Ricardo, con todo respeto he de decir que discrepo severamente de las ideas que en tus palabras expones.
Primero de todo, Jesús no tuvo ni tiene en su mano el "poder dar a los muertos impenitentes" cosa alguna salvo luz, conocimiento, si es que están abiertos a aprender. La "oportunidad de arrepentimiento" es Dios Padre Mismo quien la estableció para todos y por siempre, mortales y espíritus de toda condición.
Segundo - y por lo recién dicho - negar la oportunidad de progresar a cualquier hijo del Padre es un craso error que en su momento se verá confrontado con la verdad de que el Amor de Dios no hace excepciones y es para todos.
Tercero, seguramente es cierto que en la Biblia no vamos a hallar lo que de ella se extirpó con vistas a la sumisión de los pueblos a los dictados de iglesias que quisieron detentar en exclusiva la potestad de salvar o de condenar, pero eso sólo significa que la Biblia tal como hoy día existe no contiene toda la verdad, e incluso expone mentiras, i.e., cosas que no son verdad, como por ejemplo esta misma cortapisa que tú expones: que si no te arrepientes en vida, tras morir ya no podrás.
Cuarto, lo primero que hizo Jesús tras dejar atrás su cuerpo fue visitar los infiernos, es decir, las más bajas capas y estratos de lo que puede llamarse el "Plano Terrestre" o Primera Esfera, pero no para anunciar "su victoria" sino el hecho de que existía una vía de redención incluso para los más irredentos, o en otras palabras, predicarles que hay un camino abierto hacia regiones de más y más luz, progresivamente y para todos, pues no existe un "castigo eterno" en los mundos que Dios creó. Y más aún: Dios ni siquiera conoce el concepto "castigo", pues todo mal que el hombre padece surge de transgredir la Armonía que debe reinar en todo lugar y momento.
Así que, en conclusión, está claro que sí que es mejor que cada cual se arrepienta CUANTO ANTES de lo que ve que hizo mal, pues Dios quiere nuestra felicidad siempre, y por eso hizo de la Armonía Su Ley suprema, la imperante en Su universo y a la que todo ser vivo habrá de plegarse antes o después, pero nadie tiene bloqueada esa vía ni carece de medios para corregir o enmendar cualquier consecuencia o error que acaso hubo cometido o que pudiera cometer, ni aquí ni en el más allá, porque ello desdeciría que Él, Dios Padre, es Amor.