¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?

Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?




Ir contra la existencia del infierno es ir contra el Evangelio, ir contra lo que Jesús nos enseña, sobre esta realidad que es el infierno Él nos advierte una y otra vez, así que prefiero creerle a nuestro Señor y a su Iglesia que esperar a morir para averiguarlo. > NO HAY MENTIRA EN NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO, NO LO OLVIDEN. <


Dios los bendiga mucho.




Los evangelios los escribieron los hombres.
Creer en la existencia del infierno es ir contra el amor infinito de Dios y de su misericordia infinita.
 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?


Los evangelios los escribieron los hombres.
Creer en la existencia del infierno es ir contra el amor infinito de Dios y de su misericordia infinita.

La finitud de tus pensamientos te hace pensar que no existe castigo eterno.

Tu amas de forma limitada, finita, pero DIOS no es así. Su amor es infinito, y Su retribución también lo es, para bien o para mal.

Eclesiástico. 16, 11-12
Aunque fuera uno solo el hombre obstinado, sería un milagro que quedara impune, porque en él está la misericordia, pero también la ira, es tan fuerte para el perdón como pródigo para la ira.

Tan grande como su misericordia es su reprobación: él juzga a cada uno según sus obras.

Si estás pensando transitar el camino del medio, sinceramente no te lo recomiendo, porque es el camino de los tibios: o crees o no crees.


15. "Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!

16. Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.

17. Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.

18. Por eso, te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista.

19. Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete!
(Apocalipsis 3)
 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?

La finitud de tus pensamientos te hace pensar que no existe castigo eterno.

Tu amas de forma limitada, finita, pero DIOS no es así. Su amor es infinito, y Su retribución también lo es, para bien o para mal.

Eclesiástico. 16, 11-12
Aunque fuera uno solo el hombre obstinado, sería un milagro que quedara impune, porque en él está la misericordia, pero también la ira, es tan fuerte para el perdón como pródigo para la ira.

Tan grande como su misericordia es su reprobación: él juzga a cada uno según sus obras.

Si estás pensando transitar el camino del medio, sinceramente no te lo recomiendo, porque es el camino de los tibios: o crees o no crees.


15. "Conozco tus obras: no eres frío ni caliente. ¡Ojalá fueras frío o caliente!

16. Por eso, porque eres tibio, te vomitaré de mi boca.

17. Tú andas diciendo: Soy rico, estoy lleno de bienes y no me falta nada. Y no sabes que eres desdichado, digno de compasión, pobre, ciego y desnudo.

18. Por eso, te aconsejo: cómprame oro purificado en el fuego para enriquecerte, vestidos blancos para revestirte y cubrir tu vergonzosa desnudez, y un colirio para ungir tus ojos y recobrar la vista.

19. Yo corrijo y reprendo a los que amo. ¡Reanima tu fervor y arrepiéntete!
(Apocalipsis 3)

Cátedra Divina – Abril de 1999


Pueblo amado: Ninguno de los escritos de los tiempos pasados que han llegado a vosotros permaneció intocado; la codicia, el ansia de dominio y el fanatismo, que es ignorancia, fueron la causa de que aquello que mis enviados y profetas entregaran a la Humanidad, fuera alterado y contaminado con falsedades y mentiras.

Esta es la cizaña que deberéis apartar vosotros de ese verdadero trigo que ha sido la esencia de mi palabra manifestada por diferentes conductos a través de los tres tiempos.
No por ello deberéis entrar en disputas inútiles con quienes ciegamente creen que en los libros de las diversas religiones, a los que juzgan como sagrados, está contenida pura y perfecta la palabra divina.
Vosotros habéis ido comprendiendo bajo la luz de mis revelaciones del Tercer Tiempo, que junto a la esencia divina os han sido transmitidas profanaciones y falsificaciones.
Vuestra misión consiste en colaborar con Elías, quien como está profetizado, tiene el mandato divino de arrancar toda mala hierba de raíz para que ésta sea arrojado al fuego simbólico de la verdad.
Hoy, con diáfana claridad, surgen ante vuestra mirada espiritual en esos textos, las palabras y los pasajes que irradian la luz que mi Divinidad puso en ellos, y por contraste, veis de manera definida cuáles otros son no sólo de escasa luz, sino de gran tiniebla.
Es a partir de esas palabras y pasajes, unas veces alterados y otras añadidos por manos irrespetuosas y profanas, que las grandes religiones han construido sus tradiciones, ritos, teologías, y lo que es más grave, sus interpretaciones a la ley divina que tanto han confundido a los hombres.
Entregando a sus hermanos mandamientos de hombres como si fueran mandamientos divinos, los falsos profetas, los impostores y los escribas indolentes de antaño, profanaron la Ley que depositara Yo, promulgándola, en Moisés, convirtiendo lo que es sublime, eterno y de origen divino, en algo mundano, temporal y bajo.
Ved cómo de la Ley que Yo entregué al espíritu para que por ella mis hijos hombres condujeran sus pasos tanto en la vida espiritual como en la material, los desobedientes y blasfemos hicieron cuanto quisieron hasta trocarla en algo terrenal y carnal.
Ciertamente habrá una gran lucha una vez que comencéis a compartir con vuestros hermanos todo aquello que os he enseñado e inspirado, no tan sólo en la etapa de la comunicación por el entendimiento humano, sino de manera más importante, en ésta que es la de la comunicación de Espíritu a espíritu.
Habéis visto con asombro, cómo al retornar los escritos de los tiempos pasados a vuestras manos, podéis distinguir, separándolo, lo bueno de lo malo, lo puro de lo contaminado y lo divino de lo profano.
Vuestras explicaciones y razones serán de una contundencia tal, que muchos temblarán al escucharlas y otros, turbados y aferrándose a su fanatismo, os combatirán sin tregua porque la luz que irradie de cuanto diréis y escribáis, será como un torrente que arrase con sus ideas y sus creencias basadas en el engaño y la falsificación.
No por ello os autorizo a que irrumpáis en el seno de las diversas congregaciones de vuestros hermanos para destruir su fe y sus convicciones, no.
Esta misión de llevar esta luz divina la tienen hermanos vuestros que, habiendo nacido y vivido en medio de las religiones y sectas, manifestarán entre ellas lo que mi voluntad les hará llegar de ese conocimiento que he entregado a vosotros, y debido a la posición en que Yo les he puesto, habrán de ser escuchados aunque no todos les concederán la razón, desatándose así la contienda entre los que creerán, avanzado y elevándose y los que negarán, hundiéndose en el abismo del fanatismo.
¿Significa esto que callaréis cuando llegare alguien ante vosotros a interrogaros sobre lo que pensáis o creéis? Ciertamente que no; pero así como debéis poner cuidado cuando respondéis a vuestros pequeños, quienes llevados por su sana curiosidad, os interrogan acerca de las cosas de la vida humana, hablándoles de acuerdo con su edad y desarrollo emocional, con ese mismo cuidado y miramiento deberéis responder a la curiosidad de vuestros hermanos en las distintas religiones, dándoles a probar de aquello que tenéis, únicamente en la medida que por medio de vuestra intuición consideréis que ellos deban conocer.

Si ellos precisaran de más, tened por seguro que regresarán, pidiendo más, y os escucharán con atención y con respeto. No sabéis si detrás de esa curiosidad, se esconde un nuevo labriego en la Obra divina.
Permaneced en vuestros puestos, no titubeéis al pensar que escasos sois todavía en número; vosotros no sabéis a cuántos de vuestros hermanos en los diferentes continentes e islas de vuestro planeta han llegado copias de vuestros escritos, como también ignoráis cuántos de aquellos que no conocéis, son los intuitivos de los que antes os hablé y que en el momento indicado por mi Providencia, se levantarán en medio de las comunidades donde viven para entregar, palabra a palabra, hecho por hecho, lo mismo que vosotros tenéis como herencia divina.
Sabéis ya que no todos aquellos mandamientos que se atribuyen a mi divinidad son ciertos; os es fácil descubrir la impostura con el sencillo procedimiento de preguntaros de cómo habríais de cumplirlos si estuvierais en espíritu, carentes de un cuerpo y de una vida material.
Y así, os ha resultado evidente cuáles mandamientos son de Dios y cuáles son de hombres.
Poseéis también, en los escritos del Segundo Tiempo, las palabras de Jesús las cuales, al estudiarlas, os han revelado cuáles eran para Él, los mandamientos verdaderos.
También en esos pasajes ha habido intervención humana y por tanto, no están exentos de pequeños errores que vuestro análisis espiritual y elevado descubrirá, permitiendo así que brille de manera concisa e inconfundible la verdad.
Este es el primer paso para esa gran labor por medio de la cual serán fundidos en uno solo los tres testamentos, y en ese gran libro estarán contenidos los tres legados que os he entregado: el de la Ley que os conduce, el del amor que os eleva, y el de la sabiduría que os perfeccionará.
Delicada es vuestra tarea, y no os abrume la importancia que ella reviste porque en verdad, no todo os corresponde hacer a vosotros; mi guía divina fluye en vuestro espíritu cuando os eleváis, permitiéndoos escuchar potente y definitiva, la voz de vuestra conciencia, que es dónde está grabada la Ley eterna de Dios.
Tampoco os turbe el sentiros pequeños cuando veáis que hermanos vuestros manifiestan dones que aparentemente vosotros no poseéis; os hablo así porque dudáis de vuestro avance cuando sintiendo no haber sanado a los enfermos, veis que otros con facilidad les hacen sanar de la materia; pero a ellos yo les pregunto: ¿Y a su espíritu, cuándo le sanaréis?.
Israel, estáis en pleno desarrollo de vuestros dones espirituales y si vosotros rendís culto a un Dios que es espíritu, ¿no es de esperar que Yo despierte primero en vosotros aquellas facultades que sanen al espíritu antes que a la materia? Tenéis a los médicos que iluminados por Mí, curan a la materia y también veréis a seres, que sin ser médicos, sanarán a las materias de forma que muchos considerarán portentosa y que no será otra cosa que un pequeño prodigio material, pero a vosotros os he hecho médicos del espíritu: esa es vuestra verdadera labor.
Porque el prodigio material todos lo pueden ver, aún los ignorantes, pero el verdadero prodigio espiritual ¿quién lo puede ver? Solo Yo, vuestro Padre.
Y no es que no os conceda curar también a la materia, pero recordad que ésto se os da por añadidura.
Así, poco a poco, al ir avanzando en el desarrollo de vuestros dones que comenzó desde tiempo atrás, llegará el momento en que no sólo curaréis a vuestros hermanos de las enfermedades del espíritu, curación que es eterna, sino que también lograréis sanar a las materias, aun cuando esta sanación tiene un límite, pues no extiende sus efectos más allá del momento de la muerte.

Por esto comprenderéis que la curación del espíritu es infinita, ilimitada y que la de la materia, por el contrario, no lo es.
Contestaos a vosotros mismos: ¿Cuál de las curaciones queréis alcanzar? ¿La espiritual que no tiene final aunque es invisible, o la material que siendo perceptible por la mirada humana, es limitada y escasa?
Se suceden las vidas humanas en este planeta, unos espíritus llegan a encarnar mientras otros parten al valle espiritual, y bien sabéis que esto es cosa de todos los días; y yo os pregunto: ¿Cuál será vuestro legado cuando llegue el momento de que Yo os convoque al valle espiritual? Tened fe, obedeced y yo os prometo que no habréis de llegar con las manos vacías ante Mí como tampoco dejaréis la cesta vacía para quienes os sigan en el camino en vuestra vida humana; por el contrario, la dejaréis llena de las espigas y de los frutos que vuestro trabajo, contínuo y persistente aunque aparentemente pequeño, ha depositado en ella, a semejanza de las pequeñas hormigas, que día a día, cumplen humilde y calladamente, con su importante trabajo.
Así sed vosotros, pequeños y diligentes trabajadores de la campiña divina.

¡Mi paz sea con vosotros!
 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?

Cátedra Divina – Abril de 1999


Pueblo amado: Ninguno de los escritos de los tiempos pasados que han llegado a vosotros permaneció intocado; la codicia, el ansia de dominio y el fanatismo, que es ignorancia, fueron la causa de que aquello que mis enviados y profetas entregaran a la Humanidad, fuera alterado y contaminado con falsedades y mentiras.

Esta es la cizaña que deberéis apartar vosotros de ese verdadero trigo que ha sido la esencia de mi palabra manifestada por diferentes conductos a través de los tres tiempos.
No por ello deberéis entrar en disputas inútiles con quienes ciegamente creen que en los libros de las diversas religiones, a los que juzgan como sagrados, está contenida pura y perfecta la palabra divina.
Vosotros habéis ido comprendiendo bajo la luz de mis revelaciones del Tercer Tiempo, que junto a la esencia divina os han sido transmitidas profanaciones y falsificaciones.
Vuestra misión consiste en colaborar con Elías, quien como está profetizado, tiene el mandato divino de arrancar toda mala hierba de raíz para que ésta sea arrojado al fuego simbólico de la verdad.
Hoy, con diáfana claridad, surgen ante vuestra mirada espiritual en esos textos, las palabras y los pasajes que irradian la luz que mi Divinidad puso en ellos, y por contraste, veis de manera definida cuáles otros son no sólo de escasa luz, sino de gran tiniebla.
Es a partir de esas palabras y pasajes, unas veces alterados y otras añadidos por manos irrespetuosas y profanas, que las grandes religiones han construido sus tradiciones, ritos, teologías, y lo que es más grave, sus interpretaciones a la ley divina que tanto han confundido a los hombres.
Entregando a sus hermanos mandamientos de hombres como si fueran mandamientos divinos, los falsos profetas, los impostores y los escribas indolentes de antaño, profanaron la Ley que depositara Yo, promulgándola, en Moisés, convirtiendo lo que es sublime, eterno y de origen divino, en algo mundano, temporal y bajo.
Ved cómo de la Ley que Yo entregué al espíritu para que por ella mis hijos hombres condujeran sus pasos tanto en la vida espiritual como en la material, los desobedientes y blasfemos hicieron cuanto quisieron hasta trocarla en algo terrenal y carnal.
Ciertamente habrá una gran lucha una vez que comencéis a compartir con vuestros hermanos todo aquello que os he enseñado e inspirado, no tan sólo en la etapa de la comunicación por el entendimiento humano, sino de manera más importante, en ésta que es la de la comunicación de Espíritu a espíritu.
Habéis visto con asombro, cómo al retornar los escritos de los tiempos pasados a vuestras manos, podéis distinguir, separándolo, lo bueno de lo malo, lo puro de lo contaminado y lo divino de lo profano.
Vuestras explicaciones y razones serán de una contundencia tal, que muchos temblarán al escucharlas y otros, turbados y aferrándose a su fanatismo, os combatirán sin tregua porque la luz que irradie de cuanto diréis y escribáis, será como un torrente que arrase con sus ideas y sus creencias basadas en el engaño y la falsificación.
No por ello os autorizo a que irrumpáis en el seno de las diversas congregaciones de vuestros hermanos para destruir su fe y sus convicciones, no.
Esta misión de llevar esta luz divina la tienen hermanos vuestros que, habiendo nacido y vivido en medio de las religiones y sectas, manifestarán entre ellas lo que mi voluntad les hará llegar de ese conocimiento que he entregado a vosotros, y debido a la posición en que Yo les he puesto, habrán de ser escuchados aunque no todos les concederán la razón, desatándose así la contienda entre los que creerán, avanzado y elevándose y los que negarán, hundiéndose en el abismo del fanatismo.
¿Significa esto que callaréis cuando llegare alguien ante vosotros a interrogaros sobre lo que pensáis o creéis? Ciertamente que no; pero así como debéis poner cuidado cuando respondéis a vuestros pequeños, quienes llevados por su sana curiosidad, os interrogan acerca de las cosas de la vida humana, hablándoles de acuerdo con su edad y desarrollo emocional, con ese mismo cuidado y miramiento deberéis responder a la curiosidad de vuestros hermanos en las distintas religiones, dándoles a probar de aquello que tenéis, únicamente en la medida que por medio de vuestra intuición consideréis que ellos deban conocer.

Si ellos precisaran de más, tened por seguro que regresarán, pidiendo más, y os escucharán con atención y con respeto. No sabéis si detrás de esa curiosidad, se esconde un nuevo labriego en la Obra divina.
Permaneced en vuestros puestos, no titubeéis al pensar que escasos sois todavía en número; vosotros no sabéis a cuántos de vuestros hermanos en los diferentes continentes e islas de vuestro planeta han llegado copias de vuestros escritos, como también ignoráis cuántos de aquellos que no conocéis, son los intuitivos de los que antes os hablé y que en el momento indicado por mi Providencia, se levantarán en medio de las comunidades donde viven para entregar, palabra a palabra, hecho por hecho, lo mismo que vosotros tenéis como herencia divina.
Sabéis ya que no todos aquellos mandamientos que se atribuyen a mi divinidad son ciertos; os es fácil descubrir la impostura con el sencillo procedimiento de preguntaros de cómo habríais de cumplirlos si estuvierais en espíritu, carentes de un cuerpo y de una vida material.
Y así, os ha resultado evidente cuáles mandamientos son de Dios y cuáles son de hombres.
Poseéis también, en los escritos del Segundo Tiempo, las palabras de Jesús las cuales, al estudiarlas, os han revelado cuáles eran para Él, los mandamientos verdaderos.
También en esos pasajes ha habido intervención humana y por tanto, no están exentos de pequeños errores que vuestro análisis espiritual y elevado descubrirá, permitiendo así que brille de manera concisa e inconfundible la verdad.
Este es el primer paso para esa gran labor por medio de la cual serán fundidos en uno solo los tres testamentos, y en ese gran libro estarán contenidos los tres legados que os he entregado: el de la Ley que os conduce, el del amor que os eleva, y el de la sabiduría que os perfeccionará.
Delicada es vuestra tarea, y no os abrume la importancia que ella reviste porque en verdad, no todo os corresponde hacer a vosotros; mi guía divina fluye en vuestro espíritu cuando os eleváis, permitiéndoos escuchar potente y definitiva, la voz de vuestra conciencia, que es dónde está grabada la Ley eterna de Dios.
Tampoco os turbe el sentiros pequeños cuando veáis que hermanos vuestros manifiestan dones que aparentemente vosotros no poseéis; os hablo así porque dudáis de vuestro avance cuando sintiendo no haber sanado a los enfermos, veis que otros con facilidad les hacen sanar de la materia; pero a ellos yo les pregunto: ¿Y a su espíritu, cuándo le sanaréis?.
Israel, estáis en pleno desarrollo de vuestros dones espirituales y si vosotros rendís culto a un Dios que es espíritu, ¿no es de esperar que Yo despierte primero en vosotros aquellas facultades que sanen al espíritu antes que a la materia? Tenéis a los médicos que iluminados por Mí, curan a la materia y también veréis a seres, que sin ser médicos, sanarán a las materias de forma que muchos considerarán portentosa y que no será otra cosa que un pequeño prodigio material, pero a vosotros os he hecho médicos del espíritu: esa es vuestra verdadera labor.
Porque el prodigio material todos lo pueden ver, aún los ignorantes, pero el verdadero prodigio espiritual ¿quién lo puede ver? Solo Yo, vuestro Padre.
Y no es que no os conceda curar también a la materia, pero recordad que ésto se os da por añadidura.
Así, poco a poco, al ir avanzando en el desarrollo de vuestros dones que comenzó desde tiempo atrás, llegará el momento en que no sólo curaréis a vuestros hermanos de las enfermedades del espíritu, curación que es eterna, sino que también lograréis sanar a las materias, aun cuando esta sanación tiene un límite, pues no extiende sus efectos más allá del momento de la muerte.

Por esto comprenderéis que la curación del espíritu es infinita, ilimitada y que la de la materia, por el contrario, no lo es.
Contestaos a vosotros mismos: ¿Cuál de las curaciones queréis alcanzar? ¿La espiritual que no tiene final aunque es invisible, o la material que siendo perceptible por la mirada humana, es limitada y escasa?
Se suceden las vidas humanas en este planeta, unos espíritus llegan a encarnar mientras otros parten al valle espiritual, y bien sabéis que esto es cosa de todos los días; y yo os pregunto: ¿Cuál será vuestro legado cuando llegue el momento de que Yo os convoque al valle espiritual? Tened fe, obedeced y yo os prometo que no habréis de llegar con las manos vacías ante Mí como tampoco dejaréis la cesta vacía para quienes os sigan en el camino en vuestra vida humana; por el contrario, la dejaréis llena de las espigas y de los frutos que vuestro trabajo, contínuo y persistente aunque aparentemente pequeño, ha depositado en ella, a semejanza de las pequeñas hormigas, que día a día, cumplen humilde y calladamente, con su importante trabajo.
Así sed vosotros, pequeños y diligentes trabajadores de la campiña divina.

¡Mi paz sea con vosotros!

Que curioso, el libro de la vida verdadera, se llama "LA VERDADERA VIDA EN DIOS"

WWW. TLIG. ORG (quitar los espacios)

Allí habla Jesús personalmente y me lo ha verificado inequívocamente.
 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?




«Dios es infinitamente justo, y no puede quedar indiferente ante las maldades que se hacen en este mundo, ¿cómo va estar lo mismo en la otra vida el asesino, el ladrón, el egoísta, el vicioso, que el honrado y caritativo con todo el mundo?, evidentemente que tiene que haber un castigo para tanta injusticia, tanto crimen, tanta maldad, como queda en este mundo sin castigo.

Es verdad que el temor al infierno no es el mejor motivo para servir a Dios, es mucho mejor servir a Dios por amor, como un Padre que es, pero somos tan miserables que a veces no nos bastará el amor de Dios y conviene que tengamos en cuenta el castigo eterno porque es una realidad, Cristo nos lo avisa para que nos libremos de él.»

Padre Jorge Loring.



 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?


Los evangelios los escribieron los hombres.
Creer en la existencia del infierno es ir contra el amor infinito de Dios y de su misericordia infinita.

Hay un castigo eterno que fue preparado para el diablo y satatnás, y ahí pararán la bestia y el falso profeta.

El vacío cuántico será para la gente mezquina y malvada. Son las tinieblas de afuera donde hay llanto y desesperación.
 
Re: Juicio final y juicio sumario tras la muerte de cada cual

Re: Juicio final y juicio sumario tras la muerte de cada cual

...Si no fuera así, el hombre rico de Lc 16 se hallaría en el infierno sin juicio alguno.

No es posible ver a Cristo inventándose fábulas como las de esopo. Cristo siempre habló con LA VERDAD.

El relato del hombre rico y del pordiosero lázaro les cae como patada en las almorranas a los que tienen miedo. Todo el que NIEGA la existencia del tormento o infierno, lo hace porque TEME el castigo: su conciencia lo acusa día y noche.
 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?

Hay un castigo eterno que fue preparado para el diablo y satatnás, y ahí pararán la bestia y el falso profeta.

El vacío cuántico será para la gente mezquina y malvada. Son las tinieblas de afuera donde hay llanto y desesperación.

También se dice que, en el juicio del trono blanco, habrá seres humanos que serán arrojados al lago de fuego donde el diablo estará. Y si está escrito que el diablo será atormentado eternamente, ¿los humanos que paren allá no padecerán lo mismo?

Tanto bueno como justo es Dios, que sabrá darle su merecido a los que le rechazan y se oponen, sean seres angelicales o humanos injustos.
 
Re: Juicio final y juicio sumario tras la muerte de cada cual

Re: Juicio final y juicio sumario tras la muerte de cada cual

¡Pero el tormento eterno no debería ser para el ser humano!

Por algo Cristo puso Su vida y la volvió a tomar, para salvar al que necesita salvarse. Los que creen saberlo todo, manifiestan su propia justicia propia; su pecado está siempre delante de ellos como un acusador.
 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?



¿Existe el Infierno?


Para poder responder esta pregunta, necesitamos hacer primero un poco de historia que nos lleve a comprender a fondo de dónde surgió ese concepto de: “el lugar del castigo eterno”.
Si analizamos el Antiguo Testamento, podemos darnos cuenta de que no existe en él una sola mención que haga referencia al infierno; en ese Primer Testamento, aparece la palabra Seol o Sheol, pero no tiene nada que ver con el concepto del infierno que surgió mucho tiempo después. En este concepto no está implícito ni el fuego ni la condenación eterna, sino simplemente refiere el lugar o la mansión de todos los muertos.
Dice Jacob en Génesis 37:35, cuando pensó que su hijo José había muerto: “…Descenderé enlutado a mi hijo hasta el Seol…”. Y en Isaías 38:10 Ezequías, rey de Judá dice: “…A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años”. En el capítulo 14, versículos 9 y 11, Isaías dice contra del rey de Babilonia: “El Seol abajo se espantó de ti; despertó muertos que en tu venida salieron a recibirte…” “…Descendió al Seol tu soberbia, y el sonido de tus arpas; gusanos serán tu cama, y gusanos te cubrirán”.
La palabra Sheol, viene de la voz hebrea “Shael” que quiere decir: examinarse o inquirir o interrogar, es decir, reflexionar. Lo cual quiere decir que el concepto que se tenía antiguamente sobre el seol, no era el del castigo eterno, sino simplemente el lugar donde los que morían entraban en reflexión o esperaban.
Existen también muchos otros versículos que nos muestran que no sólo se veía al Seol como el lugar de espera y reposo de los muertos, sino que había quienes pensaban que los vivos también podían llegar a él, como en el Salmo 16:9, 10 de David: “…Mi carne también reposará confiadamente, porque no dejarás mi alma en el Seol…”
O el versículo 16:30 de Números: “Se dice que los que pecaron y se levantaron contra Moisés, Dios los hizo descender vivos al Seol”.
O el Salmo 55:15, donde versa: “Desciendan vivos al Seol, porque hay maldades en sus moradas”.
Al ser traducida al griego la Septuaginta en Alejandría, entre los años 250 y 100 a.C., aparece por primera vez en lugar de la palabra Sheol, la palabra “Hades”, que según la tradición helénica era el lugar de abajo, era el concepto de un hoyo o fosa, una tumba o un lugar debajo de la tierra.
Hades viene de “alpha” y “eido”, que en esta concepción quieren decir: “nada” y “saber” o “conocer”, por lo que el concepto es el de no saber nada, ignorar, estar en tinieblas. Es este el concepto más cercano que encontraron los Setenta para traducir al griego lo que la palabra Sheol significaba.
Ahora bien, al entrar el paganismo en Israel a través de los reyes idólatras, en el valle de Hinnom, llamado también Ge Hinnom, estos reyes paganos comenzaron a realizar sacrificios humanos, los cuales consistían en quemar en grandes hogueras a sus hijos
primogénitos en honor del dios Moloch (Levítico 18:21; 20:2-5; 2 Reyes 23:10). Estos actos inhumanos influyeron para darle al valle de Ge Hinnom, el contexto de lugar de lo terrible, de lo inmundo.

Con la llegada del Segundo Tiempo, en el Segundo Testamento aparece el concepto de la barranca para quemar las cosas impuras, y a similitud de Israel en el desierto, se adopta en Jerusalén la costumbre de usar ese lugar bajo donde se quemarán todos los desechos y la basura.
A estos lugares en recuerdo de los sacrificios humanos que se hicieron en el Valle de Ge Hinnom, se les llamó “Gehenna”; de esta manera, cuando se quería hablar del lugar que correspondía a todo lo impuro se hablaba de la Gehenna.
“…Si, pues, tu ojo derecho te escandaliza, sácatelo y arrójalo de ti, porque mejor es que perezca uno de tus miembros que no que todo tu cuerpo sea arrojado a la Gehenna…” Mateo 5:29
El análisis equivocado de frases como esta, hace que surja el concepto del fuego como forma de castigo a las faltas de los hombres.
“…He aquí, Jehová el Señor llamaba para juzgar con fuego…” Amós 7:4″…Porque El es como fuego purificador y como jabón de lavadores.” Malaquías 3:2 “Fuego vine a meter a la tierra; ¿Y qué quiero si ya se ha encendido?…” Lucas 12:49.
“…Y recogerá el trigo en su granero, y quemará la paja en fuego que nunca se apagará…” Lucas 3:17.
“…Todo árbol que no dá buen fruto, es cortado y echado en el fuego”. Mateo 7:19.
“…A otros salvad, arrebatándolos del fuego…” Judas 23.

¿Cuál es el verdadero significado del fuego en estos y en tantos otros pasajes del Primero y Segundo Testamentos? Para poder comprenderlo, debemos llegar a la naturaleza de las cosas: ¿Cuáles son las propiedades del fuego? ¿Qué es lo que sucede cuando sometemos alguna cosa a ese elemento? El fuego consume y purifica todo aquello que toca, mas, ¿ese fuego del que hablan las Escrituras actúa sobre la materia o sobre el espíritu? ¿Es verdad que es el fuego el que castiga los pecados humanos?
Veamos lo que nuestro Padre Celestial nos dice al respecto en el Tercer Testamento:
“Si fuese verdad que es el fuego el que castiga los pecados humanos, entonces todos los cuerpos de los que han pecado tendrían que ser arrojados al fuego aquí en la Tierra en vida, porque muertos ya no sentirían; porque los cuerpos nunca se elevan al espacio espiritual, por el contrario, ellos una vez concluída su misión, descienden a las entrañas de la tierra, donde se funden con la naturaleza de donde tomaron vida.
“Mas si creéis que lo que llamáis fuego eterno no es para el cuerpo sino para el espíritu, ese es otro grave error, porque en el reino espiritual no existen los elementos materiales, ni el fuego tiene acción sobre el espíritu.
Lo que es nacido de materia, materia es; lo que es nacido del espíritu, espíritu es”. Tercer Testamento. Enseñanza 352:45, 46.
¿Qué simboliza entonces en las Escrituras la alegoría del fuego? ¿Es acaso que existe otro tipo de fuego diferente al que conocemos?
“El fuego del que hablan las Escrituras, es la conciencia inexorable que quemará como el fuego hasta purificar de toda mancha al espíritu, y ese fuego cesa cuando ha desaparecido la huella del pecado.” Enseñanza 71:64 idem
“Cuando la conciencia de un pecador logra apartar al espíritu de su materialismo y le señala todos sus errores, la comprensión de su ingratitud le hará arrepentirse y la vergüenza que sufra será tan intensa, que os parecerá débil junto a ella la falsa idea del fuego material como elemento purificador del espíritu.” Enseñanza 76:38 idem
“La conciencia es la luz de Dios, y esa luz es fuego de amor que consume toda impureza. He ahí el fuego en que se funde el nuevo espíritu, para levantarse otra vez lleno de luz”. Enseñanza 76:39. Tercer Testamento
Cuando comprendemos todo esto de una manera espiritual, y llegamos al conocimiento de que el fuego del que hablan las escrituras es en realidad la Conciencia, esa voz de Dios que tarde o temprano será escuchada por todos actuando como un fuego purificador en el espíritu, llega a nosotros también la comprensión de aquellos versículos del Primer Testamento que dicen:

“Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor…” Deuteronomio. 9:3
“¿No es Mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?…” Jeremías. 23:29
Bien, ya que hemos analizado de dónde surgió el concepto del fuego, ahora vayamos con el origen del concepto del “Infierno”.
La palabra Infierno, viene de la voz latina “Infernus”, que quiere decir “Inferior”. Esta palabra apareció en las Escrituras cuando se hizo la versión latina llamada “Vulgata”, en el siglo IV d.C. La traducción estuvo a cargo del conocido como San Jerónimo, el cual en compañía de sus colaboradores decidieron que la palabra “Infierno”, era la que mejor reunía en uno sólo, todos los demás conceptos, esto es: Sheol, Hades, Gehenna, etc.
La Vulgata se impuso con el tiempo sobre las otras traducciones latinas, y en el año de 1546, el Concilio de Trento la proclamó como la versión oficial de la Iglesia católica.
Fue así como la unión de varios conceptos diferentes en uno sólo, crearon un concepto nuevo de lo que originalmente eran el Sheol, el Hades y la Gehenna; dejó de ser uno el lugar de descanso, de espera y reflexión de los “muertos”, y el otro la barranca donde se quemaban la basura y las cosas inmundas, para convertirse todos juntos en “el infierno”.
La verdad más importante que encontramos después de todo este análisis, es que: el símbolo del fuego en las Escrituras es el símbolo de la purificación y el arrepentimiento del espíritu al enfrentarse con su propia conciencia; que el infierno como tal, como un lugar de condenación eterna donde el fuego se encargará de castigar a los pecadores por los siglos de los siglos, no existe, porque lo que está sentenciado a condenación eterna es el pecado, mas no el pecador (Apocalipsis 19:10). Y esto, se ha sabido siempre:
“…Dios redimirá mi vida del poder del Seol, porque El me tomará consigo…” Salmos 49:15
“…Será anulado vuestro pacto con la muerte, y vuestro convenio con el Seol no será fime…” Isaías 28:18.
“…Y Yo te digo a ti que tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré Yo mi iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella”. Mateo 16:18.
Lo que nuestro Padre Celestial nos ha revelado sobre el infierno en este tiempo, son razónes contundentes que nos permiten darnos cuenta de nuestra equivocación y falta de análisis:
“Creéis que Yo, vuestro Padre, haya creado lugares expresamente destinados para castigaros y vengarme así eternamente de vuestras ofensas?” E. 52:34
“¿No os he explicado que el atributo más grande de Dios es el amor? ¿No creéis entonces que un tormento eterno sería la negación absoluta del atributo divino, del amor eterno?” E. 164:34
“Yo no formé la muerte ni el infierno, porque al concebir mi Espíritu la idea de la Creación, sólo sentí amor y de mi seno sólo brotó vida; si la muerte y el infierno existieran, entonces tendrían que ser obras humanas por pequeñas, y ya sabéis que nada de lo humano es eterno.” E. 303:42
“¿Qué valor tendrían mi Ley y mi Doctrina si no fuesen capaces de salvar del error y del pecado a los espíritus? ¿Y qué objeto habría tenido mi presencia como hombre en el mundo, si iba a haber muchos que habrían de perderse para siempre en una expiación sin fin?” E. 352:48
“¿Cómo condenar al hombre al exterminio o al dolor eterno, cuando su pecado sólo es pasajero y es producto de su ignorancia? ¿Cómo condenar a un ser que en sí lleva mi propia naturaleza divina?” E. 297:10
¿Alguna vez te has puesto a pensar si será posible que exista un lugar donde pueda haber más dolor y destrucción que en nuestro propio planeta? ¿Será posible que exista otro espacio donde la muerte, la enfermedad, la pobreza y el desamor sean más palpables que en este nuestro “infierno terrenal”? Para qué tendría que tomarse Dios la molestia de crear un infierno, si nosotros hemos creado uno justo a la medida de nuestra falta de cumplimiento en las leyes divinas.
“No alberguéis la idea que existe entre la humanidad acerca del infierno, porque no hay más infierno en este mundo, que la vida que habéis creado con vuestras guerras y odios; y en el más allá, no existe más fuego que el remordimiento del espíritu, cuando la
conciencia le muestra sus errores”. Enseñanza 182:45. Tercer Testamento

Hay muchos que piensan, que con la muerte de la carne viene el descanso del espíritu, y muchos otros que piensan que al desencarnar, por las faltas cometidas tendrán que ir derechito al infierno, o a algún otro lugar para expiación de sus pecados. ¿Qué sucede cuando un espíritu desencarna teniendo estas ideas sobre el más allá?; ¿o cuando por rebeldía se confunde y no acepta que su oportunidad en esa materia ha terminado?. ¿Qué pasa cuando por llevar una vida sin control y llena de faltas a la Ley el espíritu desencarna de una manera violenta?; ¿o qué hay de aquellos que simplemente no saben que esperar?
En la película “What dreams may come” (Más allá de lo sueños), el autor hace una
proposición muy interesante al respecto basándose en los textos del Tercer Testamento en su versión inglesa, cuando describe que al desencarnar cada espíritu crea su propio infierno o su propio mundo de expiación según sus creencias o ataduras, según la luz o confusión que exista en él, según sus errores o aciertos. ¿Qué nos ha revelado nuestro Padre Eterno en este tiempo sobre todas estas dudas? Veamos:

“Para el espíritu justo, le es indiferente el lugar en que se encuentre, porque doquiera llevará en sí la paz y la gloria del Creador. En cambio, el espíritu impuro y turbado así pueda hallarse en el mejor de los mundos, no dejará de sentir interiormente el infierno de sus remordimientos que le estarán quemando hasta purificarlo.” Enseñanza. 52:33

“Lo que los hombres llaman gloria o infierno, no son lugares determinados, es la esencia de vuestras obras la cual recoge vuestro espíritu cuando llega al valle espiritual. Cada quién vive su infierno, habita su mundo de expiación o goza la beatitud que da la elevación y la armonía con el espíritu divino”. Enseñanza. 11:56. Tercer Testamento.

 
Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?

17 Todos serán salvos, todos serán perdonados, todos serán consolados. ¿Donde está la muerte, donde la condena eterna y el infierno sin fin?

18 Yo no creé la muerte ni el infierno, porque al concebir mi Espíritu la idea de la Creación, sólo sentí amor y de mi seno sólo brotó vida.
Si la muerte y el infierno existiesen, entonces tendrían que ser obras humanas, por pequeñas, y ya sabéis que nada de lo humano es eterno.

EL TERCER TESTAMENTO