Re: EL SUFRIMIENTO, EL DOLOR, LA TRISTEZA Y LO ABSURDO
Hola David,
Shalom.
No sé qué tiene ese texto particular de Jueces 19 que tanto revuelo causa a propios y extraños. Hace poco me lo citó un "cristiano" y me preguntó cómo lo interpretaba yo. (Esta persona es humanista y tiene muchos problemas en su humanista mente con el "Dios" que su humanista mente ha creado del "Dios del Antiguo Testamento", es decir "un horrible ser vengativo y muy cruel".) Le contesté hace una semana y todavía no ha respondido.

No sé si está perplejo por lo que le he dicho o sencillamente le resulta difícil creer lo que le digo.
Cuando voy a leer cualquier cosa de la "Biblia", o cuando me acerco a Dios, tomo esta
actitud interior.
1) Me estoy acercando a Dios, al único Dios Verdadero, el cuál es bueno (el único bueno) que todo lo sabe y todo lo puede. No es el panadero de la esquina, ni es mi "idea" de Dios. Es Dios, "El que ES", el antaño innombrable "YAWE". Me acerco con cierto "temor reverente" (no miedo, sino "temor reverente"... son cosas distintas).
2) Estoy sediento y hambriento. Soy el hombre que baja de Jerusalén a Jericó de quién el Samaritano se apiada (Lc. 10).
3) Sólo sé que no sé nada. Si el Espíritu Santo no me habla por dentro, procuro no interpretar. Y si algo interpreto yo mismo y no tengo la profunda paz de Dios al respecto, no presto mucha atención. Últimamente ni siquiera lo intento. Si algo no me es dado entender, paso a otra cosa. Así que cuando abro la Biblia, me "rindo" a Otro que TODO me tiene que dar, y así volvemos a los puntos 1) y 2). No intento "entender" ni quiero tener "conocimiento", sino entro como sediento a beber Agua, comer Pan y a que me sanen las heridas. Soy un moribundo a quien tienen que ayudar, porque Él tiene el Conocimiento y la Sabiduría que a mí me faltan. Me tiene que ser dado. Tengo que "escuchar" a otro que no sea yo mismo.
Entro siempre a la Escritura con esa actitud. Entro a Dios SIEMPRE con esa actitud, y te digo (aunque sé que mi propio testimonio no es válido, pues es otro u otros los que deben darlo de mí) que soy escuchado y ÉL (el que VIVE) me responde conforme a Sus riquezas en gloria... se sienta conmigo,
en mi casa, y viene a mí a compartir Sus Riquezas.
Ahora, me pregunto si dándote la interpretación que he recibido de ese texto, algo cambiará en ti (en tu
interior, es decir tu actitud y tu cerviz) o seguirás buscando por fuera y en tu mente lo que sólo Él (no yo ni otro) puede darte por dentro, en tu corazón, a través del poder y misericordia de Dios en el Espíritu Santo para Su gloria (no para la tuya).
Las Escrituras son una
aventura, la aventura de descubrir a Dios en ella. No es una colección de sucesos más o menos agradables.
Tú tienes que rendirte a Dios, no Dios a ti ni a tus ideas. En las Escrituras vemos la historia de hombres que forjaron una relación con Dios, y de un Dios que procuró forjar una relación con otros hombres (en el Antiguo Pacto, un "pueblo elegido", tras la Cruz, "cualquier hombre"). Todo cuanto fue externo, es símbolo de lo interior: de batallas en el Templo del corazón de los hombres (y mujeres) y, en última instancia... de vida o muerte
espiritual.
La Escritura puede hacerte sabio... si
preguntas al que es Sabio.
Mi pregunta para ti sería esta... ¿estás dispuesto a soportar que Cristo de desnude de ti mismo y de todas tus ideas con el fin de alcanzar esa Sabiduría que tiene a sus pies el mundo entero (Biblia incluida) sin siquiera despeinarse?
En Cristo Jesús,
Ibero 2012