Re: El DIEZMO-una orden de DIos o un negocio ?
Si no queremos obedecer los mandamientos de la ley de Dios para alcanzar la justicia por medio de la ley y como consecuencia alcanzar la vida eterna. ¿Entonces para qué queremos estar de parte de la ley?. ¿Para que sólo nos muestre ante Dios que somos pecadores y que merecemos la muerte?. ¿En Cristo somos pecadores y merecemos condenación?. ¿A quién se refiere ese "nos"?, ¿al que está en Cristo?, ¿al creyente?. Imposible, porque el que cree no está relacionado con eso. ¿No dice Dios que estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, encargándonos la palabra de la reconciliación? (2 Cor.5:19), ¿y por qué no creen?. ¿Estamos predicando a Moisés o a Cristo?, ¿estamos enseñando la ley o la gracia y la verdad?. ¿No debemos anunciar a Cristo, la esperanza de gloria, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre? (Col. 1:28); ¿y por qué no creen?.
Él no vino a condenar sino a salvar porque si creyeran, no habría condenación. Se condenan solitos, y ¿cómo?, pues con la ley, porque si ven pecado o mal, la pasan mal; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado, porque sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo ella o se somenten, para que toda boca se cierre y queden bajo el juicio de Dios; por eso es que no tienen paz, ya que por las obras de la ley nadie es justificado delante de él. Paz habría si solamente por la boca, exclusivamente para confesar al Señor para salvación y justicia por un corazón contrito y humillado.
Se peca igualmente, sea contra la ley de Moisés, o contra la ley (mandamiento) del amor o contra la ley de los hombres y la ira de Dios cae igualmente sobre todo hombre, desde Adán. Por eso, antes de la ley, el pecado estaba en el mundo, pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir (Ro. 5:13-14), ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley (1 Cor. 15:56) y sin la ley el pecado está muerto (Ro. 7:8).
Por eso es que el señor no juzga ni condena a nadie, porque la ley de la fe es el amor y el amor no juzga, no condena, no lleva cuentas del mal y siempre perdona al arrepentido. Que no debemos confundir con la ley condenatoria del hombre.
Y es el hombre y no Dios quien se atreve a juzgar, condenar y a endurecer su corazón para no perdonar, porque si perdonase a su hermano arrepentido, no haría uso de la ley y no juzgaría ni condenaría a su hermano arrepentido, porque el que ama al prójimo HA CUMPLIDO la ley (Ro. 13:8).
Por eso la Biblia armoniza cuando dice que la condenación es, que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas (Jn.3:19).
Solamente la ley produce o los tiene o los mantiene en eso.
Porque las únicas obras fuera del Espíritu Santo y su fruto sólo llevan fruto para muerte.
Por eso es que si nos sometemos a la ley porque dicen que está en pie, el pecado se activa, porque el poder de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley.
No solo la ley de Dios dada a Moisés temporalmente, y abolida por Cristo, sino cualquier otra ley inventada por los hombres, porque las leyes siempre prohiben algo e implican un castigo si no se vive dentro de los términos de esa ley se le da poder al pecado y mueres.
Como consecuencia la ira de Dios viene sobre ti por la desobediencia al Evangelio del amor y te sientes mal, culpable de pecar contra esa ley de hombres o de ídolos, ya sea la constitución de un país o las de relaciones entre personas.
Porque si transgrede la ley de su país o de su ídolo, sufrirá un castigo primeramente moral, sentirá un peso por la culpa, que es la ira de Dios que esta sobre él transgresor y en el orden material, pérdida de bienes económicos o castigo físico (la violencia en la sociedad y la muerte en el caso de algunos países donde sabemos que la infracción de algunas leyes se castiga con el asesinato del preso). Que no son la justicia de Dios manifestada aparte de la ley, porque EL PODER DEL PECADO, es LA LEY y SIN LA LEY el pecado está MUERTO.
La única explicación que armoniza con las Escrituras es que la ley dada a Moisés se dio solamente de manera estratégica hasta que viniera la simiente incorruptible.
Ni Cristo ni tú (porque él vive en ti), tienes porque estar bajo la ley o su aplicación.
Si no queremos obedecer los mandamientos de la ley de Dios para alcanzar la justicia por medio de la ley y como consecuencia alcanzar la vida eterna. ¿Entonces para qué queremos estar de parte de la ley?. ¿Para que sólo nos muestre ante Dios que somos pecadores y que merecemos la muerte?. ¿En Cristo somos pecadores y merecemos condenación?. ¿A quién se refiere ese "nos"?, ¿al que está en Cristo?, ¿al creyente?. Imposible, porque el que cree no está relacionado con eso. ¿No dice Dios que estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, encargándonos la palabra de la reconciliación? (2 Cor.5:19), ¿y por qué no creen?. ¿Estamos predicando a Moisés o a Cristo?, ¿estamos enseñando la ley o la gracia y la verdad?. ¿No debemos anunciar a Cristo, la esperanza de gloria, amonestando a todo hombre, y enseñando a todo hombre en toda sabiduría, a fin de presentar perfecto en Cristo Jesús a todo hombre? (Col. 1:28); ¿y por qué no creen?.
Él no vino a condenar sino a salvar porque si creyeran, no habría condenación. Se condenan solitos, y ¿cómo?, pues con la ley, porque si ven pecado o mal, la pasan mal; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado, porque sabemos que todo lo que la ley dice, lo dice a los que están bajo ella o se somenten, para que toda boca se cierre y queden bajo el juicio de Dios; por eso es que no tienen paz, ya que por las obras de la ley nadie es justificado delante de él. Paz habría si solamente por la boca, exclusivamente para confesar al Señor para salvación y justicia por un corazón contrito y humillado.
Se peca igualmente, sea contra la ley de Moisés, o contra la ley (mandamiento) del amor o contra la ley de los hombres y la ira de Dios cae igualmente sobre todo hombre, desde Adán. Por eso, antes de la ley, el pecado estaba en el mundo, pero donde no hay ley, no se inculpa de pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de venir (Ro. 5:13-14), ya que el aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado, la ley (1 Cor. 15:56) y sin la ley el pecado está muerto (Ro. 7:8).
Por eso es que el señor no juzga ni condena a nadie, porque la ley de la fe es el amor y el amor no juzga, no condena, no lleva cuentas del mal y siempre perdona al arrepentido. Que no debemos confundir con la ley condenatoria del hombre.
Y es el hombre y no Dios quien se atreve a juzgar, condenar y a endurecer su corazón para no perdonar, porque si perdonase a su hermano arrepentido, no haría uso de la ley y no juzgaría ni condenaría a su hermano arrepentido, porque el que ama al prójimo HA CUMPLIDO la ley (Ro. 13:8).
Por eso la Biblia armoniza cuando dice que la condenación es, que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas (Jn.3:19).
Solamente la ley produce o los tiene o los mantiene en eso.
Porque las únicas obras fuera del Espíritu Santo y su fruto sólo llevan fruto para muerte.
Por eso es que si nos sometemos a la ley porque dicen que está en pie, el pecado se activa, porque el poder de la muerte es el pecado, y el poder del pecado la ley.
No solo la ley de Dios dada a Moisés temporalmente, y abolida por Cristo, sino cualquier otra ley inventada por los hombres, porque las leyes siempre prohiben algo e implican un castigo si no se vive dentro de los términos de esa ley se le da poder al pecado y mueres.
Como consecuencia la ira de Dios viene sobre ti por la desobediencia al Evangelio del amor y te sientes mal, culpable de pecar contra esa ley de hombres o de ídolos, ya sea la constitución de un país o las de relaciones entre personas.
Porque si transgrede la ley de su país o de su ídolo, sufrirá un castigo primeramente moral, sentirá un peso por la culpa, que es la ira de Dios que esta sobre él transgresor y en el orden material, pérdida de bienes económicos o castigo físico (la violencia en la sociedad y la muerte en el caso de algunos países donde sabemos que la infracción de algunas leyes se castiga con el asesinato del preso). Que no son la justicia de Dios manifestada aparte de la ley, porque EL PODER DEL PECADO, es LA LEY y SIN LA LEY el pecado está MUERTO.
La única explicación que armoniza con las Escrituras es que la ley dada a Moisés se dio solamente de manera estratégica hasta que viniera la simiente incorruptible.
Ni Cristo ni tú (porque él vive en ti), tienes porque estar bajo la ley o su aplicación.