Re: FALSA PROFETISA ELLEN WHITE.
Juan Luis no contesta.
No contestar a las preguntas solo muestra una cosa Juan Luis... NO TENER LA RAZÓN.
Carnes limpìas son las que yo como,porque la PALABRA no miente.
Los adventistas enseñan que no se debe comer carne. Algunos llegan hasta el extremo de decir que comer carne es pecado. Aunque el fundamento de esa enseñanza adventista se encuentra en una disputable visión de su profetiza Ellen G. White, tratan de encontrar apoyo bíblico para la misma.
Los vegetarianos sostienen que cuando Dios creó al hombre le dio una dieta de hierbas (Génesis 1.30). esto, naturalmente, está fuera de discusión, pero en Génesis 9.3,4, Dios le dijo a Noé, "Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis". Este pasaje declara que Dios mismo le dio al hombre permiso para comer carne, siendo la única restricción que su sangre fuera derramada.
Hay quienes llegan al extremo de decir que es malo inclusive dar muerte a un animal. Para eso citan la Ley de Moisés, "No matarás" (Deuteronomio 5.17). Ellos mal interpretan esta prohibición, la cual aplica solamente a dar muerte al hombre que es hecho a la imagen de Dios (véase Génesis 9.6). No puede ser malo matar animales para algún propósito beneficioso porque Dios ordenó que fueran sacrificados (Levítico 1.4,5). Más adelante ordenó que "la carne del sacrificio de paz en acción de gracias se comerá en el día que fuere ofrecida" (Levítico 7.15). Cuando Dios creó al hombre dijo: "...y señoree en los peces del mar, en las aves de los cielos, en las bestias, en toda la tierra, y en todo animal que se arrastra sobre la tierra" (Génesis 1.26). En esta manera el hombre está autorizado para emplear a todos los seres inferiores de la tierra para sus propósitos. Por supuesto que no estamos tratando de justificar el desperdicio o la destrucción de la criaturas de Dios. Somos únicamente administradores (Salmos 50.10,11).
Si el vegetariano fuera consistente en su interpretación del mandato "no matarás", no podría matar una rata, una mosca o una cucaracha. Los vegetarianos se hallan en un aprieto al considerar el hecho que Cristo preparó pescado para sus discípulos, diciéndoles: "Venid, comed" (Juan 21.9-12). Si Cristo hizo esto, no hay nada malo en comer pescado.
Los sabatistas enfatizan el hecho que cuando Dios guió a Israel a través del desierto les alimentó con maná, un producto vegetal. Sin embargo parece que ellos pasan por alto el hecho que Dios también les dio abundante carne de codorniz (Números 11.31,32).
De igual manera citan las prohibiciones contra el consumo de carne de animales "inmundos" (Levítico 11.8). De esta manera se saltan a la conclusión de que toda carne es prohibida. Los animales inmundos que fueron prohibidos a los judíos fueron principalmente aquellos que se alimentan de carroña o que son rapaces. En aquellos días, las carnes de algunos de estos animales (como los mariscos) no podían conservarse por mucho tiempo a falta de refrigeración y medios higiénicos. De igual manera, esas leyes, al igual que la prohibición de levantar diferentes cosechas en un mismo campo, eran normas divinas para probar la fidelidad del pueblo (Levítico 19.19).
Los vegetarianos no tienen ningún derecho de prohibirnos que comamos carne de animales que fueron inmundos bajo la Ley de Moisés. En la visión que Pedro tuvo en la azotea de la casa de Simón, él vio toda clase de animales inmundos que descendían del cielo. El escuchó una voz que decía: "Levántate, Pedro, mata y come". Pedro rehusó hacer esto por causa de su educación en la tradición judía. Entonces la voz dijo: "Lo que Dios limpió, no lo llames tú común" (Hechos 10.9-15). No vacilamos en aceptar que la visión tenía un significado más profundo que sólo el asunto de los animales inmundos, sin embargo ésta no enseñó algo erróneo acerca del comer carne. De esta manera, Pablo, después de haber mostrado que Cristo había destituido la antigua ley mosaica, escribió: "Por tanto, nadie os juzgue en comida o bebida, o en cuanto a días de fiesta, luna nueva o días de reposo, todo lo cual es sombra de lo que ha de venir; pero el cuerpo es de Cristo" (Colosenses 2.16,17).
Hacer de la abstinencia de comer carne un asunto religioso es una señal de apostasía. Pablo declaró que cuando los hombres se alejan de la verdad, prohiben el matrimonio "y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad" (1 Timoteo 4.1-3). Nótese lo siguiente:
a) Es una doctrina de demonios (v. 1);
b) Dios creó los alimentos para beneficio del hombre (v. 3);
c) Todos los que conocen la verdad los recibirán (v. 3); de igual manera, quienes no son de la fe los rechazarán;
d) Toda creación de Dios es buena y no ha de rechazarse (v. 4);
e) Lo que Dios creó es santificado por la palabra y la oración (v. 5).
Nadie tiene que comer carne para agradar a Dios. El ha dejado la abstinencia a la propia discreción de cada cristiano. "Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres. El que come, no menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que come; porque Dios le ha recibido" (Romanos 14.2,3). La cosa importante en el modo de pensar de Pablo, no es lo que uno come sino la manera en que uno ama y respeta a su prójimo. El comer carne nunca debe ser una condición para la comunión: "¿Tú quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio Señor está en pie, o cae" (Romanos 14.4).
Tenemos que respetar nuestra propia conciencia. "Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba. Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado" (Romanos 14.21-23). Dios no quiere que deshonremos nuestra propia conciencia.
Tenemos que respetar la conciencia de un hermano más débil. "No destruyas la obra de Dios por causa de la comida. Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre haga tropezar a otros con lo que come. Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite" (Romanos 14.20,21). Considerando un problema un poco diferente, Pablo escribió: "Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano" (1 Corintios 8.13).
Nuestras únicas restricciones en cuanto a comer carne se hallan en Hechos 15.28,29. "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado". Con estas observaciones, podemos comer de cualquier carne, siempre y cuando sea recibida con acciones de gracias y moderación (1 Pedro 1.6), recordando la ley de la tolerancia para nuestro hermano más débil.
Si los adventistas o cualquier otros quieren ser vegetarianos, eso es cosa de ellos. Sin embargo los tales no tienen ningún derecho de imponer sus ideas sobre otros como si fueran leyes de Dios. Apreciamos las contribuciones que los adventistas han hecho a la ciencia de la nutrición y el desarrollo de nuevos alimentos tal como los productos de la soya. Sin embargo nuestra apreciación no nos puede detener en nuestra oposición a enseñanzas y prácticas erróneas que son establecidas en el nombre de Dios.
- John Waddey
La Voz Eterna, Mayo 1977