IBERO;n3300638 dijo:Esto no es cierto y estás confundiendo términos. El Espíritu dice en varios lugares que el hombre tiene la responsabilidad de no endurecer el corazón. Hay una voluntad que actúa en el hombre, y una blandura que Dios pide:
Heb 3:7-8:
Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto.
Heb 3:12-14
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; Más bien, animaos mutuamente cada día mientras dura este "hoy", de modo que ninguno de vosotros se endurezca por la seducción del pecado. Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio.
Hechos 26:19: Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial...
En todos estos versículos se habla de ejercer una voluntad y de luchar una batalla, ANTES y de creer y DESPUÉS de creer.
Este es un error garrafal del calvinismo. Primero hay que creer, arrepentirse y bautizarse. Después el Señor provee la promesa y pone el Espíritu en el hombre y hace lo que dice Ezequiel. No lo digo yo, lo dice Pedro. Hay un orden:
Hechos 2:38: Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo (primero aquello y después "pondré mi espíritu" y "os daré un corazón de carne").
Incluso una vez dado el don, uno debe "mantenerse en la fe", "crecer", "madurar" y "dar fruto" y el "don del Espíritu" no es una varita mágica que arregla un robot, sino un poder que se basa en la palabra (en hacer saber al hombre lo que Dios quiere) y el hombre debe caminar un camino de obediencia conforme a lo que oye de ese Espíritu. Ezequiel 36:26 no detalla el largo y tortuoso proceso a recorrer para que Dios nos dé ese "corazón nuevo". Todas las exhortaciones en el Nuevo Testamento de los apóstoles para todos los creyentes, que ya (1) habían creído, (2) se habían arrepentido y (3) se habían bautizado en el nombre de Jesús animan a los creyentes a caminar un camino de madurez donde se manifiesta Ezequiel 36:26, (se manifiesta en cada creyente en un tiempo distinto, pero por las propias palabras de los apóstoles implica un largo proceso que dura toda la vida, pues dice "con tal de que mantengamos firme hasta el fin").
Ahora resumo las premisas de tu estudio para facilitar mi respuesta:
Completamente erróneo. La apostasía es la pérdida de la salvación y por ello nos exhortan a que "cuidemos de nuestra salvación" y "estemos firmes hasta el final" y "corramos la buena carrera" y el resto de exhortaciones de los apóstoles (que son muchas y variadas). El peligro de caer y de apostatar es real, y sucedía en los tiempos de los apóstoles. Los apóstoles no exhortaban al rebaño a cuidar de su salvación si esta no se podía "perder". Todas estas exhortaciones en la mente del calvinista son superfluas y redundantes y una pérdida de tiempo, ya que "Dios se encarga de todo" y la "salvación está asegurada". Por supuesto que está asegurada "para los que se mantienen firmes hasta el fin". Con la mentalidad calvinista sobran todas las exhortaciones. Por supuesto que "Dios se encarga de todo"... si primero uno camina por el camino estrecho y pasa por la puerta estrecha, que consiste precisamente en vivir personalmente todas estas exhortaciones.
Por demás, el calvinismo y el arminianismo como auténticas sectas del cristianismo (sólo recogen y aceptan determinadas "secciones" de la fe cristiana) no entienden este asunto de la "pérdida de la salvación" porque no entienden el concepto mismo de "salvación". Aunque la palabra "salvación" hay que escudriñarla en cada contexto y no debemos generalizar, esta palabra no significa lo que muchos creen que significa, porque "salvación" implica "ser salvado de algo", y este algo es "la ira de Dios que viene sobre los desobedientes". Es un tanto superficial e ignorante hablar de "perder la salvación". Cuando uno abandona la fe y apostata, por su desobediencia y dureza de corazón vuelve a estar sobre su cabeza la ira de Dios... y lo que pierde es "ser salvado de esa ira". Una de las "salvaciones" de la que habla la Biblia es "la preservación de la persona" ante "el castigo y la ira inminente de Dios".
Sin embargo, las Escrituras dicen que aún para estos (los apóstatas y desobedientes sobre los que viene una ira y castigo determinado de Dios en su tiempo y manera), habrá un juicio final. El juicio final no es lo mismo que la ira y el furor de Dios manifestada antes de los mil años (ver Apoc 19:15 y ss.). Muchos "no salvados de la ira" pueden encontrarse ante un juicio final donde Dios tenga misericordia de ellos. También podríamos argumentar diciendo que "la salvación" es ser salvado del "infierno final y definitivo", pero aún así no podemos descartar el asunto de que hay una ira de Dios que debe ser derramada y de que alguien puede sufrir esa ira y después ante el "gran trono blanco", ser juzgado y ser salvado. Creo que la mayoría de creyentes del primer siglo tenían en mente la "salvación de la ira (inminente) de Dios" que cita Apoc 19:15, y no el juicio final del gran trono blanco, pero en cualquier caso, deberíamos hablar de "varias salvaciones" y concretar de qué estamos hablando en cada caso.
Amor,
Ibero
exelente hermano ibero ,,un abrazo en Cristo hermano .