EL VIRUS DE LA GRAN TRIBULACIÓN
***
EL APOCALIPSIS DE ISAÍAS
Isaías dijo:
«¡Dios va a convertir
la tierra en un desierto!
¡Todos sus habitantes se dispersarán!
A todos les pasará lo mismo:
al sacerdote y al pueblo,
a los amos y a los esclavos,
al que compra y al que vende,
al que presta y al que pide prestado,
al rico y al pobre.
¡La tierra quedará totalmente arruinada!
El Dios de Israel ha jurado que así lo hará.
»La tierra se ha secado y marchitado;
la gente más poderosa
se ha quedado sin fuerzas.
La tierra se ha llenado de maldad,
porque sus habitantes
no han cumplido las leyes de Dios.
Se habían comprometido a obedecerlo por siempre,
pero ninguno cumplió con ese pacto .
Todos han pecado ;
por eso la tierra está bajo maldición
y muy pocos han quedado con vida.
La ciudad está desierta.
»Los viñedos se han secado;
ya casi no hay vino.
Los que antes cantaban de alegría
ahora mueren de tristeza.
Ya no suenan los alegres tambores
y el arpa ha quedado en silencio;
¡se acabó la fiesta!
»El vino se ha vuelto vinagre
y nadie entona una canción.
La ciudad está en ruinas,
todo es un desorden,
y las casas se han cerrado.
Por las calles la gente
pide a gritos un poco de vino.
»¡La alegría abandonó la tierra!
La ciudad quedó destruida,
y sus portones, hechos pedazos.
Las naciones quedaron vacías,
como un árbol de olivo
después de la cosecha.
»Los pocos que se salven
gritarán y saltarán de alegría.
¡Por todos los rincones del mundo
se oirán cantos de alabanza
para el Dios que ama la justicia!»
Isaías continuó diciendo:
«Mi ánimo está por los suelos;
¡siento que me muero de tristeza!
»No se puede confiar en los traidores,
porque engañan y no tienen compasión.
Y a ti, habitante de la tierra,
te esperan el terror y las trampas:
si te libras del terror,
te hundirás en una trampa,
y si sales de ella con vida,
caerás en otra trampa.
»Lloverá muy fuerte;
un diluvio hará temblar
los cimientos de la tierra.
Un gran terremoto sacudirá
la tierra hasta dejarla hecha pedazos.
La tierra temblará como un borracho,
y se vendrá abajo como frágil choza.
¡Pesa tanto el pecado de la gente
que la tierra caerá y no volverá a levantarse!
»Ese día, Dios castigará a los que gobiernan
con maldad en el cielo y en la tierra.
Los meterá en un calabozo,
los tendrá encarcelados,
y al final los castigará.
El sol y la luna se oscurecerán,
porque el Dios todopoderoso reinará
desde Jerusalén,
y los jefes de su pueblo
serán testigos del poder de Dios».
Isaías 24:1-23 TLA
Isaías dijo: «¡Dios va a convertir la tierra en un desierto! ¡Todos sus habitantes se dispersarán! A todos les pasará lo mismo: al sacerdote y al pueblo, a los amos y a los esclavos, al que compra y
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No se dejen perturbar ni se alarmen
tan fácilmente por los que dicen
que el día del Señor ya ha comenzado.
No les crean,
ni siquiera si afirman haber
tenido una visión espiritual,
una revelación o haber recibido una carta
supuestamente de nosotros.
No se dejen engañar por lo que dicen.
Pues aquel día no vendrá
hasta que haya una gran rebelión
contra Dios y se dé a conocer
el hombre de anarquía,
aquel que trae destrucción.
Se exaltará a sí mismo
y se opondrá a todo lo que la gente
llame «dios» y a cada objeto de culto.
Incluso se sentará en el templo de Dios
y afirmará que él mismo es Dios.
¿No se acuerdan de que les mencioné
todo esto cuando estuve con ustedes?
Y ustedes saben qué es lo que lo detiene,
porque solo puede darse a conocer
cuando le llegue su momento.
Pues esa anarquía
ya está en marcha en forma secreta,
y permanecerá secreta hasta
que el que la detiene
se quite de en medio.
Entonces el hombre de anarquía
será dado a conocer,
pero el Señor Jesús lo matará
con el soplo de su boca
y lo destruirá con el esplendor de su venida.
Ese hombre vendrá
a hacer la obra de Satanás
con poder, señales y milagros falsos.
Se valdrá de toda clase
de mentiras malignas
para engañar a los que van
rumbo a la destrucción,
porque se niegan a amar
y a aceptar la verdad que los salvaría.
Por lo tanto, Dios hará que ellos
sean engañados en gran manera
y creerán esas mentiras.
Entonces serán condenados
por deleitarse en la maldad
en lugar de creer en la verdad.
2 Tesalonicenses 2:2-12 NTV
No se dejen perturbar ni se alarmen tan fácilmente por los que dicen que el día del Señor ya ha comenzado. No les crean, ni siquiera si afirman haber tenido una visión espiritual, una revelación o hab
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