La Iglesia Católica nos propone al Papa como infalible. Eso es así y hasta es un dogma de fe, esto es, que todos debemos creer. En caso contrario no somos católicos. Ahora bien, esto no quiere decir que el Papa sea impecable. Son cosas muy distintas. Un Papa es un ser humano y puede pecar y hasta condenarse. La Iglesia nunca ha dicho que el Papa nunca se puede equivocar. Lo explico más:
1) Se puede equivocar cuando habla de política, medicina, física, historia, etc. Ya ve ¡cuántas cosas! Todo lo que no sean asuntos religiosos. ¿Le parece poco?
2) En religión también se puede equivocar el Papa: el Papa charlando de sobremesa, o paseando con un grupo de amigos, o discutiendo privadamente de religión, también se puede equivocar.
3) El Papa cuando habla como Fulano de Tal, y expone sus propias teorías personales, aunque fuera en un libro para la venta pública, también puede equivocarse.
Pero el Papa nunca, jamás se equivocará si se cumplen estas cuatro condiciones:
1.Cuando habla como Papa, es decir, como Pastor y Doctor de la Iglesia.
2.Pero no sólo eso. Tiene que ser enseñando a toda la Iglesia Universal.
3.Pero tampoco basta. Tiene que ser haciendo uso de toda su autoridad.
4.Y ya por último tampoco basta. Tiene que definir en sentencia última e irrevocable en materia de fe o de costumbres.
Por esto vale el tradicional consejo: si alguna vez alguien le dice que tal Papa se equivocó, asegúrese Ud. primero, si es verdad aquel hecho; lo más probable es que no lo sea. La Iglesia tiene muchos enemigos empeñados en difamarla.
Supuesto que no le engañan, vea si reúne las cuatro condiciones. A los pocos que se presentan en 20 siglos (!), les falta clarísimamente una o varias de las cuatro condiciones. Este es el caso del papa Alejandro VI, el papa Borgia que usted comenta. El tenía muchísimos enemigos políticos y vivía en medio de la gran corrupción de costumbres que fue el Renacimiento. Es la época de Maquiavelo y la ambición de poder.
Gran parte de lo que se dice sobre él es falso. Sus pecados no eran muy diferentes de los de cualquier mandatario del momento. Y aún lo verdadero – sus pecados personales – nunca afectó en su enseñanza. De hecho, si usted estudia más a fondo su pontificado, descubrirá que su magisterio es de muy buena doctrina.
Sobre los cimientos de la Iglesia no dude usted. Vea como la infalibilidad papal ha mantenido una y coherente a toda la Iglesia mientras quienes la niegan se dividen constantemente y caen en los errores más aberrantes. La santidad de la Iglesia es la prueba más elocuente de su veracidad.
1) Se puede equivocar cuando habla de política, medicina, física, historia, etc. Ya ve ¡cuántas cosas! Todo lo que no sean asuntos religiosos. ¿Le parece poco?
2) En religión también se puede equivocar el Papa: el Papa charlando de sobremesa, o paseando con un grupo de amigos, o discutiendo privadamente de religión, también se puede equivocar.
3) El Papa cuando habla como Fulano de Tal, y expone sus propias teorías personales, aunque fuera en un libro para la venta pública, también puede equivocarse.
Pero el Papa nunca, jamás se equivocará si se cumplen estas cuatro condiciones:
1.Cuando habla como Papa, es decir, como Pastor y Doctor de la Iglesia.
2.Pero no sólo eso. Tiene que ser enseñando a toda la Iglesia Universal.
3.Pero tampoco basta. Tiene que ser haciendo uso de toda su autoridad.
4.Y ya por último tampoco basta. Tiene que definir en sentencia última e irrevocable en materia de fe o de costumbres.
Por esto vale el tradicional consejo: si alguna vez alguien le dice que tal Papa se equivocó, asegúrese Ud. primero, si es verdad aquel hecho; lo más probable es que no lo sea. La Iglesia tiene muchos enemigos empeñados en difamarla.
Supuesto que no le engañan, vea si reúne las cuatro condiciones. A los pocos que se presentan en 20 siglos (!), les falta clarísimamente una o varias de las cuatro condiciones. Este es el caso del papa Alejandro VI, el papa Borgia que usted comenta. El tenía muchísimos enemigos políticos y vivía en medio de la gran corrupción de costumbres que fue el Renacimiento. Es la época de Maquiavelo y la ambición de poder.
Gran parte de lo que se dice sobre él es falso. Sus pecados no eran muy diferentes de los de cualquier mandatario del momento. Y aún lo verdadero – sus pecados personales – nunca afectó en su enseñanza. De hecho, si usted estudia más a fondo su pontificado, descubrirá que su magisterio es de muy buena doctrina.
Sobre los cimientos de la Iglesia no dude usted. Vea como la infalibilidad papal ha mantenido una y coherente a toda la Iglesia mientras quienes la niegan se dividen constantemente y caen en los errores más aberrantes. La santidad de la Iglesia es la prueba más elocuente de su veracidad.