-En nuestra castellana lengua, siempre se entendió y aun se entiende, que el raptado o secuestrado lo es por la fuerza y contra su voluntad. El Señor Jesús no hará así, pues no llevará consigo a cuantos no quieran irse con Él sino a los que le esperan a aman su venida. Tras la resurrección de los justos, acontecerá la instantánea transformación de los vivos, y juntamente con ellos seremos arrebatados a las nubes ¡y de allí al cielo! No esperamos rapto sino arrebatamiento: "os tomaré a mí mismo" Jn 14:3.