Como ya se ha dicho, Jesucristo es la Piedra Angular sobre la que se fundamenta toda la Iglesia (Congregaciòn) cristiana, compuesta por "piedras vivas", los apòstoles, los profetas y cristianos ungidos (Mateo 21:42; Efesios 2:19-22; 1ªPedro 2:4-8). Y recuerde que todos los apòstoles tenìan la potestad de atar y desatar las cosas aquì en la Tierra (Mateo 18:18), y todos eran iguales a la vista de Jesucristo, ninguno estaba por encima de otro, quien quisiera ser el mayor, tenìa que ser el menor de todos èllos (Mateo 18:1-6; Marcos 10:42-45).
Ademàs, Jesucristo està vivo para siempre y no le hace falta sucesor de ningùn tipo, tiene su sacerdocio perpetuamente, para siempre (Hebreos 7:24,25); pues, nadie puede poner otro fundamento que el que està puesto, que es Jesucristo (1ªCorintios 3:11), el cual es la Cabeza de la Iglesia (Congregaciòn) cristiana (Colosenses 1:18); y es el que tiene las llaves del infierno (Apocal. 1:18), siendo el Hijo de Dios mismo la Piedra sobre la que se edifica toda la Iglesia, como todo el contexto de Mateo 16:15-19 y otros textos bìblicos demuestran (Mateo 21:42; Romanos 9:33; 1ªPedro 2:4-8), y quien dijo, al apòstol Pedro, que serìa èl quien abrirìa la posibilidad de entrar en el Reino de los Cielos, 1º/ a los judìos, 2º/ a los samaritanos y 3º/ a los gentiles o paganos (Hechos 2:14; 8:14; 10:34,35).
Por otro lado, en tiempos de los apòstoles, cuando habìa algùn problema o duda de ìndole doctrinal y/o ètico o moral, acudìan a los apòstoles y a los ancianos (presbìteros) que estaban en Jerusalèn (Hechos 15:2,6), que era desde donde se dirigìa a todas las demàs iglesias o congregaciones, siendo uno de los principales dirigentes entonces, Santiago, el medio-hermano de Jesùs, que fuè el portavoz de la reuniòn que tuvo lugar en Jerusalèn para ver el asunto de la circuncisiòn, donde se hallaba tambièn el apòstol Pedro, quien sin embargo, no fuè el que llevò la delantera en dicha reuniòn, sino que fuè Santiago, quien hablò por los demàs y dirigiò las palabras que se hallan en Hechos 15:13-21.
Pero despuès de la destrucciòn de Jerusalèn en el año 70 e.c., parece ser que el centro de reuniòn de los dirigentes cristianos se trasladò a la capital del entonces imperio romano, a Roma, que es donde, segùn dice vd., estaba Clemente, un obispo de Roma, y que, serìa nombrado por otro obispo de Roma, y asì sucesivamente, segùn las propias palabras del apòstol Pablo a Tito, a quien dijo que debìa de nombrar a obispos y presbìteros, en ese caso en Creta, pero que ilustra lo que ocurrìa en otras iglesias o congregaciones (Tito 1:5-9); pero en ningùn momento se dice que el apòstol Pedro fuese obispo de Roma, sobre todo, porque el apòstol Pedro se dedicò a predicar màs bien a los judìos, a los circuncisos (Gàlatas 2:8,9), mientras que el apòstol Pablo, quien tenìa ciudadanìa romana, predicò a los gentiles o paganos, quien era mas probable que nombrase obispos y presbìteros en Roma, porque la Biblia sì dice que èl estuvo allì, y porque ademàs, el apòstol Pablo fuè comisionado, por el mismo Espìritu Santo, para ir a Roma (Hechos 22:25-28; 23:11).
Pero como estaba tambièn predicho, despuès de la muerte de los apòstoles, entraron los apòstatas, que ya estaban en tiempos de los apòstoles pero èstos servìan de freno a esos apòstatas, pero en cuanto murieron los apòstoles, los apòstatas arrasaron, se extendieron como la cizaña y la gangrena, sobre todo a partir del siglo IV/V, cuando se unieron Iglesia y Estado; y asì fuè, sòlo hay que leer, ademàs de la Biblia, buenos libros de Historia (Mateo 13:24-30, 36-43; 15:8,9,14,18,19; Hechos 20:29,30; Colosenses 2:8; 1ªTimoteo 4:1-3; 2ªTimoteo 2:16-18; 4:3,4; etc...). Asì pues, tanto Tertuliano como Cipriano, que vd. menciona, estaban ya contaminados por la "cizaña", por la apostasìa.