Entremetiéndonos en lo impenetrable

¿Morir? Todos nacemos para eso... gracias a los primeros seres humanos. Pero ese será otro cuento.

Otra cosa es morir sin Cristo: ¡la peor de las tragedias!

-Una antigua canción cristiana -de mi lejana niñez- decía:

Do Cristo está el cielo es
y Cristo está en mi corazón

Sin Cristo, es ya vivir en el infierno en este mundo, y luego experimentar el original.

Con Cristo, es posible transitar por este valle de muerte como si fuera la calle de la Jerusalem Celestial.


Cordiales saludos
 
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Reacciones: Manhattan
-Esto que preguntas es lo que realmente importa, pues incluso entre los mismos que piensan igual que yo, se prefiere repetir lo que entendemos por sana doctrina, supliendo con lo ya sabido lo que podría llegar a saberse, de no temerse el inmiscuirse en asunto harto incómodo.

-La boca profiere con total seguridad el dogma, mientras la mente rehuye pensar y el corazón titubea.


Saludos cordiales

El meandro del meollo, la punta de la madeja, el quid del asunto.....
 
ahi está el hueso del perro
 
V

Esta vez fui a visitar a don Odracir por la mañana, ya que el sol se alzaba proyectando su calor sobre el frente de su casa. Allí lo encontré, atrayéndose la confianza de las palomas a las que arrojaba algunas migas de pan y galletas. Al verme llegar, su esposa me alcanzó una silla a distancia prudencial de su marido. En esta ocasión, venía yo decidido a poner contra las cuerdas al viejo, ya que en el Foro al que soy adicto algunos habían presentado sus objeciones a lo que llevábamos dicho. Se encendía mi curiosidad anticipándome a cómo se las arreglaría mi interlocutor de ponerlo en aprietos. Sabía, por experiencia, que otros, en iguales circunstancias, aducían cualquier pretexto para dar por terminada la charla. Por lo común, quien se halla entre la espada y la pared, en vez de parar la estocada con su propio acero, prefiere trepar por la pared para escabullirse lejos.

-Estábamos de acuerdo –comencé diciendo-, que el Señor Jesucristo es quien hace toda la diferencia, aquí y allá. Sin embargo, por más que aspiremos a una vida santa y consagrada, estamos en un mundo hostil, que tiene por bueno lo malo, y viceversa. Todos los días nos enteramos como la justicia humana vela por los derechos de criminales y delincuentes, mientras pisotea los de sus víctimas. Los medios promocionan toda forma de vicios al tiempo que condenan las virtudes como ya obsoletas. Con todo orgullo, los que se van de comunicadores públicos introducen en su lenguaje palabrotas y términos soeces. Si vemos televisión, nos enrojecemos de vergüenza ante escenas que se supone sean apenas picarescas. Si navegamos por Internet, podemos encontrar cosas como para morirse de susto. ¿Cómo podemos vivir en comunión con el Señor Jesucristo en medio de tales cosas?

-También Lot afligía cada día su alma justa viendo y oyendo los hechos inicuos de los malvados y pervertidos a su redor, pero nosotros tenemos lo que él no tenía: al Espíritu Santo en el corazón; la Biblia en nuestra mano y el ejemplo e intercesión de hermanos testigos de Jesucristo.

-Su teoría parece demasiado sencilla. Incluso, entre los llamados “hermanos” hay aquellos que con su hipocresía nos infunden dolor y desaliento. Parece como que muchos llevan su Biblia de paseo pero poco caso hacen de ella. Es fácil apelar a palabras bonitas, expresiones piadosas y vivir con “el Jesús en la boca” mientras cada cual hace lo que le viene en gana.

Don Odracir mece tristemente su cabeza de un lado a otro, y al fin se anima a responder:

-La historia de la iglesia nos presenta un gran número de testigos que se suma a los pocos que van quedando, animándonos a resistir al asedio del pecado que nos rodea, y sin embargo, correr adelante.

-Sencillo es decirlo, ¿pero cómo hacemos para nadar contra la corriente?

-Puestos los ojos en Jesús. Léalo en Hebreos 12:1,2 y convénzase de una buena vez.

Meto violín en bolsa y me voy con mi música a otra parte.
 
Don Odracir mece tristemente su cabeza de un lado a otro, y al fin se anima a responder:

-La historia de la iglesia nos presenta un gran número de testigos que se suma a los pocos que van quedando, animándonos a resistir al asedio del pecado que nos rodea, y sin embargo, correr adelante.

-Sencillo es decirlo, ¿pero cómo hacemos para nadar contra la corriente?

-Puestos los ojos en Jesús. Léalo en Hebreos 12:1,2 y convénzase de una buena vez.

Meto violín en bolsa y me voy con mi música a otra parte.

Realmente lo que sigue ¿es respuesta de Odracir o tuya?
 
Yo COINCIDO igualmente con Odracir , pues en tu encuesta...ÉL RESPONDIÓ CON LA VERDAD DIRECTAMENTE...

Que será de nosotros ante una partida de este mundo que parece no se nos hará esperar. ¿Qué me responde?
-¡Jesucristo!
 
Última edición:
VI

Todavía danzaban ante mis ojos un par de frases acabadas de leer en el Foro, cuando tras saludar a don Odracir se las espeté sin misericordia alguna:

-El meollo, el hueso del perro, a eso debe usted concretarse e hincarle el diente. Pero antes de traspasar la puerta hacia la eternidad, convendrá que usted diga algo sobre el cómo nos vamos, pues algunos se alejan muy quietos y en silencio, con la paz y una sonrisa pintada en el rostro, mientras que otros lo hacen quejándose, con gemidos que más parecen aullidos.

-Cierto, pero el cómo vivimos siempre ayuda al buen morir, acordándonos que el Salmo 116 nos dice que “Estimada es a los ojos del Eterno la muerte de sus santos”. Mi bisabuela, por ejemplo, murió de cáncer con apenas 54 años, en una época en que no se disponía de calmantes. Rodeada su cama por sus cinco jóvenes hijos y el pastor, cantaban todos un viejo himno:

Voy al cielo, soy peregrino,

A vivir eternamente con Jesús.

Mientras todos iban cantando una y otra estrofa, ella paso de ese al cántico celestial.

-Bien, ¿pero qué me dice usted de los que sufren una larga y penosa agonía? ¿No les vendría a ellos bien la eutanasia?

-¡De ninguna manera! La agonía es la gracia final que Dios concede al moribundo para que se reconcilie con Él, y al creyente descuidado a que confiese cuantos pecados aun cargue su conciencia.

-Pero hay muertes que vienen sin aviso previo, como un accidente, un infarto o un ACV.

-Por eso, al cristiano le es dado que a la vez que goza de los bienes presentes, viva en la luz de la comunión con Dios, y de sufrir algún apagón por comisión de algo malo u omisión de algo bueno que debía haber hecho, arrepentido, contrito y humillado apele a la sangre de Jesucristo por su limpieza.

-Si usted presintiera de momento que ya va a morir (ahí está el meollo, el hueso) ¿qué haría?

-Solamente me despediría de este mundo invocando su nombre: -Jesucristo, Señor Jesús.

Una vez más, esto me daba para pensar, así que me despedí prometiendo regresar.
 
Esta frase es "impenetrable"· para mí.

¿Alguno me la puede explicar?

Pero que están buenos los diálogos están buenos, y prometedores....

sería bueno un poco menos de acervo linguistico para que el comun de nosotros también lo entendamos

como decimos en Chile: si no, no voy a cachar ná (no voy a entender nada)
 
Yo ayer conversé con un colega, don Claudio, quién es católico pero no practicante...
le regalé un Evangelio de San Juan (me llegaron 200 del ministerio Aguas Vivas de EEUU)
y hemos tenido una amena conversación, le exhorté a leer el evangelio que le regalé (Hebreos 4:12)... temprano o antes de acostarse...
porque así como estamos con esto de la pandemia, hay que irse preparando
si llega la hora de partir de este mundo...

entre otras muchas cosas pocas más que comentamos (hay que aprovechar de repente de sembrar la buena semilla...)
 
Esta frase es "impenetrable"· para mí.

¿Alguno me la puede explicar?

Pero que están buenos los diálogos están buenos, y prometedores....

-Es común que quien pretenda escribir un diálogo ponga en escena un personaje de su ficción con el que intercambiar cuestiones que puedan presentarse a la mente de sus lectores.
 
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Reacciones: El_Chío
sería bueno un poco menos de acervo linguistico para que el comun de nosotros también lo entendamos
...

-Por el contrario, para que nuestra comunicación sea más fluida y rica, es conveniente incrementar nuestro lenguaje. La lectura de los clásicos españoles ayuda a ello. De no conocerse algún término, se puede hacer doble clic sobre la palabra, y luego, con el botón derecho acceder a "Buscar xxxx en Google". Allí aparecerán las definiciones y amplio historial del uso del término. Reducir nuestro vocabulario conspira contra nuestro mutuo entendimiento.