Responsabilidad para con la iglesia organizada
La iglesia adventista es una organización mundial que requiere el apoyo responsable de sus miembros incluso en lo referente a diezmos y ofrendas. Ese apoyo fortalecerá la unidad y la misión de la iglesia.
El sentido corporativo
La entrega de los diezmos es no sólo una cuestión del individuo con Dios, sino que tiene que ver con la relación del miembro con la iglesia. Así lo expresa la declaración de doctrinas fundamentales. “Reconocemos que Dios es el dueño, al rendir fiel servicio tanto a él como a nuestros semejantes, y al devolver los diezmos y dar ofrendas para la proclamación de su Evangelio y el apoyo y crecimiento de su iglesia”.[96]
La iglesia adventista ha elegido un sistema representativo de gobierno eclesiástico, con cuatro niveles constitutivos de organización.[97] Esa organización le ha permitido realizar su obra en todo el mundo en unidad de pensamiento y acción. Una administración privada de los diezmos puede conducir a un sistema congregacionalista o independiente y a la fragmentación de la iglesia.
Es conocido el pensamiento de Elena G. de White en cuanto a la necesidad de permanecer dentro de la organización de la iglesia.
Algunos han sostenido que a medida que nos acercamos al fin del tiempo, cada hijo de Dios deberá actuar en forma independiente de cualquier organización religiosa. Pero el Señor me ha indicado que en esta obra no es posible que cada hombre sea independiente . . . Así también para que la obra del Señor progrese en forma segura, sus hijos deben trabajar unidos.[98]
Los criterios administrativos individualistas o corporativos hacen a esta unidad. “No nos estamos uniendo cuando por causa de los diezmos rivalizamos unos y otros. Tal práctica solamente nos puede conducir a la fractura de la unidad y a la división de la familia”.[99]
La unidad de la iglesia
El Manual de la iglesia presenta el acuerdo de la iglesia mundial en cuanto a la administración de los recursos económicos.
Reconociendo el plan bíblico y la solemne obligación que descansa sobre los miembros de la iglesia como hijos de Dios y miembros de su cuerpo, la Iglesia, se anima a todos a devolver fielmente el diezmo (la décima parte de todas sus ganancias o ingresos personales) a la tesorería de la denominación.
El diezmo no es usado ni invertido por la iglesia local, sino que es entregado al tesorero de la asociación. Así el diezmo de todas las iglesias fluye a la tesorería de la asociación.[100]
Reconoce asimismo la vinculación entre la administración del diezmo y la responsabilidad de los miembros para con la unidad eclesiástica.
El plan financiero de la denominación sirve a un propósito más amplio que el que aparece en nuestros informes estadísticos y financieros. El plan es más que un medio para reunir y distribuir fondos. Es, bajo la dirección de Dios, uno de los grandes factores unificadores del movimiento adventista. El pueblo de Dios es un pueblo unido. El sistema de la Iglesia de dividir el diezmo entre asociación y unión y entre unión y Asociación General, y de compartir los fondos con los campos misioneros del mundo, ha contribuido al cumplimiento del maravilloso propósito de unificar la obra en el mundo entero.[101]
Entre otros muchos factores, la administración privada o corporativa de los diezmos, tiene que ver con la unidad de la iglesia. El manejo de los recursos económicos de acuerdo al modelo bíblico y a los parámetros señalados en los escritos de Elena G. de White puede contribuir al afianzamiento de esa unidad y a un mejor cumplimiento de la misión de la iglesia.
CONCLUSIÓN
Es en el Pentateuco donde el tema del diezmo recibe un tratamiento más completo. No se introducen informaciones de importancia en el resto del Antiguo Testamento, y el Nuevo sólo sugiere la continuidad del sistema en la iglesia primitiva.
Pero dentro del Pentateuco se advierte una discrepancia entre el uso del diezmo en Deuteronomio y la finalidad del mismo según aparece en Levítico y Números. Esta diversificación de usos planteados ha llevado a muchos a pensar que el diezmo puede ser aplicado a distintos fines. También ha sido tomado como evidencia de tradiciones diferentes dentro del Pentateuco. Al análisis de esta problemática fue dedicado el primer capítulo de este trabajo. La solución parece estar orientada a señalar la existencia de un segundo diezmo en el texto de Deuteronomio.
A pesar de la escasez de información sobre el diezmo en el Nuevo Testamento, nada indica una interrupción de la práctica sino más bien una proyección del modelo en la iglesia cristiana. También la iglesia adventista adoptó el sistema levítico del diezmo como el mejor programa para el sostenimiento del ministerio. Los consejos de Elena G. de White sirvieron de orientación en este sentido. En sus escritos Elena G. de White señala consistentemente que el destino de los diezmos es el mantenimiento de los obreros evangélicos. La práctica de esas orientaciones ha dado fuerza y unidad a la denominación en todo el mundo.
Pero en las últimas décadas esa administración de los diezmos por parte de la iglesia ha sido cuestionada, no sólo por individuos disconformes, sino también por ciertas organizaciones paralelas conocidas como “ministerios independientes”. Algunos miembros de iglesia apoyan el congregacionalismo, o directamente el individualismo administrativo, y varios organismos privados reciben diezmos y ofrendas que normalmente debieran dirigirse a la iglesia organizada.
Este trabajo sugiere una consideración detenida de la información presentada en cuanto a la voluntad divina sobre la administración de los recursos económicos ya que este aspecto tiene mucho que ver con la unidad y la buena marcha de la iglesia.
Todas las evidencias subrayan la responsabilidad de los miembros de la iglesia en sostenerla a fin de afianzar su unidad y su misión evangelizadora."
http://www.pmministries.com/Ministerioapologetico/Diezmo.htm
Bendiciones.
Luego todo Israel será salvo.