Re: ¿EXISTE EL TORMENTO ETERNO?
...Ah, weno. También el diablo lee la Biblia.
¿Qué demuestras? En cambio, deberías enterarte de algo:
O sea, hello... Lee la Biblia.
En el Libro de Revelación o Apocalipsis de Juan 22:18 dice que el hombre que añada algo a la escritura sería maldecido. Y Pablo dice: “Mas si aún nosotros, o un ángel del cielo os anunciara otro evangelio diferente del que os hemos anunciado sea anatema.” Gálatas 1:8
Aquí cabría dilucidar algunos puntos:
1) ¿Quién tiene más autoridad sobre el Evangelio? ¿Cristo o Sus discípulos? El mismo Juan dice en su versión del evangelio:
“Y hay también muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir…” Juan 21:25.
No solo eso, el mismo Divino Maestro les advirtió a Sus discípulos la noche en que habría de ser traicionado, que no todo les había sido revelado:
“Aun tengo muchas cosas que deciros pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de Verdad, él os guiará a toda la verdad porque no hablará por su propia cuenta…” Juan 16:12,13
2) Cuando Pablo habla acerca de quien “os anunciara otro evangelio diferente del que os hemos anunciado sea anatema”… cabría preguntarse: ¿De qué evangelio habla Pablo? ¿Del suyo o del que Cristo entregara?
“…conforme a mi Evangelio” Romanos 2:16
Tanto en Romanos 2:16 y 16:25 así como en 2 Tim. 2:8, Pablo afirma que el evangelio que está diseminando entre los gentiles, es suyo, no el del Padre Celestial. Ninguno de los otros escritores del Evangelio se refiere a éste como si fuera suyo propio ni mucho menos lanzan anatemas.
El mismo Divino Maestro no se refiere al Evangelio, la Buena Nueva, como si fuera Su mensaje.
“Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla…” Juan 3:34
Y a diferencia de Pablo, el Maestro humildemente dice:
“…nada hago por mí mismo, sino que según me enseñó el Padre, así hablo”… Juan 8:28
Pablo no menciona una sola parábola de Jesús, ni parece conocer el Sermón de la Montaña e ignora también el Padrenuestro, llegando a afirmar:
“…pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos…” (Romanos 8:26).
Si se interpreta a Pablo literalmente, quien hubiera llegado en ese momento hablando de las Bienaventuranzas del Reino o del Padrenuestro, estaría en anatema… porque el evangelio de Pablo no contiene nada de ello. Si no lo cree usted, tome su Biblia y trate de encontrarlo.
Y si trata usted de hallar en Pablo alguna mención al mandamiento entregado por Jesús en la Ultima Cena, tampoco la encontrará.
“Este es mi mandamiento: Que os améis unos a otros, como yo os he amado” Juan 13:34, 15:12 1 Jn. 3:23, 2 Jn. 5
Pablo mismo advierte contra aquellos que interpretan las cosas a la letra:
“…porque la letra mata, mas el espíritu vivifica.” 2 Cor. 3:6ss
3) El Tercer Testamento NO es un añadido a la revelación de Juan ni es un nuevo evangelio. Si usted vuelve a leer cuidadosamente el controvertido pasaje del Libro de la Revelación (no aparece en las primeras ediciones de la versión Vulgata de la Biblia ni en ninguno de los escritos originales en griego), verá que esa advertencia se refiere únicamente a ese libro de Juan. Tan no se refiere esto a todas las escrituras que en el mismo Apocalipsis o Revelación 20:12 viene la profecía de ¡otro libro!
“…y otro libro fue abierto, el cual es el Libro de la Vida…” Apocalipsis 20:12
Más aún, el Tercer Testamento -cuya parte fundamental es el Libro de la Vida Verdadera- no es obra de ningún hombre, es palabra entregada e inspirada por Dios a través de múltiples portavoces. Medite usted en que si esas palabras de Juan se refirieran a todas las escrituras ¿cómo entonces podría cumplirse la profecía entregada por el mismo Jesús, contenida precisamente en el Evangelio de Juan 14:26 y 16:13?
“Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas y os recordará todo lo que os he dicho” Juan 14:26
Es decir, el Espíritu Santo no solo habría de venir y enseñar todo aquello que en ese tiempo los discípulos no podían comprender, sino que también habría de hacer recordar todo cuanto el Maestro dijo en aquel Segundo Tiempo. Y esto es precisamente de lo que versa el Tercer Testamento, entregado por el Espíritu Santo en cumplimiento de las profecías.
Y para finalizar, si alguien le ha dicho que toda la sabiduría divina está contenida ya en la Biblia como actualmente se conoce, quizá convenga que usted lea y analice detenidamente lo siguiente:
“Aún tengo muchas cosas que deciros, pero ahora no las podéis sobrellevar. Pero cuando venga el Espíritu de Verdad, él os guiará a toda verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de venir” (Juan 16:12,13).
El Tercer Testamento es cumplimiento fiel de esta profecía.