Re: El Concilio de Constanza y el Mito de la Sucesión Apostólica.
Dejemos que la papanateria siga pataleando sin aportar ninguna prueba de los bodrios de catolic.net y de los corazoncitos
Asi, que:
SIGAMOS
El testimonio patristico sobrelos textos bíblicos aducidos
El primer capitulo de la Constitución Dogmática que versa sobre la Institución del primado en San Pedro, apela a Mat. 16:16 y ss., y a Juan 21.15. En el segundo capítulo, acerca de la Perpetuidad de Pedro en los Romanos Pontífices, no aparece ningún texto bíblico, en su defecto, se dan las citas patristicas que he comentado; Felipe de Ëfeso, Ireneo y el concilio de Aquilea. El Cap. III, que se atreve a citar a Gregocio Magno de manera tan sorprendente, al considerar la naturaleza y razón del primado no alude más que a cinco palabras de Hechos 20:28 para atestiguar que los obispos fueron puestos en la Iglesia por el Espíritu Santo. Pero tampoco aporta ningún texto para fundamentar la doctrina específica que se defiende en este capítulo. El capítulo IV. Del magisterio infalible del Romano Pontífice cita a Mat 16:16 y ss y Lucas 22:32. El párrafo último, que contiene, que contiene la definición de la infalibilidad, no tiene ni un solo versículo bíblico. Lógico, puesto que no lo hay.
¿Qué diremos del texto, tan repetidamente aducido, de Mat. 16:16 y ss.? Secillamente, que Roma desea ver en él no lo que hay en el mismo , sino lo que ella le gustaría que hubiera. De ahi que, llevada de sus prejuicios, saque del mismo una gran cantidad de cosas inauditas. El efecto, el decreto vaticano parece haber hecho demasiados descubrimientos en este pasaje del Evangelio de Mateo: del mismo ha deducido que Pedro tiene sucesores, que a él y a sus pretendidos sucesores les fue dada autoridad sobe toda la Iglesia, autoridad doctrinal, disciplinar y de gobierno, y deducen, además. por si fuera poco que es infalible en sus descubiertos sucesores. Desde luego, no creemos que haya texto en la Biblia que haya dado más de sí en manos de los teólogos. Es comprensible, no teniendo donde agrarrarse para justificar sus pretensiones, los romanistas se aferran a los pocos, poquísimos textos, que les parecen pausibles, y de ellos han de deducirlo todo.
¡Ardua tarea!
El arzobispo de Kenrick, en su discurso preparado para el aula conciliar, hizo este resumen; "Se sigue de esto, que ningún argumento, o en todo caso muy débil, puede sacarse como prueba de la primacía de Pedro de las palabras: "Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia". Si tuviéramos que seguir a la mayoría de los Padres de la Iglesia sobe esta cuestión, entonces nos veríamos obligados a entender que la "Roca" sobre la que esta fundada la Ilesia es la fe profesada por Pedro y no Pedro confesor de la fe" (Citado por W. Shaw Kerr. op. cit. p. 48)
Este arzobismo, como muchos otros prelados, no olvidaban que el concilio de Trento decretó solemnemente que la Sagrada Escritura debía ser interpretada según el unánime consentimiento de los Padres (Denzinger. El Magisterio de la Iglesia. pp. 786 y 995) Si el Vaticano I hubiese sido consecuente con el tridentino, no hubiese podido promulgar lo que promulgó basado en Mat. 16:16. Pues, como demuestra Döllinger: "De todos los Padres que escribieron comentarios sobre Mat. 16 y Juan 21, no hay ni uno solo que aplique estos textos a los obispos romanos como sucesores de Pedro. (Döllinger, El Papa y el Concilio. p. 91)
CONTINUARA