Hasta que la gran ramera se quitó el disfraz de santa.

Insisto en que la disciplina de la Iglesia Católica no ha cambiado con respecto al sacerdocio: una persona homosexual no puede ser admitida al sacerdocio. Esa es la regla actual de la Iglesia, y desde hace algunas décadas.
El papel dice una cosa, en la práctica es otra cosa.