Respondo: La Biblia te dejó como un mentiroso.
"Cuando Jesús estaba ya para irse, un hombre llegó corriendo y se postró delante de él.
—Maestro bueno —le preguntó—, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna?
¿Por qué me llamas bueno? —respondió Jesús—. Nadie es bueno sino sólo Dios.
Ya sabes los mandamientos:
“No mates,
no cometas adulterio,
no robes,
no presentes falso testimonio,
no defraudes,
honra a tu padre y a tu madre.” Marcos 10:17,18.
Jesús cita cinco mandamientos de la segunda tabla del Decálogo – y uno que no forma parte de los diez originales – todos tienen que ver con relaciones humanas:
- “No matarás” (v. 19) es el sexto mandamiento (Éxodo 20:13).
- “No cometerás adulterio” es el séptimo mandamiento (Éxodo 20:14).
- “No hurtarás” es el octavo mandamiento (Éxodo 20:15).
- “No hablarás contra tu prójimo falso testimonio” es el noveno mandamiento (Éxodo 20:16).
- “No defraudarás” no es parte de los Diez Mandamientos. Jesús lo sustituye por “No codiciarás”
– el décimo mandamiento (Éxodo 20:17). Tiene sentido que lo haga, porque un hombre rico está menos dispuesto a codiciar las posesiones de otros que a defraudar a los demás en su búsqueda de riqueza.
- “Honra á tu padre y á tu madre” es el quinto mandamiento – el mandamiento con una promesa – “porque tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da” (Éxodo 20:12). Esto concuerda con la preocupación del hombre – la vida.
Los mandamientos de Dios son para toda la humanidad, incluso para los discípulos que dejan al Señor y se alejan.
¿o tu que abandonaste el evangelio puedes matar, cometer adulterio, robar presentar falsos testimonios, defraudar, no honrar padre y madre?
“Una cosa te falta: ve, vende todo lo que tienes, y da á los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz” . “Qué profundamente irónico es el reino de Dios. A los niños en la historia anterior no se les dice que les falta algo, sino que el reino de Dios es suyo; sin embargo, a este hombre que posee todo ¡aún le falta algo! Solo cuando venda todo lo que tiene – solo cuando se convierta en un niño vulnerable – poseerá todo” (Edwards, 312).
Ésta es una llamada asombrosa al discipulado – particularmente en una cultura que consideraba riqueza como un apoyo de Dios hacia la vida de la persona rica. Seguramente, este hombre ha pasado por la vida creyendo que ha complacido a Dios y que sus riquezas demuestran que Dios está complacido con él.
Esta llamada también es asombrosa cuando la contrastamos con otras llamadas al discipulado en los Evangelios. En la mayoría de los casos, Jesús llamaba a la gente simplemente diciendo, “Sígueme.” No existe documentación de que Jesús les pidió a los pescadores que vendieran sus barcos. Simón y Andrés se quedaron con su casa en Capernaum. Marta y María eran dueñas de una casa. No hay mención de que Levi, el recaudador, tuviera que rechazar sus mal ganadas ganancias, aunque parece probable que lo hubiera hecho. “Ricos como Lidia (Hechos 16:14), Febe (Romanos 16:1-2), Priscila y Aquila (Romanos 16:3-5), y Gayo (Romanos 16:23) hicieron un papel importante en esparcir del Evangelio”.
Entonces, ¿Por qué Jesús demanda tal sacrificio de este hombre?
Existen por lo menos dos posibilidades:
- Como revela esta historia, la riqueza de este hombre es muy importante para él – aún más importante que la vida eterna – a no ser que piense que puede tener vida eterna sin vender su propiedad. La seguridad que recibimos de posesiones materiales nos tienta a confiar más en ellas que en Dios. “El hombre rico llegó a preocuparse tanto por sus bienes materiales que éstos se convirtieron en algo demasiado importante, distrayéndole de reconocer el regalo divino que es el reino de Dios, que a menudo es mejor apreciado por los pobres” (Donahue y Harrington, 307).
- Anote también que esta historia aparece inmediatamente después de la historia de los niños en la que Jesús dijo, “De cierto os digo, que el que no recibiere el reino de Dios como un niño, no entrará en él” (10:15). El hombre rico difiere bastante diferente de esos niños. Eran pobres, pero él es rico. Dependían de otros, pero él no. Ellos no tenían estatus ni poder, pero él tiene ambos. Ellos no tenían seguridad aparte de los que les cuidaban, pero el rico tiene bastante seguridad por si mismo. Quizá Jesús simplemente está requiriendo que el hombre se convierta en niño ante Dios – que deje esas cosas que le proveen seguridad para que pueda encontrar su seguridad en Dios.
Es posible, entonces, que Jesús ajustara el requisito de vender todo específicamente para este hombre – para cumplir con sus necesidades espirituales. No debemos, sin embargo, imaginar que Jesús no pedirá algo igual de duro de nosotros. “El hecho que Jesús no mandó a todos sus seguidores que vendieran sus posesiones reconforta solo a la persona que recibiría esa orden” (R.H. Gundry, Matthew, 388, citado en France, 400).
Kenneth Bailey, comentando sobre el pasaje paralelo en Lucas 18, contrasta la “antigua obediencia” mandada por los Diez Mandamientos con la “nueva obediencia” que Jesús requiere: “En la antigua obediencia se les decía a los fieles que no robaran la propiedad de otros. En la nueva obediencia, es posible uno tenga que dejar atrás su propiedad.
En la antigua obediencia se decía que uno dejase sola a la mujer de su vecino. En la nueva obediencia se puede esperar que el discípulo deje sola a su propia mujer. En la antigua obediencia se les decía a los fieles que honraran a su padre y madre, lo que significaba (y aún significa), claro está, quedarse en casa con ellos y cuidarles hasta su muerte y entonces enterrarles respetuosamente.
En la nueva obediencia el discípulo puede tener que dejarles a ellos para responder a una lealtad más alta. Es casi imposible comunicar lo que significa todo esto para la cultura del Medio Oriente. Las dos lealtades más altas, prácticamente requeridas de cualquier persona – consideradas aún más importantes que la vida misma, son familia y aldea. Cuando Jesús pone ambas de éstas en una lista, y después demanda una lealtad que las sobrepasa las dos, está requiriendo algo verdaderamente imposible para una persona del Medio Oriente, según las presiones de su cultura. Puede cumplir con los diez mandamientos, pero esto es demasiado. Solo con Dios son posibles tales cosas” (Bailey, Through Peasant Eyes, 169).
“Mas él, entristecido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones”.
El hombre quedó asombrado al oír el precio que Jesús le ponía a la vida eterna. Nosotros también debemos asombrarnos al oír esta historia. La única gracia barata es para niños que no tienen nada que dar (10:13-16). El resto de nosotros debe esperar que Jesús nos haga demandas dolorosas.
“He aquí, nosotros hemos dejado todas las cosas, y te hemos seguido” (v. 28). Pedro y los discípulos ya han cumplido con lo que Jesús ha mandado hacer a este hombre. Han sacrificado todo para seguirle. La pregunta implícita de Pedro es,
“¿Recibiremos alguna recompensa?”
“De cierto os digo, que no hay ninguno que haya dejado casa, ó hermanos, ó hermanas, ó padre, ó madre, ó mujer, ó hijos, ó heredades, por causa de mí y del evangelio, Que no reciba cien tantos ahora en este tiempo, casas, y hermanos, y hermanas, y madres, é hijos, y heredades, con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna”.
Jesús deja claro que los que se sacrifiquen por su bien serán recompensados ahora y en eternidad.
Esperaríamos que Jesús nos premiara por sacrificar cosas malas (adicciones, malas costumbres) y cosas seductivas (fama y fortuna), pero todas las cosas que menciona en versículo 29 son bastante positivas. Aún es posible dejar que lo bueno se interponga entre nosotros y Cristo.
La lista de bendiciones en versículo 30 se paralela a la lista de sacrificios en versículo 29 con una excepción – la palabra “padre” está claramente ausente en versículo 30. El cristiano que deja casa o hermanos o hermanas o madre o padre o hijos o heredades gana acceso a muchas casas, hermanos, hermanos cristianos, etcétera – pero no hay necesidad de muchos padres, porque Dios es el Padre que necesitamos.
“y heredades, con persecuciones” (v. 30). Jesús intercala con una palabra sorprendente aquí – persecuciones. Cristianos no siempre pueden estar completamente cómodos en este mundo, ya que el Evangelio que predicamos va contracorriente a los valores de este mundo. La iglesia de Marcos experimentó persecución, y aún hoy cristianos son perseguidos alrededor del mundo. A diario cristianos son martirizados, a veces en grandes cifras. No debemos asumir que quedaremos exentos de persecución.
Jesús concluye confirmándole a Pedro que “muchos primeros serán postreros, y postreros primeros” (v. 31). En el reino de Dios, la persona que ama a Dios será primera, y la persona que ama el dinero será la última. La persona que cuida un vecino enfermo será primera, y la persona que cuida Numero Uno será la última. Lo que vemos no es lo que debemos esperar recibir una vez que tome lugar la Gran Reversa de Dios.
El Evangélio del Señor es para todos, lo mismo que su santa ley.
"¿O es Dios el Dios de los judíos solamente? ¿No es también el Dios de los gentiles? Sí, también de los gentiles" Romanos 3:29.
"Ya no hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; porque todos vosotros sois uno en Cristo Jesús." Gálatas 3:28.
Nuestro Señor Jesucristo, el Señor del día de reposo, el santo sábado dice que este día bendito, fue hecho por causa del hombre, es decir para su beneficio, no dice que fue hecho para el judío específicamente, sino para la humanidad.
"Bienaventurado el hombre que hace esto, y el hijo de hombre que lo abraza; que guarda el día de reposo para no profanarlo, y que guarda su mano de hacer todo mal.
Y el extranjero que sigue a Jehová no hable diciendo: Me apartará totalmente Jehová de su pueblo. Ni diga el eunuco: He aquí yo soy árbol seco.
Porque así dijo Jehová: A los eunucos que guarden mis días de reposo, y escojan lo que yo quiero, y abracen mi pacto,
yo les daré lugar en mi casa y dentro de mis muros, y nombre mejor que el de hijos e hijas; nombre perpetuo les daré, que nunca perecerá.
Y a los hijos de los extranjeros que sigan a Jehová para servirle, y que amen el nombre de Jehová para ser sus siervos; a todos los que guarden el día de reposo para no profanarlo, y abracen mi pacto,
yo los llevaré a mi santo monte, y los recrearé en mi casa de oración; sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi casa será llamada casa de oración para todos los pueblos.
Dice Jehová el Señor, el que reúne a los dispersos de Israel: Aún juntaré sobre él a sus congregados." Isaías 56:2-8.