Ver el archivo adjunto 3307382Por la Santa Iglesia Católica Apostólica de Helas-Grecia
(acabo de traducirlo, posibles errores avisen por favor)
El significado de la persona, según la Teología Patrística Ortodoxa.
En nuestra Teología Patrística Ortodoxa, predomina el concepto de persona. El hombre, según los Padres helénicos, es persona, desde el momento que tiene κοινωνία (
kinonía)
comunión, conexión y unión con el Dios, y con los demás seres humanos. El antiguo escritor eclesiástico Tertuliano dirá que "un solo cristiano significa ningún cristiano" , queriendo enfatizar con esto que un cristiano que no se comunica no comulga con los que lo rodean, es decir, no es persona, sino individuo-átomo, no puede ser un cristiano.
Además, en las escrituras Patrísticas Ortodoxas, el Paraíso, es el estado de la perfecta comunión de las personas de los hombres santificados o del pueblo santificado, con Dios y entre sí. San Gregorio Palamas, dirá característicamente: “El Paraíso es un estado o situación, donde los justos resplandecerán como el sol en el reinado de la Realeza increada del Padre y hechos ya luz divina, ya que son nacidos de la Divina Luz increada, puesto que contemplarán o verán a Dios como luz increada”.
Por el contrario, el infierno, en la Teología ortodoxa, es el estado de ausencia de κοινωνία (kinonía)
comunión, conexión y unión de personas, donde los pecadores, ya como individuos y no como personas, no pueden tener κοινωνία (
kinonía)
comunión, conexión y unión con Dios y entre sí. San Macario el Egipcio, especialmente es categórico: “Infierno es el no contemplar y comulgar el uno con el otro como persona”. Es impactante el hecho que manifestaciones de este infierno el hombre las vive ya desde esta vida, ya sea en el ámbito familiar, cuando falta la agapi (amor incondicional), o en el contexto social más amplio, cuando prevalece la alienación, ll distanciamiento y el individualismo desafortunadamente cuando se convierte en una regla de vida, donde desgraciadamente predomina la posición del existencialista francés Sartre de que “los otros son mi infierno”.
Para los padres, el hombre se va convirtiendo y se hace en persona, desde el momento en que supera el "ego" egoísmo y, a través de la humildad, se comunica, comulga y se une con los que lo rodean. De esto se concluye, que el hombre se convierte en persona desde el momento que elimina la φιλαυτία (filaftía)
egolatría, excesivo amor a sí mismo y al cuerpo, como nos dice san Simeón el Nuevo
San Teodoro el Sabaita, en la Filocalía, afirma que el Dios le dio al hombre la oportunidad de ser persona de dos maneras. Por un lado, con su psique-alma lógica, comulgaba, conectaba y se unía con el mundo espiritual y, a través de él, se elevaba hacia Dios. De esta manera, teniendo la experiencia de Dios, estaba en comunión y unión con su prójimo. Por otro lado, con los sentidos comulgaba y conectaba con el mundo material, a través de él se elevaba hacia Dios. Teniendo así gnosis verdadera hacia Dios y los seres o existencias, tenía análoga-proporcional y perfecta conexión y comunión con ellos.
Según este Padre filocálico de Oriente, el pecado original o ancestral fue, a causa de filaftía-egolatría la tendecia de la autonomía o autonomización o idividualización del hombre frente a Dios y esencialmente su caída desastrosa, degradación desde persona en individuo-átomo. San Justino Pópovits observa acertadamente: “El pecado ancestral fue el esfuerzo del hombre por convertirse y hacerse Dios, sin Dios, contra Dios”.
Así, según los Padres de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa Oriental, el hombre puede de nuevo volver hacerse persona sólo cuando haya expulsado la φιλαυτία (filaftía)
egolatría, excesivo amor a sí mismo y al cuerpo, es decir, su individualismo. Los Padres ven cómo esto es realizado por la participación del hombre a la vida ascética, litúrgica y mistérica (participación a los Misterios-Sacramentos) de la Iglesia.
Con la ascesis el hombre “mortifica su voluntad” sobre todo la egoísta. Luego, esencialmente, quita y supera las pequeñeces humanas y puede amar verdaderamente a su prójimo. Con esta lógica, San Máximo el Confesor afirma: “Ama a todos los hombres el hombre que no ama nada de lo humano o mundano”. Con su participación en la vida litúrgica de la Iglesia y especialmente en la Divina Liturgia, que constituye una comunión de personas por excelencia, siente firmemente que el camino que conduce a Dios pasa necesariamente a través de su prójimo. “Amémonos los unos con los otros para que en armonía confesemos Padre, Hijo y Espíritu Santo, Trinidad consubstancial e indivisible”.
El hombre, finalmente, con su participación en el misterio de la Divina Ευχαριστία Efjaristía o Comunión, se convierte, según San Gregorio Palamas, de forma Divina, es decir, por la divina jaris-gracia increada se va convirtiendo y se hace dios/a (a semejanza a CristoDios-Hombre, Θεάνθρωπος zeánzropos) y por consiguiente en este estado puede amar a su prójimo auténticamente e incluso también a esta “fisis-natura insensata o irracional”, es decir, el ecosistema. En este caso, el hombre santificado puede repetir vivencial y empíricamente la posición del abad Apolós: “Has visto tu hermano, entonces has visto al Señor-Kirios tu Dios”.
Desgraciadamente en nuestros días, la persona humana es despreciada y maltratada brutalmente. Las drogas, la explotación del hombre por el hombre, distinciones de todo tipo, esclavitud y tráfico de personas que desgraciadamente en nuestros días parece que va tomando dimensiones preocupantes con víctimas pobres emigrantes ilegales, niños, guerras, actos violentos, corrupción etc, todo esto indica una clara subestimación de la persona humana, y una precisa tendencia del hombre en funcionar por la φιλαυτία (filaftía)
egolatría, excesivo amor a sí mismo y al cuerpo, es decir, individualismo, como individuo-átomo y no como persona, con el resultado que las “comunidades” humanas se conviertan en infierno del hombre contemporáneo.
La teología ortodoxa, propone como una solución única al problema, la integración efectiva, esencial del hombre al cuerpo místico de Cristo, la Iglesia, y la vivencia, experiencia de la posición de los Padres orientales, que “si afliges y entristeces a tu prójimo a Dios lo haces y el que enseña la terapia y sana a su hermano a Dios lo hace”.
Traducido por Χρῆστος Χρυσούλας Jristos Jrisulas
http://www.logosortodoxo.com/psicot...-la-iglesia-ortodoxa-la-terapia-de-la-psique/