La Doctrina de la Resurrección está absolutamente asociada al cuerpo del creyente, y no creyente, nada que ver con su parte inmaterial, el alma.
Si no se entiende esta separación, entonces van a pensar como Salomón señala al hombre bajo el sol, en referencia al hombre natural, sin espíritu, que en la muerte nada se sabe y que la memoria del muerto es puesta en el olvido.
Pero por la resurrección de Cristo y su posterior revelación a los apóstoles, entendemos que el cuerpo es el que muere, jamás el alma; y que cuando esto ocurre, entonces la separación del cuerpo en relación con su alma, es un heccho, aquí está el fundamento bíblico:
2Pe 1:14 sabiendo que en breve debo abandonar el cuerpo, como nuestro Señor Jesucristo me ha declarado.
El cuerpo vacío de Pedro aún continúa en la tierra, pero él se encuentra disfrutando en la Casa del Padre, de la Presencia de su Hijo, no en estado pasivo, como piensan algunos, pues luego de la muerte sus "siervos le servirán" como está escrito aquí;
Apo_22:3 Y no habrá más maldición; y el trono de Dios y del Cordero estará en ella, y sus siervos le servirán,
Cuando Pedro llega al Paraíso, vio a Enoc, Abrahám, porque a Elías y a Moisés, los conoció aquí en la tierra cuando el Señor los mandó llamar en el Monte Santo, tan real fue su percepción terrenal, que quiso hacer tres enramadas, para ellos, este error, hizo que la visión finalizara abruptamente, pues la gloria de Cristo no se puede comparar con ninguna criatura.
Este esfuerzo de infiltrar el foro, para imponer la falsa doctrina del sueño del alma, y de la aniquilación total, tiene su base en la incredulidad y falta de conocimiento de Cristo, como el Todopoderoso.
Los frutos de la resurrección del Señor, de los cuales goza su Iglesia sin éstos:
Col 3:1 Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Col 3:2 Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Col 3:3 Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios.
Col 3:4 Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria.
La victoria de Satanás sobre el primer Adán le hizo dueño de sus posesiones y de su herencia, entre ellas las almas.
Esto explica el por qué todas las almas al separarse del cuerpo, iban directamente al Seol o Hades, entendido como un lugar en el centro de la tierra, separado por una sima, como enseña Cristo en la narración del rico y Lázaro, que los incrédulos e inconstantes, tuercen para su propia perdición, al desacreditar al Señor, acusándolo de estar inventando algo que jamás ocurrió en la realidad, y reducen la magnitud del relato a una parábola, como si la misma manejara nombres propios de personas vivas y luego abandonando sus propios cuerpos, para hallarse separados en un mismo lugar.
Esta historia no es ninguna parábola, es la solemne realidad del destino del alma de los seres humanos.
La victoria del segundo Adán sobre Satanás le despojó de todo lo que había tomado del primer Adán, no fue un triunfo fácil, tuvo que asumir los pecados de todos nosotros y recibir la sentencia que nuestros pecados merecían.
La Iglesia es considerada por Dios, y en consecuencia por la fe también, como muerta con Cristo: sus pecados siendo puestos sobre Él, el recuerdo de ellos ante Dios es enterrado en la tumba de Cristo.
Prácticamente, el nacido de nuevo, ha sido muerto juntamente con Cristo, tenemos la certeza de que Jesús nos guiará más alla de la muerte hacia su misma Presencia, como aprendemos de los apóstoles, que nos han enseñado esta misma fe, dada una vez a los santos en Cristo, aquí está el texto:
Flp_1:23 Porque de ambas cosas estoy puesto en estrecho, teniendo deseo de partir y estar con Cristo, lo cual es muchísimo mejor;