Cómo se formó la biblia...
Cómo se formó la biblia...
LA BIBLIA:
Hay muchos cristianos que creen que todos los libros de la Biblia fueron escogidos y aceptados por los Apóstoles desde el primer siglo, pero esto no es así. Veamos cómo empezó todo. Jesucristo les había dicho a los judíos:
"¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle". (Lucas 11:52-54).
El pueblo judío, arrastrado por la codicia de las cosas de este mundo, no quería ir a la luz, que mandaba tener misericordia con los demás, y por este motivo intentaron apagar aquella luz matando a Jesucristo. Más tarde, no conformes aún con aquel crimen, aquellos judaizantes y sus descendientes se unieron a las comunidades cristianas, tomaron el poder de ellas e intentaron volver a imponer a los cristianos el Antiguo Testamento. Pero la predicación de Jesucristo y los Apóstoles aún era muy recordada por los cristianos y en los primeros siglos no consiguieron del todo sus propósitos.
Son muchos los motivos que empujan a los hombres codiciosos y a los judaizantes a imponernos de nuevo las tradiciones de hombres judaizantes del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento persigue mucho a los creyentes en cuanto a las formas de comer de beber, de guardar el sábado y de hacer en cuanto a los actos sexuales. Pero proclama muy poco que hay que repartir los bienes, que no se deben hacer guerras, que no se debe matar ni condenar a muerte a nadie..., Es más, en muchos casos justifica mandamientos de hombres que están contra la Ley de Dios ("No matarás"). Pues justifica las penas de muerte, las condenas, las guerras, y la ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente).
En el siglo II parece ser que ya algunas comunidades cristianas estaban influenciadas por los judaizantes y sus leyes del Antiguo Testamento. El cristiano Marción, nacido en el siglo II, quiso romper con esta desviación e intentó recomponer de nuevo el verdadero mensaje de Jesucristo. Y para ello, hizo un canon de las Escrituras que pasaría a ser el primer canon de las Escrituras cristianas que se conoce. En ese canon Marción suprimió el Antiguo Testamento, y también algunas cartas de Pablo porque decía que no eran de Pablo. Los marcionitas se extendieron mucho sobre todo por las orillas de Mediterráneo. Pero fueron muy difamados por los "cristianos" judaizantes.
Marción. Al parecer, fue excomulgado de la iglesia por su propio padre (quien debió, por tanto, ser obispo). Luego se afilió a la comunidad cristiana de Roma, y también de allí lo expulsaron (probablemente en el 144 d.C). Consideró que el Dios de quien habla el Antiguo Testamento no es el Dios verdadero, por lo que rechazó todos los libros de la Biblia hebrea. Por aquel entonces no se había establecido en la iglesia ningún canon, y por eso puede afirmarse que fue Marción el primero que definió un canon de libros cristianos.
Según él, estaba constituido por el Evangelio de Lucas y por diez de las epístolas paulinas (todas menos las cartas pastorales; Hebreos no cuenta). Aun en esos libros que aceptó, Marción hizo recortes, pues consideraba que los judaizantes habían manipulado el texto y lo habían pervertido. La acción de Marción fue muy significativa, y a él se unieron muchas comunidades cristianas. Muchos escritores cristianos lo atacaron. Fue condenado en el 144 d.C. Pero su intento dio como resultado que muchos cristianos posteriores examinaran más profundamente lo que era palabra de Dios y lo que no lo era en los libros de las escrituras que se conservaron.
Eusebio de Cesarea (SIGLO III-IV): Eusebio de Cesarea nos presenta, en su Historia eclesiástica, una síntesis de la situación a principios del siglo cuarto, en cuanto al status de los libros sagrados dentro del cristianismo. Dice así Eusebio de Cesárea:
"En primer lugar hay que poner la tétrada santa de los Evangelios, a los que sigue el escrito de Hechos de los Apóstoles". Aquí vemos que en tiempos de Eusebio todavía el Evangelio era la primera señal de fe de los cristianos, y luego, en segundo lugar, los hechos de los Apóstoles. Los demás libros se pondrían en tercer o cuarto lugar. Las leyes del Antiguo Testamento ni las menciona en la lista de lugares. Esto es una señal que nos muestra que aún vivían aquellos cristianos el respeto a la decisión de los Apóstoles en el concilio de Jerusalén (que los cristianos no tenían que observar ya los preceptos judaizantes escritos en el Antiguo Testamento) (Hechos 15).
Los cristianos siempre tuvieron con mucho respeto la parte histórica y profética de los libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, siempre tuvieron en el recuerdo que la parte que se refiere a las leyes eran libros imperfectos que no guardaban fidelidad a la verdadera Ley que Dios había dado desde el principio: "No Matarás".
Los Apóstoles y muchos cristianos fieles al Evangelio, en los primeros siglos intentaron tener como conducta social y económica solamente las palabras y ejemplos que les había enseñado Jesucristo. Pero seguir este camino requería desprenderse de toda codicia y de todo comportamiento injusto. También requería tener a los hermanos como iguales y no como esclavos. Por este motivo, muchos preferían el Antiguo Testamento.
Ya por el año 200 d.C. se ha aceptado la idea del canon y se ha compilado una buena parte de su contenido; sin embargo, no hay unidad de criterio en cuanto a la totalidad de los libros que lo componen. Este hecho se percibe muy bien por las dudas y variaciones que se presentan en las listas que se dan en diversas partes donde el cristianismo se había desarrollado. Pero lo que si se descubre por estos documentos es que los cinco libros de leyes del Antiguo Testamento no estan incluidos dentro de estas primeras biblias.
Taciano: Antes de finales del siglo II, Taciano—que había sido discípulo de Justino Mártir—escribe su Diatessaron (ca. 170 d.C.), que es una armonía de los cuatro evangelios. Este hecho muestra que, para esa fecha, ya se consideraba que los evangelios canónicos eran esos cuatro.
El Fragmento Muratori: De finales del siglo II o principios del III, es un manuscrito que contiene una lista de libros del Nuevo Testamento, escrita en latín, conocida como el Fragmento Muratori, por el nombre del anticuario y teólogo que descubrió el documento: Ludovico Antonio Muratori. En el Fragmento Muratori se mencionan, como libros aceptados, 22..., de los que componen nuestra versión del canon del Nuevo Testamento. Faltan los siguientes: Hebreos, Santiago, 1 y 2 de Pedro, 3 de Juan. Pero se añaden, como aceptados, otros dos libros: Apocalipsis de Pedro y Sabiduría de Salomón. Además, se da una lista de obras que fueron rechazadas por los primeros cristianos, por diversas razones.
Orígenes: Por su parte, el gran Orígenes (quien muere alrededor del año 254 d.C.), indica que son aceptados en las Biblias cristianas veintiún libros del actual canon de veintisiete; pero hay otros que él cita como «escritura», como la Didajé y la Carta de Bernabé. Luego menciona entre los textos acerca de cuya aceptación algunos dudan, los siguientes: Hebreos, Santiago, Judas, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, además de otros libros (como la Predicación de Pedro o los Hechos de Pablo).
Por los escritos de Justino y de otros escritores cristianos de los siglos II y III, se sabe que los cinco libros de leyes (la Torá) no estaban en las biblias cristianas aún aceptados todo su contenido como palabra de Dios. Tampoco estaban aceptadas como inspiradas algunas cartas de Pablo por todos los cristianos, pues Tertuliano nos dice en sus comentarios que Basílides (año 130) y Marción (año 140) no aceptaban las cartas pastorales. Y según Jerónimo, de las pastorales Taciano (año 170), sólo aceptaba la carta a Tito. De todas formas tampoco Jesucristo nos dijo nada de las cartas de Pablo. Él sólo nos mandó predicar por todos los pueblos el Evangelio. Lo de incluir las cartas de Pablo en las biblias también fue decisión de los emperadores de Roma (S. IV)... Algunas partes de las cartas de Pablo son dulces y te acercan al Evangelio..., otras partes son amargas y te hacen observar preceptos del Antiguo Testamento que Jesucristo no mandó observar en el Evangelio.
JESUCRISTO NOS MANDÓ PREDICAR SOLAMENTE SU EVANGELIO POR TODOS LOS PUEBLOS:
Jesucristo nos mando predicar solo su Evangelio (Marcos 16, 15)... Pero, como El evangelio de Jesucristo no Justificaba las penas de muerte, ni las guerras, ni la esclavitud, ni el que unos tuvieran mucho y otros poco, no le venia bien a los poderosos de Roma, y entonces desde el siglo IV (Emperador Constantino y sus sucesores), confeccionaron las biblias a su gusto y las impusieron al mundo por la fuerza de las armas.
LOS EMPERADORES DE ROMA Y LA BIBLIA:
Fueron el emperador de Roma, Constantino, y sus sucesores, a partir del siglo IV, los que cambiaron el sistema de vida cristiano basado en el reparto de bienes y en la Ley de Misericordia predicada por Jesucristo. El Evangelio de Jesucristo, igual que a los judaizantes, tampoco les interesaba a los poderosos de Roma, pues estos tenían mucho poder y muchos esclavos, y también leyes para castigarlos de muerte cuando ellos querían. Nada de esto lo justificaba el Evangelio. Y así, en las últimas décadas del siglo IV, desde Roma se impuso una revisión general de libros.
En el concilio de Hipona en 393, bajo la autoridad de los emperadores de Roma, es donde se escogieron los libros de las biblias... Desde entonces los demás libros de las comunidades cristianas que no eran judaizantes, fueron siendo requisados y destruidos..., y fue desde ese tiempo cuando volvió a llamarse a todos los preceptos del antiguo testamento "palabra de Dios".
De esta forma El evangelio quedo ahogado y desplazado en las biblias entre un montón de libros judaizantes que no respetan la enseñanza piadosa de Jesucristo. Y este es el falso cristianismo que se ha vivido desde entonces. Pues las penas de muerte, las guerras, los genocidios, las torturas, la desigualdad y las diversas inquisiciones, siempre han estado a la orden del día en los pueblos llamados cristianos, todo por haber despreciado el amor que se le debe a Jesucristo y haberse querido justificar siempre en las leyes crueles e imperfectas del Antiguo Testamento.
El Evangelio no justifica el que se haga daño a alguien.
Todo este sistema de vida tan Judaizante y tan poco cristiano pasó a ser una gran abominación para muchos cristianos del siglo IV, que huyeron de las grandes ciudades del imperio y, haciéndose monjes, se asentaron en tierras de Egipto y en las Galias. En la decisión de estos cristianos se ven reflejadas las palabras de Jesucristo cuando nos dice:
"Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa " (Mateo 24:15-18).
La abominación desoladora es todo aquello que anula la autoridad del Evangelio, pues el Evangelio nos manda cumplir siempre con el perdón y la misericordia.
"Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (MATEO 24:9-13)
Cómo se formó la biblia...
LA BIBLIA:
Hay muchos cristianos que creen que todos los libros de la Biblia fueron escogidos y aceptados por los Apóstoles desde el primer siglo, pero esto no es así. Veamos cómo empezó todo. Jesucristo les había dicho a los judíos:
"¡Ay de vosotros, intérpretes de la ley! porque habéis quitado la llave de la ciencia; vosotros mismos no entrasteis, y a los que entraban se lo impedisteis. Diciéndoles él estas cosas, los escribas y los fariseos comenzaron a estrecharle en gran manera, y a provocarle a que hablase de muchas cosas; acechándole, y procurando cazar alguna palabra de su boca para acusarle". (Lucas 11:52-54).
El pueblo judío, arrastrado por la codicia de las cosas de este mundo, no quería ir a la luz, que mandaba tener misericordia con los demás, y por este motivo intentaron apagar aquella luz matando a Jesucristo. Más tarde, no conformes aún con aquel crimen, aquellos judaizantes y sus descendientes se unieron a las comunidades cristianas, tomaron el poder de ellas e intentaron volver a imponer a los cristianos el Antiguo Testamento. Pero la predicación de Jesucristo y los Apóstoles aún era muy recordada por los cristianos y en los primeros siglos no consiguieron del todo sus propósitos.
Son muchos los motivos que empujan a los hombres codiciosos y a los judaizantes a imponernos de nuevo las tradiciones de hombres judaizantes del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento persigue mucho a los creyentes en cuanto a las formas de comer de beber, de guardar el sábado y de hacer en cuanto a los actos sexuales. Pero proclama muy poco que hay que repartir los bienes, que no se deben hacer guerras, que no se debe matar ni condenar a muerte a nadie..., Es más, en muchos casos justifica mandamientos de hombres que están contra la Ley de Dios ("No matarás"). Pues justifica las penas de muerte, las condenas, las guerras, y la ley del Talión (ojo por ojo, diente por diente).
En el siglo II parece ser que ya algunas comunidades cristianas estaban influenciadas por los judaizantes y sus leyes del Antiguo Testamento. El cristiano Marción, nacido en el siglo II, quiso romper con esta desviación e intentó recomponer de nuevo el verdadero mensaje de Jesucristo. Y para ello, hizo un canon de las Escrituras que pasaría a ser el primer canon de las Escrituras cristianas que se conoce. En ese canon Marción suprimió el Antiguo Testamento, y también algunas cartas de Pablo porque decía que no eran de Pablo. Los marcionitas se extendieron mucho sobre todo por las orillas de Mediterráneo. Pero fueron muy difamados por los "cristianos" judaizantes.
Marción. Al parecer, fue excomulgado de la iglesia por su propio padre (quien debió, por tanto, ser obispo). Luego se afilió a la comunidad cristiana de Roma, y también de allí lo expulsaron (probablemente en el 144 d.C). Consideró que el Dios de quien habla el Antiguo Testamento no es el Dios verdadero, por lo que rechazó todos los libros de la Biblia hebrea. Por aquel entonces no se había establecido en la iglesia ningún canon, y por eso puede afirmarse que fue Marción el primero que definió un canon de libros cristianos.
Según él, estaba constituido por el Evangelio de Lucas y por diez de las epístolas paulinas (todas menos las cartas pastorales; Hebreos no cuenta). Aun en esos libros que aceptó, Marción hizo recortes, pues consideraba que los judaizantes habían manipulado el texto y lo habían pervertido. La acción de Marción fue muy significativa, y a él se unieron muchas comunidades cristianas. Muchos escritores cristianos lo atacaron. Fue condenado en el 144 d.C. Pero su intento dio como resultado que muchos cristianos posteriores examinaran más profundamente lo que era palabra de Dios y lo que no lo era en los libros de las escrituras que se conservaron.
Eusebio de Cesarea (SIGLO III-IV): Eusebio de Cesarea nos presenta, en su Historia eclesiástica, una síntesis de la situación a principios del siglo cuarto, en cuanto al status de los libros sagrados dentro del cristianismo. Dice así Eusebio de Cesárea:
"En primer lugar hay que poner la tétrada santa de los Evangelios, a los que sigue el escrito de Hechos de los Apóstoles". Aquí vemos que en tiempos de Eusebio todavía el Evangelio era la primera señal de fe de los cristianos, y luego, en segundo lugar, los hechos de los Apóstoles. Los demás libros se pondrían en tercer o cuarto lugar. Las leyes del Antiguo Testamento ni las menciona en la lista de lugares. Esto es una señal que nos muestra que aún vivían aquellos cristianos el respeto a la decisión de los Apóstoles en el concilio de Jerusalén (que los cristianos no tenían que observar ya los preceptos judaizantes escritos en el Antiguo Testamento) (Hechos 15).
Los cristianos siempre tuvieron con mucho respeto la parte histórica y profética de los libros del Antiguo Testamento. Sin embargo, siempre tuvieron en el recuerdo que la parte que se refiere a las leyes eran libros imperfectos que no guardaban fidelidad a la verdadera Ley que Dios había dado desde el principio: "No Matarás".
Los Apóstoles y muchos cristianos fieles al Evangelio, en los primeros siglos intentaron tener como conducta social y económica solamente las palabras y ejemplos que les había enseñado Jesucristo. Pero seguir este camino requería desprenderse de toda codicia y de todo comportamiento injusto. También requería tener a los hermanos como iguales y no como esclavos. Por este motivo, muchos preferían el Antiguo Testamento.
Ya por el año 200 d.C. se ha aceptado la idea del canon y se ha compilado una buena parte de su contenido; sin embargo, no hay unidad de criterio en cuanto a la totalidad de los libros que lo componen. Este hecho se percibe muy bien por las dudas y variaciones que se presentan en las listas que se dan en diversas partes donde el cristianismo se había desarrollado. Pero lo que si se descubre por estos documentos es que los cinco libros de leyes del Antiguo Testamento no estan incluidos dentro de estas primeras biblias.
Taciano: Antes de finales del siglo II, Taciano—que había sido discípulo de Justino Mártir—escribe su Diatessaron (ca. 170 d.C.), que es una armonía de los cuatro evangelios. Este hecho muestra que, para esa fecha, ya se consideraba que los evangelios canónicos eran esos cuatro.
El Fragmento Muratori: De finales del siglo II o principios del III, es un manuscrito que contiene una lista de libros del Nuevo Testamento, escrita en latín, conocida como el Fragmento Muratori, por el nombre del anticuario y teólogo que descubrió el documento: Ludovico Antonio Muratori. En el Fragmento Muratori se mencionan, como libros aceptados, 22..., de los que componen nuestra versión del canon del Nuevo Testamento. Faltan los siguientes: Hebreos, Santiago, 1 y 2 de Pedro, 3 de Juan. Pero se añaden, como aceptados, otros dos libros: Apocalipsis de Pedro y Sabiduría de Salomón. Además, se da una lista de obras que fueron rechazadas por los primeros cristianos, por diversas razones.
Orígenes: Por su parte, el gran Orígenes (quien muere alrededor del año 254 d.C.), indica que son aceptados en las Biblias cristianas veintiún libros del actual canon de veintisiete; pero hay otros que él cita como «escritura», como la Didajé y la Carta de Bernabé. Luego menciona entre los textos acerca de cuya aceptación algunos dudan, los siguientes: Hebreos, Santiago, Judas, 2 de Pedro, 2 y 3 de Juan, además de otros libros (como la Predicación de Pedro o los Hechos de Pablo).
Por los escritos de Justino y de otros escritores cristianos de los siglos II y III, se sabe que los cinco libros de leyes (la Torá) no estaban en las biblias cristianas aún aceptados todo su contenido como palabra de Dios. Tampoco estaban aceptadas como inspiradas algunas cartas de Pablo por todos los cristianos, pues Tertuliano nos dice en sus comentarios que Basílides (año 130) y Marción (año 140) no aceptaban las cartas pastorales. Y según Jerónimo, de las pastorales Taciano (año 170), sólo aceptaba la carta a Tito. De todas formas tampoco Jesucristo nos dijo nada de las cartas de Pablo. Él sólo nos mandó predicar por todos los pueblos el Evangelio. Lo de incluir las cartas de Pablo en las biblias también fue decisión de los emperadores de Roma (S. IV)... Algunas partes de las cartas de Pablo son dulces y te acercan al Evangelio..., otras partes son amargas y te hacen observar preceptos del Antiguo Testamento que Jesucristo no mandó observar en el Evangelio.
JESUCRISTO NOS MANDÓ PREDICAR SOLAMENTE SU EVANGELIO POR TODOS LOS PUEBLOS:
Jesucristo nos mando predicar solo su Evangelio (Marcos 16, 15)... Pero, como El evangelio de Jesucristo no Justificaba las penas de muerte, ni las guerras, ni la esclavitud, ni el que unos tuvieran mucho y otros poco, no le venia bien a los poderosos de Roma, y entonces desde el siglo IV (Emperador Constantino y sus sucesores), confeccionaron las biblias a su gusto y las impusieron al mundo por la fuerza de las armas.
LOS EMPERADORES DE ROMA Y LA BIBLIA:
Fueron el emperador de Roma, Constantino, y sus sucesores, a partir del siglo IV, los que cambiaron el sistema de vida cristiano basado en el reparto de bienes y en la Ley de Misericordia predicada por Jesucristo. El Evangelio de Jesucristo, igual que a los judaizantes, tampoco les interesaba a los poderosos de Roma, pues estos tenían mucho poder y muchos esclavos, y también leyes para castigarlos de muerte cuando ellos querían. Nada de esto lo justificaba el Evangelio. Y así, en las últimas décadas del siglo IV, desde Roma se impuso una revisión general de libros.
En el concilio de Hipona en 393, bajo la autoridad de los emperadores de Roma, es donde se escogieron los libros de las biblias... Desde entonces los demás libros de las comunidades cristianas que no eran judaizantes, fueron siendo requisados y destruidos..., y fue desde ese tiempo cuando volvió a llamarse a todos los preceptos del antiguo testamento "palabra de Dios".
De esta forma El evangelio quedo ahogado y desplazado en las biblias entre un montón de libros judaizantes que no respetan la enseñanza piadosa de Jesucristo. Y este es el falso cristianismo que se ha vivido desde entonces. Pues las penas de muerte, las guerras, los genocidios, las torturas, la desigualdad y las diversas inquisiciones, siempre han estado a la orden del día en los pueblos llamados cristianos, todo por haber despreciado el amor que se le debe a Jesucristo y haberse querido justificar siempre en las leyes crueles e imperfectas del Antiguo Testamento.
El Evangelio no justifica el que se haga daño a alguien.
Todo este sistema de vida tan Judaizante y tan poco cristiano pasó a ser una gran abominación para muchos cristianos del siglo IV, que huyeron de las grandes ciudades del imperio y, haciéndose monjes, se asentaron en tierras de Egipto y en las Galias. En la decisión de estos cristianos se ven reflejadas las palabras de Jesucristo cuando nos dice:
"Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea, huyan a los montes. El que esté en la azotea, no descienda para tomar algo de su casa; y el que esté en el campo, no vuelva atrás para tomar su capa " (Mateo 24:15-18).
La abominación desoladora es todo aquello que anula la autoridad del Evangelio, pues el Evangelio nos manda cumplir siempre con el perdón y la misericordia.
"Entonces os entregarán a los tormentos, y os matarán, y seréis aborrecidos de todos los pueblos a causa de mi nombre. Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará. Mas el que persevere hasta el fin, éste será salvo" (MATEO 24:9-13)