De juan para Maripaz (2ª parte)
De juan para Maripaz (2ª parte)
Amiga Maripaz, me alegra que no pertenezcas a ninguna congregación y que sólo tengas la Ley del amor para servirla.
Aquí te sigo contestando a tus respuestas, quizás no como tú quieres, pero te respondo a la medida de mis fuerzas. Por otra parte, judaizante es todo aquel que quiere imponer a los cristianos todos los preceptos del Antiguo Testamento como palabra de Dios, pues los cristianos ya no están bajo aquellas leyes, sino que tienen por Ley la Misericordia, predicada por Jesucristo.
TODA LA ESCRITURA NO ES INSPIRADA...
Hay muchos que dicen que toda la biblia es inspirada por Dios, y se basan en el siguiente texto: "Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia." (2ª Timoteo 3:16).
Pero hay algo que no tienen en cuenta, y es que no todas las biblias se expresan así en ese famoso versículo de 2ª TIMOTEO 3,16.
Hay biblias que traducen ese versículo de la siguiente forma: "Toda la Escritura (es) inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia." Como vemos, la palabra "es" la han puesto entre paréntesis, y en otras biblias viene en cursiva; de cualquiera de estas dos formas, sea que la palabra "es" esté entre paréntesis o sea que esté en cursiva, se está indicando que no es de la Escritura..., entonces es una palabra añadida.
Veamos ahora cómo se expresan otras biblias: "TODA ESCRITURA DIVINAMENTE INSPIRADA ES UTIL PARA ENSEÑAR, PARA REPRENDER, PARA CORREGIR"... Este texto no nos indica que toda la escritura sea divinamente inspirada, sino solamente la que sea divinamente inspirada es la que es útil para enseñar. Esto es lo que concuerda con la verdad y lo que es lógico y razonable, pues los anticristos también han escrito muchas escrituras; sólo hay que ver que las grandes religiones han rechazado muchas escrituras como apócrifas o no inspiradas por Dios. Además, este versículo de 2ª Timoteo 3,16 es una prueba clara de que en la biblia hay escrituras falsas, y que por tanto no son palabra de Dios..., pues unas biblias presentan este versículo de una forma y otras biblias lo presentan de un modo diferente, de manera que cambian el sentido del texto por completo.
Ahora vamos a ver qué nos dicen los profetas y los Apóstoles en cuanto a las escrituras:
"¡Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos!" (Isaías 10,1-2).
"La cigüeña en el cielo conoce su estación; la tórtola, la golondrina y la grulla guardan los tiempos de sus migraciones, ¡pero mi pueblo no conoce el derecho de Yavé! ¿Cómo os decís: Somos sabios y la Ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la convirtieron en mentira las mentirosas plumas de los escribas" (Jeremías 8,7-8).
"Pero no habléis más de "¡Carga del Señor!" La "carga" será para cada uno su propia palabra; porque vosotros falsificáis las palabras del Dios vivo, el Señor todopoderoso, vuestro Dios" (Jeremías 23,36).
"Y tened entendido que la paciencia de nuestro Señor es para salvación; como también nuestro amado hermano Pablo, según la sabiduría que le ha sido dada, os ha escrito, casi en todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos e inconstantes tuercen, como también las otras Escrituras, para su propia perdición. Así que vosotros, oh amados, sabiéndolo de antemano, guardaos, no sea que arrastrados por el error de los inicuos, caigáis de vuestra firmeza. Antes bien, creced en la gracia y el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo". (2ª Pedro 3,15-18)
DIOS NO QUIERE CARGAS INSOPORTABLES PARA SUS HIJOS
Muchos judaizantes dicen que Jesucristo vino a continuar y a aumentar las leyes del Antiguo Testamento..., pero esto tampoco coincide con lo que dice el Señor: "Nadie pone remiendo de paño nuevo en vestido viejo; porque tal remiendo tira del vestido, y se hace peor la rotura. Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conservan juntamente". (MATEO 9:16-17).
Muchas leyes del Antiguo Testamento representaban una carga insoportable que Dios no había mandado: «Así os diréis cada uno a su prójimo, y cada uno a su hermano: «¿Qué ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?» "Pero no habléis más de "¡Carga del Señor!" La "carga" será para cada uno su propia palabra; porque vosotros falsificáis las palabras del Dios vivo, el Señor todopoderoso, vuestro Dios" Así diréis al profeta: «¿Qué te ha respondido Yahveh?, ¿qué ha dicho Yahveh?». Pero como habléis de «carga de Yahveh», entonces así dice Yahveh: «Por haber dicho eso de carga de Yahveh por más que os avisé que no dijerais carga de Yahveh, por lo mismo, he aquí que yo os levanto en alto y os dejo caer a vosotros y a la ciudad que os di a vosotros y a vuestros padres. Y os pondré encima oprobio eterno y baldón eterno que no será olvidado.» (Jeremías 23,35-40).
Y Jesucristo nos dice que su carga es ligera. Esto quiere decir que aquellas leyes tan insoportables del Antiguo Testamento no eran Ley de Dios, porque Jesucristo es Dios y Él nos dice: "Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga". (MATEO 11:28).
EL CONCILIO DE JERUSALÉN: La reunión de los Apóstoles en el concilio de Jerusalén fue necesaria para dejar establecida la Ley que debían observar los cristianos, pues fueron los "cristianos judaizantes" los que, confundidos y celosos de todos los mandamientos del Antiguo Testamento, querían imponer a los cristianos la observancia de las leyes del Antiguo Testamento. Los apóstoles por supuesto no estaban de acuerdo con ellos: "Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés". (Hechos 15:5)
San Pedro, les dijo: "Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar?. Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos". (Hechos 15:10-11)... "Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley, nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo" (Hechos 15,24-25)
"Después de esta discusión, los Apóstoles escribieron una carta a los hermanos: Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de la impureza; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta" (Hechos 15:28-30).
En esta reunión de los Apóstoles quedó establecido que las leyes del Antiguo Testamento eran un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar. Y también quedó establecido que los cristianos no estaban obligados a observar aquella carga tan pesada. Lo que es admirable y te deja sobrecogido, es que aquel juicio que se entabló entre los Apóstoles y judaizantes, por causa de la ley..., después de casi 2000 años, no haya terminado todavía.
LEYES SOBRE LOS SACRIFICIOS QUE DIOS NO MANDÓ:
Hay una contradicción importante en El antiguo Testamento, pues debemos recordar que en los cinco libros llamados de Moisés hay muchos capítulos dedicados a los sacrificios y holocaustos. Solamente en Levítico hay 10 capítulos seguidos dedicados a los sacrificios y holocaustos, escritos como si fueran palabra de Dios. Sin embargo nos dice El Señor, a través de los profetas:
«Así ha dicho Yavé de los ejércitos, Dios de Israel: Añadid vuestros holocaustos sobre vuestros sacrificios, y comed la carne. Porque no hablé yo con vuestros padres, ni nada les mandé acerca de holocaustos y de sacrificios el día que los saqué de la tierra de Egipto». (Jeremías 7,21-22).
"¿Qué me importa la multitud de vuestros sacrificios? -dice el Señor-. Estoy harto de holocaustos de carneros y de grasa de becerros; la sangre de novillos, de corderos y de machos cabríos me hastía. Cuando venís a presentaros ante mí, ¿quién pide eso de vosotros?" (Isaías 1,11-12).
«No me trajiste a mí los animales de tus holocaustos, ni a mí me honraste con tus sacrificios; no te hice servir con ofrenda, ni te hice fatigar con incienso. (Isaías 43:23).
«Ni sacrificio ni oblación querías, pero el oído me has abierto; no pedías holocaustos ni víctimas». (Salmos 40,7).
Oseas también nos dice: «Porque yo quiero amor, no sacrificios; conocimiento de Dios, que no holocaustos» (Oseas 6,6).
Jesucristo también nos dice: «Si hubierais comprendido lo que quiere decir: "Misericordia quiero y no sacrificios", no condenaríais a los inocentes». (San Mateo 12,7).
"Por lo cual, entrando en el mundo dice: Sacrificio y ofrenda no quisiste; Mas me preparaste cuerpo. Holocaustos y expiaciones por el pecado no te agradaron. Entonces dije: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad, Como en el rollo del libro está escrito de mí. Diciendo primero: Sacrificio y ofrenda y holocaustos y expiaciones por el pecado no quisiste, ni te agradaron (las cuales cosas se ofrecen según la ley), y diciendo luego: He aquí que vengo, oh Dios, para hacer tu voluntad; quita lo primero, para establecer esto último. En esa voluntad somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre". (Hebreos 10:5-10).
Ya veis qué contradicción se encuentra aquí entre estos textos anteriores y las leyes sobre los sacrificios del Antiguo Testamento, pues en éste hay libros enteros dedicados a sacrificios y holocaustos diciendo que Dios los había mandado. ¿En qué quedamos?... Las palabras del Antiguo Testamento, ¿son todo palabra de Dios o no?... Bien demostrado está por el mismo Antiguo Testamento, y por las palabras de Jesucristo y los Apóstoles, que no.
Dios había dado su Ley a Moisés, pero los judíos no habían guardado aquella Ley de vida, pues la habían aumentado con muchos preceptos de hombres que faltaban a la caridad y a la justicia. Por este motivo, Jesucristo, sabiendo que los hombres en su odio contra la verdad, podrían en el futuro volver a cambiar las palabras de su Evangelio..., les dijo a los judíos:
"De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy pequeños, y así enseñe a los hombres, muy pequeño será llamado en el reino de los cielos; mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en el reino de los cielos.
Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". (MATEO 5:19-20)
DIOS MANDA "NO MATARÁS" ¿Y LUEGO MANDA A LOS HOMBRES QUE MATEN?
Según el Decálogo escrito en el Antiguo Testamento, el Señor le dice a Israel:
"NO MATARÁS". (Éxodo 20:13). Pero seguidamente, en la otras leyes que ya no pertenecen al Decálogo, Israel se olvida de este mandamiento de Dios tan importante, y comienza a escribir en el Antiguo Testamento que Dios les mandó hacer guerras contra los pueblos vecinos..., que Dios mandó a los hombres de Israel que mataran a sus semejantes en muchas ocasiones..., que aplicaran penas de muerte y mataran a los que cometieran faltas contra la ley, y que, en muchas ocasiones, se matara a las mujeres y los niños de los pueblos vencidos. En algunas de sus partes así nos dice el Antiguo Testamento:
"se puso Moisés a la puerta del campamento, y dijo: ¿Quién está por Yavé? Júntese conmigo. Y se juntaron con él todos los hijos de Leví. Y él les dijo: Así ha dicho Yavé, el Dios de Israel: Poned cada uno su espada sobre su muslo; pasad y volved de puerta a puerta por el campamento, y matad cada uno a su hermano, y a su amigo, y a su pariente. Y los hijos de Leví lo hicieron conforme al dicho de Moisés; y cayeron del pueblo en aquel día como tres mil hombres". (EXODO 32:26-28)
Si un hombre cometiere adulterio con la mujer de su prójimo, el adúltero y la adúltera indefectiblemente serán muertos. (Levítico 20:10)
"Y la hija del sacerdote, si comenzare a fornicar, a su padre deshonra; quemada será al fuego". (LEVITICO 21:9)
"Y Yavé habló a Moisés, diciendo: Saca al blasfemo fuera del campamento, y todos los que le oyeron pongan sus manos sobre la cabeza de él, y apedréelo toda la congregación". (LEVÍTICO 24:13-14)
"Y el que causare lesión en su prójimo, según hizo, así le sea hecho: rotura por rotura, ojo por ojo, diente por diente; según la lesión que haya hecho a otro, tal se hará a él. El que hiere algún animal ha de restituirlo; mas el que hiere de muerte a un hombre, que muera". (LEVÍTICO 24:19-21)
"Estando los hijos de Israel en el desierto, hallaron a un hombre que recogía leña en día de reposo. Y los que le hallaron recogiendo leña, lo trajeron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación; y lo pusieron en la cárcel, porque no estaba declarado qué se le había de hacer. Y Yavé dijo a Moisés: Irremisiblemente muera aquel hombre; apedréelo toda la congregación fuera del campamento. Entonces lo sacó la congregación fuera del campamento, y lo apedrearon, y murió, como Yavé mandó a Moisés". (NUMEROS 15:32-36).
"Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Yavé se encendió contra Israel. Y Yavé dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y ahórcalos ante Yavé delante del sol, y el ardor de la ira de Yavé se apartará de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor". (NÚMEROS 25:3-5).
"Entonces Moisés habló al pueblo, diciendo: Armaos algunos de vosotros para la guerra, y vayan contra Madián y hagan la venganza de Yavé en Madián......... Y pelearon contra Madián, como Yavé lo mandó a Moisés, y mataron a todo varón....... Y salieron Moisés y el sacerdote Eleazar, y todos los príncipes de la congregación, a recibirlos fuera del campamento. Y se enojó Moisés contra los capitanes del ejército, contra los jefes de millares y de centenas que volvían de la guerra, y les dijo Moisés: ¿Por qué habéis dejado con vida a todas las mujeres?......... Matad, pues, ahora a todos los varones de entre los niños; matad también a toda mujer que haya conocido varón carnalmente" (Versículos de NÚMEROS 31)
"Y nos salió Sehón al encuentro, él y todo su pueblo, para pelear en Jahaza. Mas Yavé nuestro Dios lo entregó delante de nosotros; y lo derrotamos a él y a sus hijos, y a todo su pueblo. Tomamos entonces todas sus ciudades, y destruimos todas las ciudades, hombres, mujeres y niños; no dejamos ninguno". (DEUTORONOMIO 2:32-34)
"Y tomamos entonces todas sus ciudades; no quedó ciudad que no les tomásemos; sesenta ciudades, toda la tierra de Argob, del reino de Og en Basán. Todas estas eran ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y barras, sin contar otras muchas ciudades sin muro. Y las destruimos, como hicimos a Sehón rey de Hesbón, matando en toda ciudad a hombres, mujeres y niños". (DEUTERONOMIO 3:4-6)
Estas citas sólo son unas pocas de las muchas que hay en el Antiguo Testamento dedicadas a las guerras, a las penas de muerte, y a las leyes de matar a los semejantes. Jesucristo cuando vino abolió todo mandamiento que mandaba matar o hacer daño a los semejantes. El Evangelio sólo nos manda perdonar las faltas de los demás y tener misericordia de todos. Todo esto nos empuja a entender que si Jesucristo hace abolir todos aquellos mandamientos de muerte del Antiguo Testamento, es porque no eran palabra de Dios..., pues, como hemos dicho desde el principio, el Señor nos dijo que "ni una jota ni una tilde pasará de la Ley hasta que todo se cumpla". Entonces, si nada ha de pasar de la Ley verdadera de Dios..., todo mandamiento de muerte que Jesucristo deja abolido, es porque no era palabra de Dios.
Y desde antes de nacer Jesucristo en Belén, ya Dios nos iba avisando a través de los profetas que tuviéramos cuidado con las leyes falsas que escribían los judíos en el Antiguo Testamento:
"¡Ay de los que dan leyes inicuas y de los escribas que escriben prescripciones tiránicas para apartar del tribunal a los pobres y conculcar el derecho de los desvalidos de mi pueblo, para despojar a las viudas y robar a los huérfanos!" (Isaías 10,1-2)
"La tierra está profanada bajo sus moradores, que traspasaron la Ley, falsearon el derecho, rompieron la alianza eterna. Por eso la maldición devora la tierra, y son culpables sus moradores. Por eso arderán los moradores de la tierra y quedarán pocos hombres". (Isaías 24,5-6)
"Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado" (Isaías 29,13)
"Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Yavé. ¿Cómo decís: Nosotros somos sabios, y la ley de Yavé está con nosotros? Ciertamente la ha cambiado en mentira la pluma mentirosa de los escribas. Los sabios se avergonzaron, se espantaron y fueron consternados; he aquí que aborrecieron la palabra de Yavé; ¿y qué sabiduría tienen?" (Jeremías 8:7-9).
"El profeta que tuviere un sueño, cuente el sueño; y aquel a quien fuere mi palabra, cuente mi palabra verdadera. ¿Qué tiene que ver la paja con el trigo? dice Yavé. ¿No es mi palabra como fuego, dice Yavé, y como martillo que quebranta la piedra? Por tanto, he aquí que yo estoy contra los profetas, dice Yavé, que hurtan mis palabras cada uno de su más cercano. Dice Yavé: He aquí que yo estoy contra los profetas que endulzan sus lenguas y dicen: El ha dicho. He aquí, dice Yavé, yo estoy contra los que profetizan sueños mentirosos, y los cuentan, y hacen errar a mi pueblo con sus mentiras y con sus lisonjas, y yo no los envié ni les mandé; y ningún provecho hicieron a este pueblo, dice Yavé". (Jeremias 23, 28-32)