Re: Homosexualidad, ¿pecado?
Entiendo lo que dices amigo. Pero de lo que yo hablo es del justo. El justo es perseguido. El justo no es el hombre, es Cristo. Cuando Pablo perseguía a los cristianos, Jesús se le apareció. ¿Cuál fue el mensaje de Cristo hacia Pablo?
Veamos:
Hechos 26:14,15.
Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
No somos nosotros los perseguidos, sino Cristo que mora en nosotros es perseguido. Nadie más es justo. Solamente a Cristo es a quien persiguen ¿Quién tiene a Cristo en su corazón? El tal será perseguido como lo fue Cristo. Será muerto pero vivirá, como lo fue Cristo y vivió. Pablo, el cual es Saulo, perseguía a los cristianos, por lo que Cristo dijo que era a él mismo a quien perseguía.
Veamos:
Hechos 8:3.
Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.
Como vemos, los justos no somos los hombres, el justo es Cristo y él considera a los hombres injustos; pero aquellos que somos de él, nos considera justos por vivir él en nosotros.
Pablo comprendió que hay algunos que piensan que son justos, y están equivocados buscando agradar a los que persiguen a Cristo:
Veamos:
I Timoteo 1:12,13.
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
Hay esperanza para el ignorante. Aquel que lo hace porque no sabe; pero no la hay para el que desprecia la sangre del Cordero y persigue a Cristo, justificándose a sí mismo de sus acciones.
Por lo cual dice hoy el Espíritu Santo: si alguno oye hoy su voz, no endurezca su corazón.
Romanos 10:1-5.
Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a
ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.
No estoy del todo seguro de si cree que soy homosexual, o si símplemente se ha comido una letra. Por si acaso, decirle que soy heterosexual (sin pareja, pero eso es circunstancial), y con la defensa que he realizado está claro que no tendría inconveniente alguno en decírselo.
También decirle que yo, como no me canso de repetir, fui cristiano, y que mis actuales creencias provienen de una búsqueda sincera de Dios. Quería fortalecer mi Fe, y encontré otra cosa, algo, que por lo que se, tampoco es tan raro y ya le ha pasado a algunos, incluso a otros miembros de este foro.
Inocentes y justos encarcelados los ha habido siempre, y posiblemente estemos en la época de la civilización humana en la que estas cosas sean menos habituales (lo que no quiere decir que sean hechos puntuales y no reseñables, sólo que hay menos). Los abusos son ahora muchísimo menores que en épocas pasadas, incluso si pensamos en países en los que la justicia es casi inexistente, éstos están ciertamente más limitados que cuando no tenían que rendir cuentas a nadie, cuando las acciones de los poderosos siempre salían impunes, cuando, en definitiva, no existía una opinión pública internacional que forzaba a actuar a organismos internacionales como la ONU a prevenirlos.
Con esto no quiero decir que exista una justicia infinita, ni que hayan dejado de haber abusos, (los hay incluso en los países más liberales). Sólo digo que ahora son menores, ya que, o bien las personas pueden denunciarlos, no sólo ante la justicia, si no también ante la prensa. O bien, en los países más pobres, o con una justicia peor, los organismos internacionales pueden determinar que ha llegado el momento de cortar esas situaciones por medio de medidas más o menos eficaces. Lo cierto es que la situación no es especialmente buena en la mayor parte del mundo, pero negar que es sustancialmente mejor que hace algunos cientos de años sería ignorar un hecho. Se ha hecho algo, pero queda mucho por hacer.
Acerca de la historia de Moises y el Éxodo, lo cierto es que los escritores del Antiguo Testamento modificaron un poco los hechos históricos, para eliminar ciertos datos incómodos que no eran fácilmente explicables si Israel era el Pueblo elegido.
Atentamente, Cthulhu.
Entiendo lo que dices amigo. Pero de lo que yo hablo es del justo. El justo es perseguido. El justo no es el hombre, es Cristo. Cuando Pablo perseguía a los cristianos, Jesús se le apareció. ¿Cuál fue el mensaje de Cristo hacia Pablo?
Veamos:
Hechos 26:14,15.
Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues.
No somos nosotros los perseguidos, sino Cristo que mora en nosotros es perseguido. Nadie más es justo. Solamente a Cristo es a quien persiguen ¿Quién tiene a Cristo en su corazón? El tal será perseguido como lo fue Cristo. Será muerto pero vivirá, como lo fue Cristo y vivió. Pablo, el cual es Saulo, perseguía a los cristianos, por lo que Cristo dijo que era a él mismo a quien perseguía.
Veamos:
Hechos 8:3.
Y Saulo asolaba la iglesia, y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel.
Como vemos, los justos no somos los hombres, el justo es Cristo y él considera a los hombres injustos; pero aquellos que somos de él, nos considera justos por vivir él en nosotros.
Pablo comprendió que hay algunos que piensan que son justos, y están equivocados buscando agradar a los que persiguen a Cristo:
Veamos:
I Timoteo 1:12,13.
Doy gracias al que me fortaleció, a Cristo Jesús nuestro Señor, porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio, habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas fui recibido a misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad.
Hay esperanza para el ignorante. Aquel que lo hace porque no sabe; pero no la hay para el que desprecia la sangre del Cordero y persigue a Cristo, justificándose a sí mismo de sus acciones.
Por lo cual dice hoy el Espíritu Santo: si alguno oye hoy su voz, no endurezca su corazón.
Romanos 10:1-5.
Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a
ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios, y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.