¿Morir? Todos nacemos para eso... gracias a los primeros seres humanos. Pero ese será otro cuento.
Otra cosa es morir sin Cristo: ¡la peor de las tragedias!
-Una antigua canción cristiana -de mi lejana niñez- decía:
Do Cristo está el cielo es
y Cristo está en mi corazón
y Cristo está en mi corazón
Sin Cristo, es ya vivir en el infierno en este mundo, y luego experimentar el original.
Con Cristo, es posible transitar por este valle de muerte como si fuera la calle de la Jerusalem Celestial.
Cordiales saludos