...Creo que te haría mucho bien leer las inútiles máximas del predicador.
Este señor fue rey sobre una nación poderosam y tuvo de todo para ser infinitamente feliz: ya tenía resuelta su vida. Bueno, hasta tenía una mujer para cada día del año con qué poder darle vuelo a la hilacha...
Luego este hombre se dedicó a hallar su razón de ser en la sabiduría... y lo que halló lo llenó de odio a la vida: no hay armas de guerra que puedan combatir la muerte.
Probó también los vicios estupidizantes, y también comprendió que esta clase de felicidad es solo un autoengaño... Para algunas pobres almas, es peor castigo no morir, sino seguir vifiendo.
Al final, el predicador comprendió que la felicidad del ser humano está en vivir con humildad, pues es bueno para el ser humano que trabaje con sus manos, y que sea capaz de disfrutar de lo que obtenga de ello, pues ésta es su ración de felicidad que se le ha dado debajo del sol.
Más hay una frontera más elevada para quien quiere saber la razón de su vida, y esa frontera está fuera de este mundo.
Sabes que hay un algo en tu interior que reige tu comportamiento y tus actos. Es por eso que, aunque hay un pequeño violador y un pequeño homicida en tí, éste no se manifiesta con toda su maldad, sino que halla un freno.
Todas las manifestaciones de la naturaleza también te gritan que nada de lo que existe fue casualidad. ¿Cómo es posible que el universo pueda funcionar armoniosamente? ¿Cómo es posible que el mundo pueda flotar en el espacio, cayendo sobre sí mismo y girando alrededor en un sol que ni lo expulsa ni lo atrae a sí mismo?
Debido a ello, los "teístas" sabemos que no sabemos absolutamente nada, sino solamente lo que el Dador de la vida nos permite entender con nuestra mente tan pequeña... Hay tantas cosas tras bastidores, pero nos volveríamos locos si pudiésemos tan solo verlas.