Re: El Libro del Mormon es FALSO!
—Aproximadamente 588–570 a.C. El profeta vidente José Smith no podrá ser destruído por sus enemigos....pero resulta que ese falso profeta fue asesinado precisamente por ellos en 1844.
Profetizó en cuanto a José Smith, el vidente de los últimos días;
14] Y así profetizó José, diciendo: He aquí, el Señor bendecirá a ese vidente, y los que traten de destruirlo serán confundidos; porque se cumplirá esta promesa que he recibido del Señor tocante al fruto de mis lomos. He aquí, estoy seguro del cumplimiento de esta promesa;
15] y su nombre será igual que el mío; y será igual que el nombre de su padre. Y será semejante a mí, porque aquello que el Señor lleve a efecto por su mano, por el poder del Señor, guiará a mi pueblo a la salvación.
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José Smith cumplió la misión que Dios le había encomendado. Por lo tanto, ni los hombres ni el infierno pudieron pararle porque Dios estaba con él.
Una vez cumplida su misión Dios dejó que sellara su testimonio con su propia sangre como hicieron tantos profetas antes que él.
DyC 135:
Anuncio del martirio de José Smith el Profeta y de su hermano Hyrum Smith el Patriarca en Carthage, Illinois, el 27 de junio de 1844. Este documento se incluyó al final de la edición de 1844 de Doctrina y Convenios, la que estaba casi lista para su publicación cuando José Smith y Hyrum Smith fueron asesinados.1–2, José y Hyrum padecieron el martirio en la cárcel de Carthage; 3, Se aclama la posición preeminente del Profeta; 4–7, La sangre inocente de ellos testifica de la verdad y la divinidad de la obra.
1 Para sellar el testimonio de este libro y el Libro de Mormón, anunciamos el martirio de José Smith el Profeta y de Hyrum Smith el Patriarca. Ambos fueron agredidos a tiros en la cárcel de Carthage, el 27 de junio de 1844, cerca de las cinco de la tarde, por un populacho de entre ciento cincuenta y doscientas personas armadas, con la cara pintada de negro. Hyrum recibió los primeros disparos y con calma cayó, exclamando:
¡Soy hombre muerto! José saltó por la ventana y, al intentarlo, fue muerto a balazos mientras exclamaba:
¡Oh Señor, Dios mío! Muertos ya, dispararon sobre ellos de brutal manera y ambos recibieron cuatro balas.
2 John Taylor y Willard Richards, dos miembros del Cuórum de los Doce, eran las únicas personas que estaban en el cuarto en la ocasión; aquel resultó gravemente herido con cuatro balas, pero ya se ha restablecido; este, mediante la providencia de Dios, escapó sin un agujero siquiera en la ropa.
3 José Smith, el Profeta y Vidente del Señor, ha hecho más por la salvación del hombre en este mundo, que cualquier otro que ha vivido en él, exceptuando solo a Jesús. En el breve espacio de veinte años ha sacado a luz el Libro de Mormón, que tradujo por el don y el poder de Dios, y lo ha hecho publicar en dos continentes; ha enviado la plenitud del evangelio sempiterno, que el libro contiene, a los cuatro ángulos de la tierra; ha publicado las revelaciones y los mandamientos que integran este libro de Doctrina y Convenios, así como muchos otros sabios documentos e instrucciones para el beneficio de los hijos de los hombres; ha congregado a muchos miles de los Santos de los Últimos Días; ha fundado una gran ciudad y ha dejado un nombre y una fama que no pueden fenecer. Vivió grande y murió grande a los ojos de Dios y de su pueblo; y como la mayoría de los ungidos del Señor en tiempos antiguos, ha sellado su misión y obras con su propia sangre; y lo mismo ha hecho su hermano Hyrum. ¡En vida no fueron divididos, y en su muerte no fueron separados!
4 Al partir José para Carthage, para entregarse a los supuestos requisitos de la ley, dos o tres días antes de su asesinato, dijo: “Voy como cordero al matadero; pero me siento tan sereno como una mañana veraniega; mi conciencia se halla libre de ofensas contra Dios y contra todos los hombres. Moriré inocente, y aún se dirá de mí: fue asesinado a sangre fría”. Esa misma mañana, Hyrum, después de haberse preparado para ir —¿a la matanza, diremos?, sí, porque así fue— leyó el siguiente párrafo, cerca del fin del capítulo doce de Éter, en el Libro de Mormón, y dobló la hoja:
5
Y sucedió que le imploré al Señor que diera gracia a los gentiles, para que tuvieran caridad. Y aconteció que el Señor me dijo: Si no tienen caridad, es cosa que nada tiene que ver contigo; tú has sido fiel; por tanto, tus vestidos estarán limpios. Y porque has visto tu debilidad, serás fortalecido, aun hasta sentarte en el lugar que he preparado en las mansiones de mi Padre. Y ahora… me despido de los gentiles, sí, y también de mis hermanos a quienes amo, hasta que nos encontremos ante el tribunal de Cristo, donde todos los hombres sabrán que mis vestidos no se han manchado con vuestra sangre. Los testadores ahora han muerto, y su testamento está en vigor.
6 En febrero de 1844, Hyrum Smith cumplió cuarenta y cuatro años, y en diciembre de 1843, José Smith cumplió treinta y ocho; y desde ahora sus nombres serán contados entre los de los mártires de la religión; y el lector de toda nación tendrá presente que costó la mejor sangre del siglo diecinueve publicar el Libro de Mormón y este libro de Doctrina y Convenios de la iglesia, para la salvación de un mundo perdido; y que si el fuego puede marchitar el árbol vivo para la gloria de Dios, cuánto más fácil consumirá los árboles secos para purificar la viña de toda corrupción. Vivieron por la gloria; murieron por la gloria; y la gloria es su recompensa eterna. De generación en generación sus nombres pasarán a la posteridad como joyas para los santificados.
7 Fueron inocentes de todo crimen, como tantas veces se había comprobado previamente, y fueron encarcelados solo por conspiraciones de traidores y hombres inicuos; y su
sangre inocente derramada en el piso de la cárcel de Carthage es un amplio sello estampado sobre el “Mormonismo” que ningún tribunal del mundo puede rechazar; y su
sangre inocente sobre el escudo del estado de Illinois, con la palabra violada del estado que su gobernador había empeñado, es un testimonio de la verdad del evangelio sempiterno que el mundo entero no puede impugnar; y su
sangre inocente sobre el pabellón de la libertad y sobre la Carta Magna de los Estados Unidos es un embajador de la religión de Jesucristo que tocará el corazón de los hombres honrados en todas las naciones; y su
sangre inocente, con la sangre inocente de todos los mártires que Juan vio bajo el altar, clamará al Señor de los Ejércitos hasta que él haya vengado esa sangre sobre la tierra. Amén.