Hola Martamaria. Tal vez no has entendido lo que estoy diciendo, pues no contradigo tus sentimientos tan nobles y preciosos de celebrar la Navidad. Preciamente eso es lo que estoy defendiendo.
Lo que trato de avisar es cómo los cuentos de magia y fantasía están usurpando los días dedicados a recordar y celebrar el Nacimiento del Niño Jesús y cómo fue adorado por los sabios de oriente. Ahora, se menciona continuamente la magia y la fantasía en estos día, cuando la magia y la fantasía no es lo que se celebra sino al Niño Jesús y cómo fue adorado por los sabios de Oriente.
Esto es lo que estoy diciendo:
EN DÍAS DE NAVIDAD y "REYES", ¿magos, magia... o Jesucristo?
En los días de Navidad ya no se celebra a Jesucristo
Unos celebran al "papá Noel" o "Santa Claus" en los días del Nacimiento de Jesucristo, para que nadie se acuerde Jesucristo.
Y en los días de los sabios de Oriente que vinieron a adorar al Niño, se celebran los "reyes magos" sin hacer ninguna referencia al Nacimiento de Jesucristo.
Todos aquellos que odian o que no aman el bello recuerdo de Jesucristo y su Nacimiento, cambian el sentido de las festividades y los días de Navidad para que las nuevas generaciones pierdan todo amor a Jesucristo y se olviden de lo que realmente representan los días de Navidad.
¿El Nacimiento de Jesucristo... o la llegada de "papá Noel" o "Santa Claus"?
En estos últimos años, el día en el que siempre se ha celebrado el Nacimiento de Jesucristo, se está imponiendo y extendiendo ampliamente el cuento de Santa Claus o "papá Noel", un cuento en el que abundan los personajes de fantasía, como los gnomos, delfos y toda clase de magia.
En este cuento se ignora a Jesucristo y su Nacimiento y se ilusiona a muchísimos niños en el mundo con el invento de que los días de Navidad, "Santa Claus" o "papá Noel" reparte juguetes para todos los niños del mundo. Con ello, hacen que los niños se olviden del Niño Jesús nacido en Belén, Dios hecho Hombre, cuyo Nacimiento siempre ha sido para los verdaderos cristianos uno de los acontecimientos más grandes que ha conocido la historia de la humanidad.
El cuento de "papá Noel" o "Santa Claus" ha sido un instrumento que se ha usado para combatir contra el recuerdo del Nacimiento del Niño Jesús y el amor que se le debe. Estos días también son usados por muchos para hacer grandes a los magos y a la magia en general. La historia del Evangelio, ha sido suplantada por los cuentos de magia y fantasía.
¿Los sabios de Oriente... o los "reyes magos"?
En Navidad se celebra el día de los "reyes magos" (los sabios de oriente).
No hay constancia de que estos hombre fueran reyes ni que fueran magos practicantes de la magia, pues en estos pueblos la palabra "mago" significaba sabio.
Los magos antiguos provenían de los pueblos medos y persas. Este nombre llegó hasta los griegos como magoV (magos o habitantes de media). Se cree que era una clase sacerdotal de los medos. Estos magos de Media o Persia no eran igual a los que hoy conocemos como magos practicantes de la magia. Simplemente eran sabios, bien porque practicaban la religión del pueblo o porque eran sabios en diversas artes.
Estos sabios de Oriente se cree que eran observadores de los astros, y desde Media o Persia vieron la estrella que les llevó hasta Belén anunciando el Nacimiento de Jesucristo.
"Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del rey Herodes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos, diciendo: ¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle......
Entonces Herodes, llamando en secreto a los magos, indagó de ellos diligentemente el tiempo de la aparición de la estrella; y enviándolos a Belén, dijo: Id allá y averiguad con diligencia acerca del niño; y cuando le halléis, hacédmelo saber, para que yo también vaya y le adore......
Y al ver la estrella, se regocijaron con muy grande gozo. Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron" (Mateo 2:1-11)
Los habitantes de Israel, desde antiguo, tenían prohibido practicar la magia:
"No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con Yavé cualquiera que hace estas cosas" (Deuteronomio 18:10-12)
El pueblo de Israel, antes de Jesucristo, tenía prohibida la magia. Y en tiempos de los apóstoles también estaba prohibida la magia:
"Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. Asimismo muchos de los que habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata". (Hechos 19:18-19)
Como hemos visto, la magia era tenida como mala por el pueblo de Israel y luego por los primeros cristianos. Entonces, aquellos sabios de oriente no nos dice la escritura que fueran reyes ni que fueran magos practicantes de la magia.
El nombre de "magos" en aquel tiempo significaba "sabios" o "sacerdotes de los templos de Media o Persia".
En estos días de Navidad vemos cómo en los días de Navidad poco se recuerda a Jesucristo. Y en los días de reyes poco se recuerda que los sabios de Oriente vinieron a adorar a Jesucristo. Los magos de la tierra (los practicantes de la magia) centran toda la atención en los "reyes magos" pero indican poco o nada que aquellos magos (sabios de Oriente), venían a adorar a Jesucristo nacido en Belén.
La guerra contra Jesucristo y su Evangelio comenzó hace siglos, y en estos últimos siglos la seña de Jesucristo y su Evangelio está siendo hecha desaparecer. En su lugar, se imponen al mundo los personajes de "papá Noel" o "Santa Claus", Superman ("dios" de otros planetas), Harry Potter, y cualquier personaje de cuentos de magia y fantasías.
Los cristianos que amamos a Jesucristo, debemos recordar la Navidad como manda el Evangelio. En Navidad celebramos el Nacimiento de Jesucristo, y en los días de "reyes" celebramos cuando los sabios de Oriente, guiados por la estrella, llegaron hasta Belén para adorar a Jesucristo, que, como Niño, había nacido en Belén.