Re: Ellen White y el juicio de Israel Dammon
Estimado aitor. Saludos cordiales.
Tú dices:
Respondo: ¿Te has hecho ver por un especialista?
"Mas ¿á quién compararé esta generación? Es semejante á los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces á sus compañeros, Y dicen: Os tañimos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es justificada por sus hijos." Mateo 11:15-19.
Juan vivía una vida ascética en el desierto – severamente disciplinada. Pocas personas querrían vivir como Juan. Sus predicaciones de fuego y azufre atrajeron a algunos pero repelaron a otros. Fue arrestado y después degollado por ofender a la familia de Herodes, pero lo más probable es que ofendiera a otros también. Dijeron de él, “Demonio tiene.”
Mientras que Juan parece un fanático religioso, Jesús parece ser casi libertino. No es tan fastidioso como otros en cuanto a su dieta. Sana a la gente los sábados. Sus discípulos no son tan escrupulosos en su observación de la ley, y él les defiende (12:1-8; 15:1-20). Aún peor es su asociación con (y aparente aprobación de) recaudadores de impuestos y pecadores. “Algunos cristianos hoy le dan a la fe una mala reputación por excesos inmorales pero, seguramente, un número más grande de ellos nunca se tendría que preocupar de encontrarse en esa categoría, ya que no podrían ni siquiera acercarse a la amistad que Jesús tenía con gente de baja reputación” (Blomberg).
Y después está su obvia falta de respeto por los escribientes y los fariseos – que se ocupan de mantener la ley – la ley de Dios. Todo con respecto a Jesús parece moverse en dirección opuesta. Para añadir al problema, atrae a grandes muchedumbres y les tienta a unirse a él en su desatino.
Está claro que la raíz del problema para aquéllos que rechazan a Jesús es el conocimiento que si tomaran en serio a Juan o a Jesús, esto requeriría de ellos un cambio de vida bastante serio. Ambos Juan y Jesús nos sacuden y nos empujan hacia lugares incómodos:
• Juan exige que nos arrepintamos y que vayamos en nuevas direcciones – despidiéndonos de placeres queridos y adoptando responsabilidades incómodas.
• Jesús da la vuelta a cómodas suposiciones. ¿Cómo, nos preguntamos, pueden los pobres de espíritu ser bendecidos – o aquéllos que lamentan, o los débiles? ¿Cómo puede Jesús hacer tales demandas en cuanto al coraje – adulterio – divorcio – juramentos – retaliaciones – o el tratamiento de los enemigos? (5:1-48).
Pero si encontramos fallos con Juan y Jesús, podemos ignorar sus demandas – y es mucho más fácil criticar que obedecer. Por eso, esta generación encuentra fallos con ambos de estos hombres tan distintos. Y así ellos “permanecieron pegados a sus sillas, empapelados a la pared en el baile del reino” (Long, 128).
“Mas la sabiduría es justificada por sus hijos” (v. 19). El significado de este proverbio es similar a “Por sus frutos les conoceréis.” Jesús reta a sus críticos que miren los efectos de su ministerio – “Los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y á los pobres es anunciado el evangelio” (11:5). Uno ha de ser sordo y ciego para no comprender el significado de tales eventos – debe negarse a ver – taparse los oídos. “Filson habla de una ‘cómoda evasión de la urgente manifestación de Dios,’ y eso dice todo” (Morris, 286).
No debemos perdernos la alusión que hace Jesús a la sabiduría. Encontramos referencias a la sabiduría en Job 28:12-28; Proverbios 8:22-36; Eclesiastés 24:1-24; Sabiduría de Salomón 7:22-30. Eruditos comentan de varias maneras:
• “Hasta un lector casual de estos pasajes puede ver como algunos de los tempranos cristianos vieron en Jesucristo la encarnación de la sabiduría eterna de Dios o, en su forma masculina, el Logos eterno” (Craddock, 355).
• Para Mateo, “...las obras mesiánicas de Jesús son obras de sabiduría misma, identificando a Jesús con la sabiduría” (Senior, 129).
• “‘Sabiduría,’ aquí, significa ‘el plan de Dios,’ ‘la providencia de Dios,’ o quizá más simplemente, ‘el Cristo de Dios,’ Jesús mismo” (Bruner, 423).
• “En Mateo 11, la Sabiduría se encarna en Jesús mismo, y el yugo de la Sabiduría es una relación con Jesús en la que el Torá toma un nuevo aspecto. No como maestros de la ley que ponen grandes preocupaciones sobre los demás (23:2-4), Jesús ofrece el Torá (la enseñanza), que da ligereza a nuestras preocupaciones y nos lleva a la paz y a la satisfacción. Con él, encontramos realización y cumplimiento, un descanso sabatino como el que Dios disfrutó el séptimo día de la creación (Génesis 2:1-3), y una previsión de la paz eterna y entera” (Gardner).
Estimado aitor. Saludos cordiales.
Tú dices:
me alegro que confirmes que la pitonisa estaba borracha. despues de ver la imagen que nos posteaste no nos quedaba ninguna duda
Respondo: ¿Te has hecho ver por un especialista?
"Mas ¿á quién compararé esta generación? Es semejante á los muchachos que se sientan en las plazas, y dan voces á sus compañeros, Y dicen: Os tañimos flauta, y no bailasteis; os endechamos, y no lamentasteis. Porque vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: Demonio tiene. Vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón, y bebedor de vino, amigo de publicanos y de pecadores. Mas la sabiduría es justificada por sus hijos." Mateo 11:15-19.
Juan vivía una vida ascética en el desierto – severamente disciplinada. Pocas personas querrían vivir como Juan. Sus predicaciones de fuego y azufre atrajeron a algunos pero repelaron a otros. Fue arrestado y después degollado por ofender a la familia de Herodes, pero lo más probable es que ofendiera a otros también. Dijeron de él, “Demonio tiene.”
Mientras que Juan parece un fanático religioso, Jesús parece ser casi libertino. No es tan fastidioso como otros en cuanto a su dieta. Sana a la gente los sábados. Sus discípulos no son tan escrupulosos en su observación de la ley, y él les defiende (12:1-8; 15:1-20). Aún peor es su asociación con (y aparente aprobación de) recaudadores de impuestos y pecadores. “Algunos cristianos hoy le dan a la fe una mala reputación por excesos inmorales pero, seguramente, un número más grande de ellos nunca se tendría que preocupar de encontrarse en esa categoría, ya que no podrían ni siquiera acercarse a la amistad que Jesús tenía con gente de baja reputación” (Blomberg).
Y después está su obvia falta de respeto por los escribientes y los fariseos – que se ocupan de mantener la ley – la ley de Dios. Todo con respecto a Jesús parece moverse en dirección opuesta. Para añadir al problema, atrae a grandes muchedumbres y les tienta a unirse a él en su desatino.
Está claro que la raíz del problema para aquéllos que rechazan a Jesús es el conocimiento que si tomaran en serio a Juan o a Jesús, esto requeriría de ellos un cambio de vida bastante serio. Ambos Juan y Jesús nos sacuden y nos empujan hacia lugares incómodos:
• Juan exige que nos arrepintamos y que vayamos en nuevas direcciones – despidiéndonos de placeres queridos y adoptando responsabilidades incómodas.
• Jesús da la vuelta a cómodas suposiciones. ¿Cómo, nos preguntamos, pueden los pobres de espíritu ser bendecidos – o aquéllos que lamentan, o los débiles? ¿Cómo puede Jesús hacer tales demandas en cuanto al coraje – adulterio – divorcio – juramentos – retaliaciones – o el tratamiento de los enemigos? (5:1-48).
Pero si encontramos fallos con Juan y Jesús, podemos ignorar sus demandas – y es mucho más fácil criticar que obedecer. Por eso, esta generación encuentra fallos con ambos de estos hombres tan distintos. Y así ellos “permanecieron pegados a sus sillas, empapelados a la pared en el baile del reino” (Long, 128).
“Mas la sabiduría es justificada por sus hijos” (v. 19). El significado de este proverbio es similar a “Por sus frutos les conoceréis.” Jesús reta a sus críticos que miren los efectos de su ministerio – “Los ciegos ven, y los cojos andan; los leprosos son limpiados, y los sordos oyen; los muertos son resucitados, y á los pobres es anunciado el evangelio” (11:5). Uno ha de ser sordo y ciego para no comprender el significado de tales eventos – debe negarse a ver – taparse los oídos. “Filson habla de una ‘cómoda evasión de la urgente manifestación de Dios,’ y eso dice todo” (Morris, 286).
No debemos perdernos la alusión que hace Jesús a la sabiduría. Encontramos referencias a la sabiduría en Job 28:12-28; Proverbios 8:22-36; Eclesiastés 24:1-24; Sabiduría de Salomón 7:22-30. Eruditos comentan de varias maneras:
• “Hasta un lector casual de estos pasajes puede ver como algunos de los tempranos cristianos vieron en Jesucristo la encarnación de la sabiduría eterna de Dios o, en su forma masculina, el Logos eterno” (Craddock, 355).
• Para Mateo, “...las obras mesiánicas de Jesús son obras de sabiduría misma, identificando a Jesús con la sabiduría” (Senior, 129).
• “‘Sabiduría,’ aquí, significa ‘el plan de Dios,’ ‘la providencia de Dios,’ o quizá más simplemente, ‘el Cristo de Dios,’ Jesús mismo” (Bruner, 423).
• “En Mateo 11, la Sabiduría se encarna en Jesús mismo, y el yugo de la Sabiduría es una relación con Jesús en la que el Torá toma un nuevo aspecto. No como maestros de la ley que ponen grandes preocupaciones sobre los demás (23:2-4), Jesús ofrece el Torá (la enseñanza), que da ligereza a nuestras preocupaciones y nos lleva a la paz y a la satisfacción. Con él, encontramos realización y cumplimiento, un descanso sabatino como el que Dios disfrutó el séptimo día de la creación (Génesis 2:1-3), y una previsión de la paz eterna y entera” (Gardner).