Entremetiéndonos en lo impenetrable

-Por el contrario, para que nuestra comunicación sea más fluida y rica, es conveniente incrementar nuestro lenguaje. La lectura de los clásicos españoles ayuda a ello. De no conocerse algún término, se puede hacer doble clic sobre la palabra, y luego, con el botón derecho acceder a "Buscar xxxx en Google". Allí aparecerán las definiciones y amplio historial del uso del término. Reducir nuestro vocabulario conspira contra nuestro mutuo entendimiento.

Y ud. habla con los suyos, así como escribe o no? como consulta no más...pura curiosidad...
igual concuerdo que debemos mejorar nuestro conocimiento del idioma
pero a veces hay que nivelarse a los más yo creo para que "todos" lo entiendan

por ejemplo en mi congregación de mi pueblo muchos de los mayores y ancianos tuvieron poco estudio,
y hay mucha gente del campo (campesinos) son de trato muy cariñoso, pero a veces
limitados en el lenguaje, entonces por ejemplo yo no podía ir y hablarles en lenguaje mas evolucionado
si quiero que ellos me entiendan...lo mismo evito emplear términos complicados cuando me tocaba predicar.
por ejemplo hablar de Paracleto...aunque a veces un poco solo como "conocimiento" y por supuesto explicando
el significado...

en mi caso aquí, escribo mas o menos como hablo...redacción y puntos escapan bastante de mi conocimiento
así que ruego su comprensión en este sentido jejejeje

tosco en palabra dijo el apóstol, peor no en el conocimiento... o más o menos jejejeje
 
Y ud. habla con los suyos, así como escribe o no? como consulta no más...pura curiosidad...
...

-Sí, por supuesto. Cuando adolescente, viajaba al interior de mi país y "proseaba" con campesinos analfabetos. Ellos me enseñaron a conversar y la lengua de Cervantes.
 
-Por el contrario, para que nuestra comunicación sea más fluida y rica, es conveniente incrementar nuestro lenguaje. La lectura de los clásicos españoles ayuda a ello. De no conocerse algún término, se puede hacer doble clic sobre la palabra, y luego, con el botón derecho acceder a "Buscar xxxx en Google". Allí aparecerán las definiciones y amplio historial del uso del término. Reducir nuestro vocabulario conspira contra nuestro mutuo entendimiento.

Esto no explica lo indescifrable de esta frase tuya:

-Identificar fácilmente a un mismo y solo personaje como desdoblado en dos diferentes.

¿Porqué no alguna de las dos opciones que te presenté?:

¿Que significa "mas de lo conveniente"... que ya "no es conveniente", o que es "muy conveniente"...?

No quiero ser pesado ni insidioso, pero considero que lo que estoy tocando tiene mucha relación con lo de:

-La boca profiere con total seguridad el dogma, mientras la mente rehuye pensar y el corazón titubea.

La mente rehuye pensar, y titubea ante la posibilidad de sincerarse y reconocer estar equivocado, o carecer de la suficiente evidencia de lo que con "aparente" seguridad afirma. Es un acto de honestidad tanto moral como espiritual reconocer, qué: me equivoqué o expresé mal, antes que tratar de evadirlo o justificarlo.
 
Que temaso!

De que se trata? De penetrar o no penetrar?
De evangelizar o que te evangelizen?
De exponer imitar a Cervantes prolijicamente?

O sea de que se trata?
 
Esto no explica lo indescifrable de esta frase tuya:

¿Porqué no alguna de las dos opciones que te presenté?:

No quiero ser pesado ni insidioso, pero considero que lo que estoy tocando tiene mucha relación con lo de:

La mente rehuye pensar, y titubea ante la po sibilidad de sincerarse y reconocer estar equivocado, o carecer de la suficiente evidencia de lo que con "aparente" seguridad afirma. Es un acto de honestidad tanto moral como espiritual reconocer, qué: me equivoqué o expresé mal, antes que tratar de evadirlo o justificarlo.

-Lo "indescifrable" lo es solo de momento, pues deja de serlo no bien caemos en cuenta del dicho.

-Tus otras dos opciones podrían ser legítimas -a tu conveniencia-, pero no expresan la mía.

-Jamás podría ser un acto de honestidad moral y espiritual admitir como equivocación lo que la propia mente y conciencia no ve como tal. No somos responsables de que se nos malentienda.
 
VII

Con la probable sola excepción de Juan, los demás apóstoles parece que sufrieron muerte temprana y violenta, y la historia de los mártires abunda en relatos de los que fueron torturados, decapitados, crucificados e incluso, quemados vivos y hasta devorados por las fieras. Al helárseme la sangre en las venas con tales lecturas, comprendí que no tengo pasta de mártir, si bien comprendía también que más vale morir como confesor de Cristo, que vivir negándole.

Muchos días tuve que esperar para que la niebla se disipase, y se animara a salir el sol al que le venía acosando un cometa, invisible todavía en nuestras latitudes por los atardeceres nublados.

Una tarde, felizmente, encontré a don Odracir al frente de su casa absorbiendo del sol vitamina D -según me dijo-, lo que aumentaba sus defensas contra el covid19, ensañado con los ancianos. Recostado contra un árbol, agitó su bastón al verme, de puro contento.

-Bien -comencé diciéndole-, veo que no tenemos asegurado un final feliz a la hora de nuestra muerte, pues nuestra agonía podría resultar muy larga y dolorosa.

-Es que la verdadera felicidad –me respondió-, no se encuentra en el lecho del moribundo sino mucho más arriba: en la morada que el Señor Jesús fue a prepararnos. Esta esperanza cierta, es capaz de endulzar la hiel más amarga que tengamos que beber acabando esta terrena vida.

-¿Cómo podríamos vivir confiados que así nos sucederá?

-Morir bien –no importa el cómo-, solo depende del vivir bien. Morir mal, es tener entonces conciencia de haber malgastado la vida; malogrando a otros; no haber servido a Dios fielmente ni con el corazón solícito al bien del prójimo. La desesperación dificulta el arrepentimiento.

-¿Acaso conoce usted una receta para así vivir y morir?

-Siempre me han inspirado las palabras de Pablo a los efesios: “dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo”. Si a esto agregamos un hablar con salmos, himnos y cánticos espirituales ¡estamos completos!

-Esas palabras suenan muy bonitas ¿pero quién nos garantiza que cuando nos toque el turno reaccionaremos así? –pregunté algo escéptico todavía.

-El mismo Señor Jesús es nuestro garante, pero nuestra fe es el vínculo de la confianza. Si vivimos por fe, morimos en la fe. Este don de Dios nos es concedido de pura y sobreabundante gracia.

-Es que tampoco todos mueren conscientes –aduje-, algunos sufren un desmayo o entran en coma, inducido o no, y entonces mueren. ¿Cómo nos preparamos entonces para bien morir?

-¡Con un buen vivir! Nuestra vida y muerte están centradas en la persona de Jesucristo, nuestro Señor y Salvador. Disfrutando de tal vínculo, no nos afligen las zozobras de la vida ni los sustos lúgubres con que el acusador de los hermanos procura espantar a los hijos de Dios ante la muerte.
 
-Lo "indescifrable" lo es solo de momento, pues deja de serlo no bien caemos en cuenta del dicho.

-Tus otras dos opciones podrían ser legítimas -a tu conveniencia-, pero no expresan la mía.

-Jamás podría ser un acto de honestidad moral y espiritual admitir como equivocación lo que la propia mente y conciencia no ve como tal. No somos responsables de que se nos malentienda.

Bueno, explícate para que te bien entienda.
Se sobreentiende que ésta frase:

-Identificar fácilmente a un mismo y solo personaje como desdoblado en dos diferentes.

Que supuestamente explica ésta:

-No es difícil sospechar que don Odracir y yo coincidamos más de lo conveniente.

Saludo afectuoso
 
vini, vidi, vici
Bueno, explícate para que te bien entienda.
...

-Mi problema en el Foro nunca fue que no se me entendiera ¡sino que se me entendiera demasiado bien!

-La gracia de escribir como lo hice, está en solo ser sugerente pero no explícito. La sagacidad de nuestros lectores es toda una invitación a su perspicacia.

Saludos cordiales
 
En fin, entonces resulta que te entiendo demasiado bien, pero no quiero reconocerlo... dado que tú escribes claramente.

Además no solo escribiste claramente, sino que con gracia, sugerente y no explícito, pero igual "entendiéndose demasiado bien"; ¿a qué me suena esa frase? "demasiado bien... o: Demasiado parecidos".

Pero alguien que no es perspicaz como yo para entender tu "sugerencia", quizá lo sea para darme cuenta que estás tratando de justificar las dos únicas frases que hice notar, que al menos yo no puedo entender, y estoy seguro que nadie mas excepto tu.

Luego te pregunto: ¿cómo las entiendes tu? Las dos frases claro, pues todo lo demás esta muy bueno...
 
Última edición:
En fin, entonces resulta que te entiendo demasiado bien, pero no quiero reconocerlo... dado que tú escribes claramente.

Además no solo escribiste claramente, sino que con gracia, sugerente y no explícito, pero igual "entendiéndose demasiado bien"; ¿a qué e suena esa frase?

Pero alguien que no es perspicaz como yo para entender tu "sugerencia", quizá lo sea para darme cuenta que estás tratando de justificar las dos únicas frases que hice notar, que al menos yo no puedo entender, y estoy seguro que nadie mas excepto tu. Luego te pregunto: ¿cómo las entiendes tu? Las dos frases claro, pues todo lo demás esta muy bueno...

-El tema a conversar está en lo propuesto en el epígrafe, es decir: hablar sobre lo que no se sabe a ciencia cierta, aunque se colige discurriendo sobre esto, eso y aquello.

-Si escribiera ahora que me apareció un interlocutor que se presentó como don Otrebron, cuyas coincidencias contigo no me conviene destacar, no da para darle tantas vueltas a lo obvio.


Soleadas tardes.
 
-El tema a conversar está en lo propuesto en el epígrafe, es decir: hablar sobre lo que no se sabe a ciencia cierta, aunque se colige discurriendo sobre esto, eso y aquello.

Bueno, en atención a ésto, yo colijo en mi discurrir, que no quieres responder a mi cuestión; así que lo doy por hecho y no insisto más. Pero que quede claro que no doy vueltas a lo obvio, salvo que lo obvio sea que no quieres explicar las frases en cuestión, cosa que me quedó clarísimo.

Y aclaro, que este "Otrebron" aunqué se llame Norberto no soy yo:
https://es-la.facebook.com/norbertodanes
 
  • Wow
Reacciones: Juan Ruiz
-Bien -comencé diciéndole-, veo que no tenemos asegurado un final feliz a la hora de nuestra muerte, pues nuestra agonía podría resultar muy larga y dolorosa.

Yo aprendí que si un hermano cristiano está enfermo, o muere rápido o se sana.
(de varios testimonios he sido testigo)
Hasta creo que las enfermedades crónicas -las contraídas desde hace tiempo- son de católicos.
 
VIII

Este domingo amaneció con el cielo despejado y a pleno sol, así que era una fija que mi interlocutor habitual desde la media mañana me estaría esperando. Yo ya venía preparado para trasladarle los cuestionamientos que se me había hecho a algunos de sus planteos:

-Perdone usted, ¿pero de dónde sacó tan olímpicamente que la agonía sea una gracia especial de Dios a los moribundos para que se reconcilien con Él o que los santos confiesen sus pecados?

-Entre los que no caen en coma y mueren conscientes todavía, la historia del cristianismo incluye testimonios de personas que estuvieron presentes al momento de que conocidos hombres de Dios exhalaron su último suspiro. Incluso, antiguamente era común que acercándose un moribundo a su momento final, se mandase a buscar de urgencia al cura o pastor, para que le asistiese espiritualmente al pasar de este mundo. En las guerras, soldados fatalmente heridos recibieron con fe el mensaje del evangelio que su capellán les presentaba.

-¿Cuánta verdad habrá en las novelas y películas que muestran tales casos? –insistí.

-La agonía en medicina es una cosa –arguyó-, pero en religión, lo espiritual no depende inexorablemente del estado físico.

-¿Recuerda que la Biblia presente al menos un solo caso de un convertido en su agonía?

-El ladrón crucificado junto al Señor llevaba ya un tiempo yéndose en sangre por manos y pies, y aunque al principio injuriaba al Señor al igual que su compañero (Mt 27:44) -al que luego reprendió-; le bastó ser testigo de lo que se mostraba en aquella escena, para decididamente creer. Aunque no califique técnicamente como “agonía”, a ínfima distancia de su muerte estaba el carcelero de Filipos que “sacó la espada y se iba a matar”. Sin embargo, se convirtió.

-No obstante –aduje-, esperar a último momento para dar el paso más importante de la vida ¡es un disparate! Nadie sabe si para entonces estará en sus cabales y con ánimo de volverse a Dios.

-Cierto –afirmó-, pero la agonía no es parte de la muerte sino de la vida. Como dice el refrán “Mientras hay vida hay esperanza”. Hay casos (raros, pero los hay), de moribundos que salieron de su agonía y se recuperaron. Se sabe, también, que moribundos casi inertes, todavía oyen y entienden los comentarios a su redor.

-Bueno, dejemos lo de la agonía y pasemos a lo más difícil: el momento de la muerte y lo que a ello sigue.

-Bien, pero debemos dejarlo para la próxima vez, pues mi esposa me está llamando a almorzar.

-Ojalá Dios nos dé tiempo y ocasión a proseguir. Quede usted con Dios.
 
IX

Aunque frío, el buen tiempo siguió, pero estando en pleno invierno sabía que no debía desaprovechar la oportunidad de proseguir nuestra charla. Llamé fuerte con mis manos, y tras los furibundos ladridos del pequeño caniche dispuesto a devorarme, don Odracir salió y comenzamos:

-Dado que no sabríamos qué decir del verdadero hijo de Dios que muere inconsciente, propongo a usted examinemos el caso de aquellos hermanos fieles que mueren totalmente conscientes.

-Bien, comprenderá usted que ni en la Biblia ni fuera de ella tenemos información fehaciente de lo que a la muerte de los santos sigue, con la sola excepción, quizás, de la experiencia de Pablo que tampoco nos dice mucho (2Co 12:2-4). Así que apenas nos atreveremos a especular en el mejor sentido de la palabra: “Registrar, mirar con atención una cosa para reconocerla y examinarla” (Diccionario RAE).

-Sí, de acuerdo –asentí-, ya sé que quien nos oiga o lea saltará como resorte diciendo que estamos inventando y diciendo lo que la Biblia no dice.

-Hay cerebros y espíritus tan cortos, que se escandalizan si oyen algo que no tienen ya registrado en su disco duro. Por eso no se atreven a pasar más allá de su propio horizonte. Les respetamos, pero ellos no nos respetarán, diciéndonos de todo, menos que somos bonitos.

-Empecemos, entonces. Supongamos que usted y yo somos los que acabamos de exhalar nuestro postrer aliento. ¿Qué sigue a ello?

-Como comprenderá, mis ideas pueden estar inspiradas en las propias Escrituras, pero no me atrevería a asegurar nada, sino solamente a compartir lo que me ha resultado de reflexionar, atendiendo a esto y aquello. Es así, que pienso que aun cuando tuviéramos un coeficiente intelectual como el de Albert Einstein, la senilidad o la enfermedad, pueden afectar el órgano físico que es nuestro cerebro, de modo que la mente no esté tan lúcida como sería de desear. Sin embargo, nuestra alma y espíritu retienen vívidamente todo cuanto se relaciona con este mundo y con Dios, de modo que percibimos a la perfección cuanto antes nos comunicaban los cinco sentidos. Así, al morir, despertamos a una vida plena, no distinta a la conocida, sino perfecta e intensa. Si fuese diferente a lo ya vivido, podría asustarnos; pero es más de lo mismo en plenitud de todo lo bueno y bello a lo que podríamos aspirar. Así, probablemente que lo primero a lo que seremos sensibles, es a la luz y al sonido que captaremos, aunque todavía no se nos haya restituido el cuerpo de carne. Nos maravillará el que percibamos aromas, que gustemos y hasta que palpemos al tacto, cuando todavía nuestro cuerpo estará esperando su resurrección.

Bien, -dije tras tragar saliva y respirar hondo-, creo que por hoy ya tengo bastante para recapacitar, y si Dios quiere, mañana la seguimos.
 
-Hay cerebros y espíritus tan cortos, que se escandalizan si oyen algo que no tienen ya registrado en su disco duro. Por eso no se atreven a pasar más allá de su propio horizonte. Les respetamos, pero ellos no nos respetarán, diciéndonos de todo, menos que somos bonitos.

Esto que dices es un hecho, pero en lo que a continuación "exponen" es algo especulado por la mayoría de nosotros los creyentes, o al menos supuesto.
La experiencia "especulo", ha de ser como en el estado onírico de ensoñación; cuando percibimos los contenidos de los sueños, algunas veces de una forma muy vívida, aunque los sentidos están dormidos y aún expuestos a otros sonidos, aromas, o texturas las cuales en esos momentos no percibimos.
 
Última edición:
La experiencia "especulo", ha de ser como en el estado onírico de ensoñación; cuando percibimos los contenidos de los sueños, algunas veces de una forma muy vívida, aunque los sentidos están dormidos y aún expuestos a otros sonidos, aromas, o texturas las cuales en esos momentos no percibimos.

-Es apropiada tu comparación con los sueños, ya que durante los mismos -de recordarlos luego-, las sensaciones que despiertos nos trasmiten los cinco sentidos, en aquel estado las percibimos incluso con una claridad, intensidad y sentido de la realidad, mayor todavía.

-En el contexto de la eternidad, la vida terrenal nos parecerá un sueño, y la eterna, la sola realidad.
 
X

Tuve que batir palmas por un buen rato, como si nadie hiciera caso a los ladridos del perro, hasta que por fin don Odracir apareció, rengueando, y apoyándose con dificultad en su bastón.

-¿Recuerda usted a aquel viejito enclenque que se ufanaba con que todas las religiones son buenas, y que él prefería contentar a todos asintiendo a cuánto dijeran? Pues venía de la feria el otro día cargado con una bolsa de verdura y frutas, cuando pasando frente a mi casa, tropezó y cayó. No había nadie a la vista, por lo cual salí y lo ayudé a levantarse. Le dolía mucho la rodilla, por lo que sin más pensarlo lo tomé por la cintura y con la otra mano llevé su bolsa, acompañándolo hasta su casa, apenas a una cuadra de la mía. Aproveché, entonces, para hablarle del Evangelio. Felizmente estaba su hijo, enfermero en una Sociedad Médica, quien de inmediato examinó la rodilla del padre. El caso es, que ya a mi regreso, el esfuerzo hecho me provocó dolores por todos lados, por lo que últimamente he permanecido en quietud.

Doña Adien, su esposa, le trajo una silla, permaneciendo yo de pie, a respetable distancia y con el barbijo puesto.

-Sigamos pues, vecino, con su exposición, y con lo que usted piensa que pueda dársenos al entrar a nuestro destino eterno –comencé diciendo para invitarlo a proseguir con sus secuencias.

-Bien, lo primero, es que nos llevaremos tremenda y grata sorpresa. A propósito, el evangelista norteamericano Dwight L. Moody dijo que la primera sorpresa al llegar allí, sería la de encontrarse él mismo en tal sitio; la segunda: el reconocer a algunos a los que no esperaba encontrar; la tercera: el no ver por ninguna parte a otros de los que estaba bien seguro encontraría.

-¡Interesante reflexión! –agregué- Sin embargo, leemos al final del capítulo 21 del Apocalipsis que no entrará allí nada pecaminoso.

-Es verdad, pero fíjese que en el versículo 4 del mismo capítulo, hay una contradicción aparente (y conste que digo “aparente”, porque ninguna contradicción hay en la Biblia): “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos…ni habrá más llanto…”.

-Cierto –acoté-, si no habrá más llanto ¿qué lágrimas tendrá Dios que secar?

-Aquellos que allí llegan por estar inscritos en el libro de la vida del Cordero, podrían venir con pecados todavía inconfesados sobre su conciencia. A la sorpresa de hallarse allí, seguirá la de su inmediato arrepentimiento y confesión por lo malo que hicieron y lo bueno que debiendo hacer no hicieron. De ahí que Dios les seque esas lágrimas, para en adelante, no llorar más.

-¡Pero eso del arrepentimiento y confesión huele a segunda oportunidad! –protesté.

-¡No! Ellos ya son convertidos, pero el poseer la salvación no los hizo impecables. El olvido, la distracción, el descuido o una muerte repentina, puede sorprenderles con pecados recientes inconfesados. Con el secado de las lágrimas va el divino perdón. ¡Hasta la próxima!
 
-¡No! Ellos ya son convertidos, pero el poseer la salvación no los hizo impecables. El olvido, la distracción, el descuido o una muerte repentina, puede sorprenderles con pecados recientes inconfesados. Con el secado de las lágrimas va el divino perdón. ¡Hasta la próxima!

Yo creo que D. Odracir sufrió una solanera o golpe de calor y por eso decía esas tonterías teológicas. :)

Por lo demás, bien escrito e interesante su relato, D. Ricardo.

Amor,
Ibero
 
Yo creo que D. Odracir sufrió una solanera o golpe de calor y por eso decía esas tonterías teológicas. :)

-Tu creencia es aceptable, ya que nuestro actual invierno austral se presenta muy frío y las ideas pueden tanto congelarse como volverse demasiado calenturientas de exponerlas al sol.

-Sin embargo, sería enriquecedor saber el por qué las ves como dislates teológicos. No creo vayan prendidas a la cola del cometa.


Cordiales saludos
 
-Tu creencia es aceptable, ya que nuestro actual invierno austral se presenta muy frío y las ideas pueden tanto congelarse como volverse demasiado calenturientas de exponerlas al sol.

-Sin embargo, sería enriquecedor saber el por qué las ves como dislates teológicos. No creo vayan prendidas a la cola del cometa.


Cordiales saludos

Hola Ricardo. Pego todo la idea junta:

-Aquellos que allí llegan por estar inscritos en el libro de la vida del Cordero, podrían venir con pecados todavía inconfesados sobre su conciencia. A la sorpresa de hallarse allí, seguirá la de su inmediato arrepentimiento y confesión por lo malo que hicieron y lo bueno que debiendo hacer no hicieron. De ahí que Dios les seque esas lágrimas, para en adelante, no llorar más. ¡No! Ellos ya son convertidos, pero el poseer la salvación no los hizo impecables. El olvido, la distracción, el descuido o una muerte repentina, puede sorprenderles con pecados recientes inconfesados. Con el secado de las lágrimas va el divino perdón. ¡Hasta la próxima!

Esto es lo que se llama hacer un "juego malabar" para explicar algo que tiene todo el sentido del mundo: “Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos…ni habrá más llanto…”.

Odracir se saca una teoría de su calentada cabeza para explicar un texto que dice simplemente que Dios enjuga lágrimas y no se llorará más. Obviamente, las "lágrimas enjugadas" es un símbolo de la tristeza y el sufrimiento con que allí se llega y que Dios sana. En varias partes se da testimonio del Reino como un Reino de sanidad y consuelo, con lo que se da a entender que los que allí llegan, lo hacen tristes y dolidos. Varias parábolas del Señor hablan de esto. A continuación dice que nunca más se llorará, es decir, Dios no tendrá que sanar (enjugar) más nueva tristeza ni nuevos sufrimientos ni nuevas heridas, porque no habrá más de eso.

Si el señor Odracir hace una lectura semejante del resto de la Biblia, el pobrecito se va a encontrar con muchas dificultades. :)

Amor,
Ibero