EL VERDADERO NOMBRE DE DIOS
YEHOVAH
Todo un copy-paste para probar que el Texto Mayoritario, no por ser mayoritario, es un texto fiable:
Sal 83:18 Y sepan que Tú solo, cuyo nombre es
YHVH, Eres Elyon sobre toda la tierra!
Lo ves? No tiene vocales. Cómo se pronuncia HOY?
JESÚS (en castellano).
Sal 8:9 ¡Oh
YHVH, Señor nuestro, Cuán glorioso es tu Nombre en toda la tierra!
La grafía Yehovah = Jehová surgió por
la inserción arbitraria de vocales en el Tetragrama realizada en la Edad Media por la iglesia católica romana. Con la trascripción de las cuatro consonantes hebreas יהוה que conforman el nombre propio del Dios de Israel (YHVH) se da por resuelto el antiguo e intrincado problema reconociéndolo por lo que hasta ahora ha sido: la traducción de un nombre
aparentemente prohibido.
El argumento de que durante la lectura de las Sagradas Escrituras el nombre personal de Dios no podía pronunciarse y por tanto debía ser reemplazado por Adonai o Elohim
es insostenible por cuanto no es lo que la Biblia dice. El texto registra יהוה = YHVH, y
quienes conocen el lenguaje hebreo lo saben. Pero la gran mayoría no tienen tal conocimiento, y así, las resonantes proclamas que incluyen el nombre personal de Dios han sido cambiadas por sus títulos, con lo cual pierde todo su vigor. YHVH es el nombre con que Dios quiso ser llamado durante su Plan de Redención,
desde el Éxodo hasta el Gólgota (Éxo_6:2; Jua_19:30). Su etimología muestra características que, de manera exclusiva, son inherentes al Pacto Mosaico. Así debe ser entendida la omisión YHVH a los patriarcas (Éxo_6:3) y el nuevo nombre del Resucitado:
Hch 4:10 sea conocido a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el
nombre de JESUCRISTO el Nazareno, a quien vosotros crucificasteis, a quien DIOS resucitó de entre los muertos, por Él este hombre está sano delante de vosotros.
Hch 4:11 Este es la piedra desechada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza de ángulo.
Hch 4:12 Y la salvación no está en ningún otro; porque
no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos.