Re: ¿Es deseable que el ser humano y cuanto acontezca en la vida sea siempre perfect
luquitas;1396757]
Sin embargo, MArtamaría yo sí puedo ver una conciliación entre un padre y a un disciplinador iracundo (porque el enojo no implica desamor ¿Verdad?) que castiga la maldad y que se aleja de donde no es aceptado (eso en sí ya es detrucción y maldición)... Bendito sea Dios ese trato es para esta vida! Para que aprendamos lecciones y subamos el peldaño, aquél del que hablábamos, para llegar a la perfección (en tu epígrafe) y después de la muerte nada, solo la consecuencia de tu decisión.[/QUOTE]
Bueno, no sé si os dais cuenta, pero todo lo que se dice sobre Dios está escrito en libros que él no ha escrito por su mano. Los han escrito hombres que dicen ellos mismos, que fueron inspirados por Dios. Es cómo si un tendero te dice que su mercancía es buena...
Por eso no se debe aceptar todo lo que dicen como salido de la boca de Dios ni de su corazón.
La ira no es buena consejera. Se debe reprender al hijo, pero sin ira, sin actitud.
Habiéndole caer en la cuenta de las consecuencias. Y dándole nuevas oportunidades de aprender y corregirse, no castigándole desproporcionadamente y menos con torturas de por vida.
luquitas;1396757]
Sin embargo, MArtamaría yo sí puedo ver una conciliación entre un padre y a un disciplinador iracundo (porque el enojo no implica desamor ¿Verdad?) que castiga la maldad y que se aleja de donde no es aceptado (eso en sí ya es detrucción y maldición)... Bendito sea Dios ese trato es para esta vida! Para que aprendamos lecciones y subamos el peldaño, aquél del que hablábamos, para llegar a la perfección (en tu epígrafe) y después de la muerte nada, solo la consecuencia de tu decisión.[/QUOTE]
Bueno, no sé si os dais cuenta, pero todo lo que se dice sobre Dios está escrito en libros que él no ha escrito por su mano. Los han escrito hombres que dicen ellos mismos, que fueron inspirados por Dios. Es cómo si un tendero te dice que su mercancía es buena...
Por eso no se debe aceptar todo lo que dicen como salido de la boca de Dios ni de su corazón.
La ira no es buena consejera. Se debe reprender al hijo, pero sin ira, sin actitud.
Habiéndole caer en la cuenta de las consecuencias. Y dándole nuevas oportunidades de aprender y corregirse, no castigándole desproporcionadamente y menos con torturas de por vida.