El catedratico de la Complutense Antonio Piñero publica hoy en su blog una postal con esta afirmación: EN EL A.T. NO HAY MESÍAS.
Copio el articulo en su totalidad:
http://www.tendencias21.net/crist/
La seriedad y solvencia del Profesor Piñero no son discutibles, eso está claro, pero ello no es impedimento para mostrar mi desacuerdo en la afirmación. No es que yo diga que el A.T. si habla de un Mesías como despues seria desarrollado en el judaismo y "reinterpretado" por el cristianismo, eso no, ciertamente el judaismo arcaico no tenia una concepción de un "Mesías" como despues llegó a desarrollarse, en eso estoy absolutamente de acuerdo con Piñero y es innegable a la luz de los textos judios. No obstante creo que esa "evolución" dentro del judaismo hacia un mesianismo "concreto" (no solo de los "mesias" o "hijos de Dios" como los reyes, sumos sacerdotes etc) y un mesianismo "con nombre" era algo que estaba "previsto" aun cuando no fuese especificado detalladamente en el A.T.
En otras palabras, opino que esa evolución y desarrollo dentro del judaismo hacia la "esperanza mesianica" formaba parte del desarrollo natural de esa corriente espiritual: el judaismo. Esa "esperanza mesianica" la observamos en la mayoria de corrientes espirituales y en la mayoria de religiones. El cristianismo la vió cumplida con Jesús (aunque fuese en primera instancia y al espera de la "parusia") como otras religiones la vieron cumplida con otros agentes venidos "o por venir".
Copio el articulo en su totalidad:
Hoy utilizo unas notas de Florentino García Martínez en su artículo “Los manuscritos del Mar Muerto y el mesianismo cristiano”, en la obra colectiva, "Los manuscritos del Mar Muerto. Balance de hallazgos y de cuarenta años de estudio”, (Dimas Fernández Galiano y Antonio Piñero [editores], Ediciones El Almendro, 1994, pp. 189-206).
"En el Antiguo Testamento no hay mesías. Hay indicios, rastreos, gérmenes de ideas que en épocas posteriores se plasmarán en la idea del mesías.
"En ninguna de las treinta y nueve ocasiones en las que en la Biblia hebrea se emplea la palabra «mesías» (-ungido-) tiene esta palabra el sentido técnico preciso de título de la figura escatológica cuya venida introducirá la era de la salvación. Los «mesías» del Antiguo Testamento son figuras del presente, generalmente el rey (en Isaías 54,1 se trata del rey persa Ciro); más raramente, sacerdotes, patriarcas o profetas; y en los dos casos en los que el Libro de Daniel emplea la palabra, dos personajes cuya identidad es difícil de precisar pero que ciertamente no son figuras «mesiánicas».
La tradición posterior reinterpretará ciertamente varias de estas alusiones veterotestamentarias al «mesías» como predicciones «mesiánicas», pero las raíces de las concepciones que posteriormente emplearán el título de «mesías» para designar a las figuras que introducirán la salvación escatológica se hallan en otros textos del Antiguo Testamento que no emplean la palabra «mesías».
"Textos como las bendiciones de Jacob (Génesis 49,10), el oráculo de Balaán (Números 24,17), la profecía de Natán (2 Samuel 7) y los salmos reales (como los Sal 2 y 110) serán desarrollados por Isaías, Jeremías y Ezequiel en dirección a la espera de un futuro «mesías» real, heredero del trono de David.
"Las promesas de restauración del sacerdocio de textos como Jeremías 33,14-26 (ausente en la versión griega de los LXX) y el oráculo sobre el sumo sacerdote Josué, recogido en Zacarías 3, servirán de punto de arranque de la esperanza posterior de un «mesías» sacerdotal, lo mismo que la doble investidura de los «hijos del aceite», Zorobabel y Josué, en Zacarías 6,9-14 será el punto de partida de la espera de un doble «mesías», reflejo de una cierta división de poderes, presente ya desde Moisés y Aarón.
"De la misma manera, la presencia de la triple función: rey, sacerdote, profeta, unida al anuncio de la futura venida de un «profeta como Moisés» de Dt 18,15.18 Y a la esperanza concreta del retorno de Elías de Mal 3,23, servirá de punto de arranque para el desarrollo de la esperanza en la venida de un agente de salvación escatológico, se le designe o no como «mesías".
"Igualmente, la presentación de la misteriosa figura del "Siervo de Yahvé" de los capítulos 40-55 de Isaías como una alternativa al mesianismo tradicional en la perspectiva de la restauración dará como resultado el desarrollo de la esperanza de un «mesías sufriente».
"Y el anuncio de Malalaquías 3,1 de que Dios ha de enviar a su «ángel. como mensajero para preparar su venida permitirá desarrollar la espera de un mediador escatológico de origen no terrestre.
"En éstos y en otros textos del Antiguo Testamento se hallan la semillas del mesianismo posterior. En el Nuevo Testamento nos encontramos con estas semillas ya plenamente desarrolladas. El «mesianismo" es un dato tan central en el Nuevo Testamento que a Jesús de Nazaret se le llega a identificar simplemente como el "Cristo", el "ungido", es decir, «el mesías».
"Esta figura poderosa, este «cristo» de la teología del Nuevo Testamento es a la vez un «mesías-sacerdote», un «mesías-rey», un «profeta-como Moisés», un «siervo-sufriente» y un «mesías-celeste». La comunidad cristiana claramente ha atribuido a una persona histórica del pasado, cuyo retorno se espera en el futuro escatológico, todos los rasgos de las figuras mesiánicas que en el Antiguo Testamento se hallaban en semilla; ha aglutinado en un fruto magnífico todos los gérmenes «mesiánicos» del Antiguo Testamento.
"Pero hasta ahora no podíamos ver el proceso por el que esas semillas se habían desarrollado y transformado en fruto, ni cómo en ese siglo I de la era que llamamos "cristiana" (es decir, del "ungido", del "mesías") los gérmenes de esperanza mesiánica que se encuentran en el Antiguo Testamento habían crecido y se habían multiplicado, transformándose en un bosque de figuras mediadoras que al final de los tiempos introducen como heraldos y agentes eficaces la salvación de Dios. En la mayoría de los escritos judíos de la "época del Segundo Templo" (es decir, la que va desde el Exilio hasta el Ttemplo de Herdoes el Grande = siglo V a.C hasta el 70 d.C.) que nos eran previamente conocidos, la figura del « mesías- o no aparece en absoluto o desempeña un papel muy secundario.
"Es precisamente este crecimiento el que nos ilustran los Manuscritos del Mar Muerto. Cada una de las semillas mesiánicas, tan diversas, que aparecen en la Biblia hebrea, ha crecido en la tierra fecunda de la Comunidad hasta transformarse en verdaderas figuras mesiánicas cuya venida se espera « al final de los tiempos- y cuya acción introducirá la salvación de Dios.
http://www.tendencias21.net/crist/
La seriedad y solvencia del Profesor Piñero no son discutibles, eso está claro, pero ello no es impedimento para mostrar mi desacuerdo en la afirmación. No es que yo diga que el A.T. si habla de un Mesías como despues seria desarrollado en el judaismo y "reinterpretado" por el cristianismo, eso no, ciertamente el judaismo arcaico no tenia una concepción de un "Mesías" como despues llegó a desarrollarse, en eso estoy absolutamente de acuerdo con Piñero y es innegable a la luz de los textos judios. No obstante creo que esa "evolución" dentro del judaismo hacia un mesianismo "concreto" (no solo de los "mesias" o "hijos de Dios" como los reyes, sumos sacerdotes etc) y un mesianismo "con nombre" era algo que estaba "previsto" aun cuando no fuese especificado detalladamente en el A.T.
En otras palabras, opino que esa evolución y desarrollo dentro del judaismo hacia la "esperanza mesianica" formaba parte del desarrollo natural de esa corriente espiritual: el judaismo. Esa "esperanza mesianica" la observamos en la mayoria de corrientes espirituales y en la mayoria de religiones. El cristianismo la vió cumplida con Jesús (aunque fuese en primera instancia y al espera de la "parusia") como otras religiones la vieron cumplida con otros agentes venidos "o por venir".