semillita
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LA IGLESIA ADVENTISTA TIENE NUEVO PROFETA!!!!!!
Cada vez más adventistas del séptimo día se unen al numeroso y creciente grupo al interior de la iglesia adventista del sèptimo día que estan proclamando a un nuevo profeta. Ellos afirman que Elena White recibio el espiritu de profecia pero que ahora ha llegado su relevo, se trata de Ernie Knoll, una anciano que lleva en el adventismo alrededor de 50 años.
Apoyados en:
Joe 2:28 Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones.RV60
texto que los adventistas usan para tratar de respaldar a Elena White como profeta
Ernie Knoll, está teniendo sueños que esta divulgando a traves de su pagina en internet, en dichos sueños siempre es acompañado por "el heraldo" un ángel al que Ernie tambièn llama "mi ángel", y ya muchisimos adventistas le estan proclamando "profeta", incluso en la iglesia adventista se rumora que hay pastores de la asociación general adventista que ya lo han reconocido como "profeta"
Lo anterior esta causando polemica en la iglesia adventista, algunos habalan de una posible repetición de 1888.
En seguida algunos de sus sueños:
La Librería Adventista (ABC)
por Ernie Knoll
24 de octubre de 2007
En mi sueño, estoy en un pasillo con el ángel conocido como el Heraldo. Me está diciendo que fue enviado para mostrarme algo que es patente para algunos, pero a lo cual que otros están ciegos. Me llama por mi nombre celestial y me pide la mano. Le extiendo mi mano derecha y me dice, “Ven conmigo, por favor.” Caminamos a través de una pared y rápidamente descendemos a la tierra. Al acercarnos al suelo, observo cómo sus alas se doblan y doblan y vuelven a doblar y, entonces, desaparecen en su espalda. Entonces noto que su semblante cambia y ya no lo reconozco. Sonríe, me llama por mi nombre celestial y dice, “No temas; soy yo, el Heraldo.” Ahora está vestido de ropa común y tiene las mismas imperfecciones físicas que tiene el ser humano. Me dice que debe mostrarme algo.
Comenzamos a caminar por una acera cuando noto que estoy frente a una Librería Adventista (ABC). Me mira nuevamente, como para volver a confirmar que él es el Heraldo, me llama por mi nombre celestial y dice, “Observa y entiende.” Él abre la puerta y entramos. Uno de los empleados nos saluda. Comenzamos a caminar por la tienda y el Heraldo me señala ciertas cosas. Me muestra ciertos libros de historietas en los estantes y dice, “Éstos no debieran estar aquí. Al Padre le desagrada que estos libros estén en su casa de estudio.” Vamos hacia el área para los niños. Me señala libros y artículos que no concuerdan con lo que se muestra en La conducción del niño. Dice, “Si los padres tan sólo leyesen El hogar cristiano y La conducción del niño, comprenderían.”
Entonces caminamos a la sección donde están los CD, los DVD y la música. El Heraldo me señala al rótulo sobre la presentación. Dice: “Tonadas actuales para los tiempos actuales. Escucha las tuyas.” Me mira y menea la cabeza. Dice, “Nada inspirador, sólo para entretener.”
Luego vamos a la sección donde están las Biblias. Me muestra las distintas versiones. Entonces extiende la mano, empuja y aparta todas las Biblias de una versión. Yo extiendo mi mano y recojo una de las Biblias que quedaron solas. La tapa dice: “Santa Biblia” y “Versión King James”. Me mira y dice, “Esto no necesita aclaración.”
Seguimos a otro pasillo y vemos todos los libros del Espíritu de Profecía. El Heraldo me mira y dice, “Fíjate bien.” Esos libros están polvorientos, envueltos con un plástico viejo y amarillento. Toma un libro, sopla para quitarle el polvo y le quita las telarañas. Entonces lo voltea para que yo lo vea. La tapa dice, El conflicto de los siglos.
De repente un empleado se acerca y pregunta, “¿Puedo servirles en algo?” No es la voz de alguien que desea ayudar, sino como diciendo, “¿Qué se creen que están haciendo?” Mi ángel mira al empleado y le contesta, “Sí. ¿Tienen el libro, Concesión paulatina (Creeping Compromise)?” El empleado contesta, “No, pero tenemos unas novelas muy buenas. Están muy de moda.” El Heraldo dice, “Quisiéramos saber si tienen el libro titulado Concesión paulatina, por Joe Crews.” El empleado se ve frustrado. Contesta, “Venga conmigo. Vamos a ver si hallamos un ejemplar en el área del muelle denominada ‘a nadie le interesa’.
Lo seguimos hasta la parte trasera de la tienda. Allí le pregunta al encargado del muelle si ha visto algún ejemplar de Concesión paulatina. El encargado del muelle responde que hace mucho tiempo que no tienen ese libro en existencia. Se acerca el gerente y le pregunta al empleado qué es lo que busca. Cuando descubre lo que es, nos dice, “Ese libro no le interesa al público. Tenemos algunas novelas excitantes que acaban de llegar. ¿Desean verlas?” El Heraldo responde, “No. Ya he visto suficiente.” Me mira y dice, “Nos vamos por ahora.”
Salimos afuera y comenzamos a caminar por la acera. Damos algunos pasos y nos detenemos. Mi ángel pone su mano derecha sobre mi hombro y dice, “Dios observa todo.” Me dice que esté atento.
Veo a un hombre que no conozco, pero percibo que es un Adventista del Séptimo Día, bien cimentado en la Biblia y el Espíritu de Profecía. Nos pasa y entra a la Librería Adventista. En pocos momentos todos los empleados salen de la Librería Adventista llevando sus pertenencias personales. Cuando sale el gerente y nos pasa le pregunto qué pasó. Me contesta, “A todos se nos dijo que ya no se requieren nuestros servicios.”
Entonces el Heraldo me dice que mire hacia arriba. El cielo se desenrolla y descienden ángeles con alas que se doblan, doblan y se vuelven a doblar. Entonces, sus semblantes toman forma humana. Mi ángel y yo rápidamente seguimos a ese grupo pequeño hacia la Librería Adventista. Observo mientras el hombre adventista les instruye a los ángeles ‘empleados’ que coloquen cajas vacías en una carretilla y que coloquen ciertos libros dentro de las cajas.
Mientras se ocupan con esa tarea, el hombre adventista le dice a uno de los ángeles ‘empleados’ de tamaño más grande, “Por favor, saque eso.” Señala la sección donde están los CD, los DVD y la música. Mientras observo, el ángel grande va, rodea toda la exhibición con sus enormes brazos y fácilmente la arranca de la pared. Lo seguimos hacia el muelle, donde hay un volquete grande. Echa todo adentro y me sonríe mientras presiona un botón al costado del volquete. Sigue sonriendo mientras que el volquete, equipado con compresor y picador internos, tritura todo y lo comprime. Sigue sonriendo todo el tiempo que la máquina está aplastando y triturando los CD y DVD. Volteo y veo ángeles haciendo fila. Traen carretillas cargadas con cajas llenas de libros. El ángel grande recoge una caja pesada de libros y la tira al volquete. Sigue sonriendo mientras los libros son triturados.
El Heraldo y yo volvemos a la tienda donde vemos al hombre adventista en uno de los pasillos. Está de rodillas, limpiando y despolvando libros. Al aproximarme noto que es el área donde están los libros del Espíritu de Profecía. Amorosamente saca cada libro del estante, le quita la envoltura plástica vieja y amarillenta, y lo vuelve a colocar en el estante. Luego, los ángeles colocan una gran variedad de libros del Espíritu de Profecía en los estantes vacíos.
Mi ángel y yo vamos a la sección donde están las Biblias y ahora sólo vemos la versión King James. Los ángeles están colgando estandartes. Uno dice, “Estudia como si fuera tu examen final.” Otro dice, “¿Quieres respuestas?” El ultimo dice, “Él es el Verbo, el Autor, la Verdad y la Vida.”
Ahora, mi ángel y yo nos dirigimos a la sección donde estaban los CD, los DVD y la música. En su lugar hay un estante con himnarios. Vamos a otro pasillo donde vemos hileras del libro Concesión paulatina. Al mirar alrededor, veo una Librería Adventista llena de lo que el Señor quiere. El Heraldo me señala muchos otros libros que Dios desea que estén en su “casa de lectura.”
Ahora la tienda está llena de clientes. Los ángeles trabajan pacientemente con ellos, contestan sus preguntas y les muestran la información que necesitan. Un ángel se sienta con los niños y les hace un relato bíblico. Mientras otros ángeles muestran distintos libros del Espíritu de Profecía, los clientes se interesan mucho en lo que se les está mostrando. Siguen entrando clientes nuevos a la Librería Adventista.
Nota: No todos los libros, CDs y DVDs fueron desechados. Libros, CDs y DVDs de autores inspirados permanecieron allí. Solamente los artículos no inspirados fueron destruidos. El mostrador que el ángel arrancó de la pared contenía artículos que no deben estar en la Librería Adventista.