Entonces Por qué no respondió cuando se le planteó la pregunta ¿en qué te afecta el comportamiento de los católicos?
Tampoco respondiste la pregunta ¿Puedes dar un ejemplo de la sana doctrina a la que se refiere Pablo?
Y menos aún la pregunta ¿cómo es que tienes la certeza absoluta de que todos los que asisten a una procesión, en la que se lleva en andas la imagen de María o algún santo, están adorando a esa imagen?
Porque todo lo que opina de los católicos lo supone
Usted supone que hay trampas, que los católicos no son cristianos, que todos los católicos adoran imágenes, que somos hipócritas
Pero no puede demostrar nada de lo que afirma
Muestre pruebas concretas de sus afirmaciones
No amigo, la percepción que Cristo me ha dado está por encima de tus elucubraciones como abogado gratuito del romanismo católico.
Y Cristo bien sabe, al igual que este servidor de él, que toda la Escritura, y toda la Creación, ha sido hecha por medio de él y para él, para que en todo tenga la Preeminencia.
No se trata del Papa, de sus bulas, de María, de sus reinas del cielo, y mucho menos de las distintas religiones habidas y por haber en la historia del mundo.
Se trata del Hijo de Dios hecho carne, de Jesús, llamado el Cristo.
Usted no entiende, ni sus compañeros de fechorías tampoco, que la gran controversia entre ustedes y Dios es enteramente sobre Cristo.
No es sobre la reina del cielo, ni el argentino Bergoglio, ni vuestro catolicismo romano con todas sus arandelas y bisutería religiosa, que aparta al creyente de la comunión con Cristo, quien es una persona real, que nos oye, nos ve, y actúa a favor de los que mantienen viva esta comunión con él.
La muerte de Cristo es uno de los lugares comunes del catolicismo romano, ustedes se jactan de ella como si constituyese el más grande tributo a la dignidad del hombre, y por eso se toman el derecho colocar alcancías a los pies de sus estatuas, y colocarlo junto a otras estatuas de otros dioses a quienes también les hacen altares para que la gente les rece y les pida favores.
Pero Cristo no necesita el patrocinio de ustedes, y el Padre está enojado al ver como ustedes valoran la muerte de su Hijo, al hacer de ella una más en el panteón de sus dioses y diosas.
La muerte de Cristo fue la crisis del mundo.
A lo largo de los siglos, a pesar de las injurias contra la conciencia, del desprecio a las promesas, del apagado de la luz de la naturaleza, del quebrantamiento de la ley, del menosprecio a las promesas y de profetas exilados y muertos, el mundo había tenido que ver con Dios.
Pero ahora se había dado un tremendo cambio.
Finalmente, y de manera definitiva, el mundo había tomado partido.
En medio se levantaba aquella cruz en su solitaria majestad:
"Dios a un lado con el rostro vuelto, rechazado; al otro lado Satanás, exultante en su triunfo."
Y el mundo se puso de parte de Satanás.
Y en presencia de aquella cruz, Dios llama a cada católico a quien le llega este mensaje para que se declaren de uno u otro lado, y saber de qué lado están.
O se es del catolicismo romano.
O se es de Cristo, no hay puntos medios.
Cuando se es de Cristo, no hay lugar para estatuas, ni dioses, ni diosas, ni altares, ni cirios, ni escapulario, no hay ninguna vinculación con el externalismo y bisutería religiosa.
Es una comunión directa, de redimido a Cristo, como tenerlo al frente, como saber que me observa, que me escucha, que me evalúa, que sabe lo que me conviene, y que lo necesito cada día de mi vida hasta para cruzar una calle concurrida, para corregir lo deficiente en mi vida, y un ruego constante para hacer las cosas que le agradan a él, como es hablarle de él, a las personas que ponga cerca de mí, en mis salidas, y orar por ustedes, por si quizá Dios les conceda que se arrepientan para conocer la verdad y escapen del lazo del romanismo católico, en que están cautivos a voluntad de él.
Ojalá esta vez considere la Preeminencia de Cristo, la cual no se puede opacar, colocando otros dioses a su lado.