. Mientras que Israel, después de retirarse del 98 por ciento de los territorios y dejando la administración de la población palestina en manos de Arafat, recibió más bombas terroristas de las que había recibido antes de ingresar en los territorios en 1967. Cuando Israel no había entrado en los territorios en el año 67, ya había comandos palestinos que mataban civiles y soldados dentro de Israel. El conflicto no tiene nada que ver con un conflicto colonial y las pérdidas que sufre Israel por haber entrado en los territorios son infinitamente superiores a las que hubiera tenido si nunca hubiese entrado. Y el único motivo de la entrada en los territorios fue la autodefensa. Pese a que existen judíos con los que yo disiento totalmente, que creen que por haber estado alguna vez allí, tienen un derecho inalienable en esas tierras. Nuestro único derecho inalienable y por el que tenemos que dar la vida, es por el derecho de vivir en paz y seguros en un Estado judío en donde seamos mayoría. El tercer tema es el odio contra Norteamérica, el auto odio occidental y el miedo de los europeos a los árabes. El que vive en una democracia y en libertad y disfruta de eso, tiene culpa.
- En estos dos últimos años de conflicto con los palestinos, el comportamiento político y militar de Israel fue atacado y condenado por los círculos intelectuales más importantes del mundo. ¿Cómo evalúa usted el rol que están cumpliendo los intelectuales en el análisis de este conflicto?
- El rol del intelectual es buscar en primer lugar la ética, que está atada a la verdad. La ética es respetar la sacralidad de la vida y la libertad del otro. La vida y la libertad son sagradas porque sí, y eso no se discute. Si ese punto de partida no existe entonces no hay discusión. Y esto abarca a todo el relativismo intelectual universitario, que describe como un hecho válido a un palestino poniendo una bomba porque es su cultura, pero que no es válido que un israelí se defienda porque los occidentales tenemos que ser “civilizados” a nuestra manera. Ese discurso permite que el fundamentalismo islámico cometa cualquier tipo de atentados y que occidente no pueda defenderse porque su cultura impide matar civiles. No es que ellos tienen su verdad y nosotros la nuestra. Hay una sola verdad que es que la vida es buena y que es bueno vivir y reproducir la vida. Buena parte de los intelectuales occidentales están en contra de esta postura. Y dicen que hay que respetar que en otros países violen niños o que en otro continente se mate inocentes porque es otra cultura. Los intelectuales occidentales no están cumpliendo su rol por culpa del relativismo histórico y están falseando la verdad. Y el rol del intelectual es buscar la verdad.
- ¿Y esto se potencia en los intelectuales judíos cuando hablan de la guerra en Medio Oriente?
- Es en su búsqueda del bien y de la reflexión sobre la condición humana, en donde los intelectuales, por buscar una igualdad absoluta, terminan provocando la desigualdad absoluta. La Biblia lo dice muy claro: “Si sos justo con el injusto, son injusto con el justo”. Tratar de entender a un asesino que vuela un jardín de infantes matando niños, tratar de comprenderlo solamente porque todo ser humano merece comprensión es un sin sentido. Matar a un niño esta mal porque sí. Pero cuando el intelectual quiere superar ese techo termina diciendo que esto es comprensible y ahí es cómplice del odio. Por racionalizar todo, por buscar una razón absoluta terminan siendo los peores irracionales. Y los judíos son maestros en el arte de buscar la razón a todo, de tratar de explicar porque alguien los quiere matar por ser judíos. Le buscan la razón a eso y piensan que actuando de tal o cual manera el otro va a perder su odio. Y a medida que el odio del otro no disminuye inventan cada vez más teorías. Pero es la búsqueda de esa igualdad divina absoluta del ideal bíblico lo que lleva a muchos judíos a generar ensayos que son la antítesis del “amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Israel nunca va a poder ganar la batalla de la opinión pública por sus propias acciones. La única manera de ganar esta batalla es que los periodistas e intelectuales se curen del antisemitismo, y que los intelectuales judíos se curen de su auto odio, que es una enfermedad.
- ¿El no querer entrar en conflicto con los círculos a los que estos intelectuales pertenecen, genera en ellos la necesidad de adoptar un discurso más conciliador?
- Existe el miedo a ser políticamente incorrecto. Por ejemplo, un ensayista como Santiago Kovadloff trata de encontrar racionalidad en Edward Said. No porque realmente lo admire sino porque siente que uno deber ser ecuánime, que la ecuanimidad es un dogma. Y cuando se intenta ser ecuánime con alguien que te odia, no se logra en verdad, te estás autoodiando. Kovadloff escribe que Said es un opositor a Arafat, y deja entrever que Said atacaba al líder de los palestinos por ser guerrerista o por ser antijudío, cuando en realidad lo estaba atacando por una de las pocas cosas que Arafat hizo a favor de la paz: firmar los acuerdos de Oslo. Said ataca a Arafat por haber sido muy débil en Oslo y no lo ataca por no reprimir a Hamas. Si bien Said dice estar en contra del terrorismo, no está en contra de Hamas como agrupación política y quiere que se incluya dentro del arco político palestino.
- ¿Hasta dónde cree que llegará este conflicto?
- No tengo idea, lo veo muy difícil. Con toda la inteligencia y justicia que Israel demostró a lo largo de su historia debería poder encontrar una solución a este conflicto que no fuera permanecer en los territorios. Este conflicto está durando tanto por un elemento que Israel no esta dispuesto a renunciar, que es la ética judía. Este conflicto está durando porque los judíos de Israel se niegan a masacrar, se niegan a comportarse como Siria o como Egipto y se niegan a una victoria militar total porque saben que eso implicaría la muerte de demasiados enemigos. Cuando Israel se tiene que defender y caer en la trágica circunstancia de matar a quien nos quiere matar, no festejamos por matar. Y esa falta de festejo por la muerte del otro, ese absoluto cuidado por la vida del otro es lo que está haciendo que este conflicto dure tanto. Y yo estoy de acuerdo en que continúe si ese es el motivo, y es por ese mismo motivo que no le encuentro solución.
Fuente: <A HREF="http://www.wzo.org.il/es/recursos/view.asp?id=1231">WZO</A>.