LA SOBERANÍA DE CRISTO
Esta mañana en el estudio de esta porción de Marcos:
Mar 1:21 Y entraron en Capernaum; y los días de reposo,* entrando en la sinagoga, enseñaba.
Mar 1:22 Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas.
Mar 1:23 Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu inmundo, que dio voces,
Mar 1:24 diciendo: ¡Ah! ¿qué tienes con nosotros, Jesús nazareno?
¿Has venido para destruirnos? Sé quién eres, el Santo de Dios.
Mar 1:25 Pero Jesús le reprendió, diciendo: ¡Cállate, y sal de él!
Mar 1:26 Y el espíritu inmundo, sacudiéndole con violencia, y clamando a gran voz, salió de él.
Este hombre se congregaba normalmente en la Sinagoga y nadie sabía que estaba poseído.
Pero la Presencia de Jesús, en medio de ellos, hizo que se manifestara.
Y era día de reposo.
Entonces un hermano preguntó el por qué de la pregunta del demonio.
Le respondí que ese demonio estaba reconociendo la Soberanía de Cristo, su Preeminencia, sobre todo principado y potestad espiritual.
Le hice notar que los hombres usados por el diablo, no reconocen esa Soberanía.
Y para ilustrarlo, mencioné el caso de una mujer que tenía un espíritu de enfermedad, que la obligaba a andar encorvada, siempre mirando hacia el piso, aquí está el texto:
Luc 13:10 Enseñaba Jesús en una sinagoga en el día de reposo;*
Luc 13:11 y había allí una mujer que desde hacía dieciocho años
tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar.
18 años con ... ¿espíritu de enfermedad?
Significa esto que el diablo también pone enfermedades.
Pero el punto que quise resaltar fue el del día de reposo, por cuanto el líder de la Sinagoga, enojado, quiso amonestar al Señor:
Luc 13:14 Pero el principal de la sinagoga, enojado de que Jesús hubiese sanado en el día de reposo,* dijo a la gente: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en día de reposo.*
Atrayendo sobre sí mismo las palabras que leemos en los versículos siguientes.
Los demonios reconocen la Soberanía de Cristo sobre ellos.
Pero el hombre religioso, amador de sí mismo, gobernador de su propia congregación, dice que trabaja para Dios, pero de mentiritas.
No quiere reconocer la Soberanía de Dios y tampoco se rige por la Biblia como su máxima autoridad.
Mat_12:8 porque el Hijo del Hombre
es Señor del día de reposo.*
Este Señorío, explica por qué sanaba antes de finalizar el día de reposo y después de él, como ocurrió luego de la sanación de la suegra de Pedro, leemos:
Mar 1:32 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados;
Mar 1:33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta.
Mar 1:34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían.
La Soberanía de Cristo, su Preeminencia, está fuera de discusión.
Pero el hombre religioso quiere acercarse a Dios a su manera.
Igual como ocurre con la descendencia de Caín, quiso ofrendar del fruto de la tierra, algo completamente contrario a la enseñanza de Cristo en Génesis 3:21.
Y hasta el día, de hoy, esta descendencia espiritual reclama para sí misma, el derecho de acercarse a Dios a la manera de ellos, como ellos quieren, y el fruto de esta rebeldía la vemos contemplada en esa multitud de religiones en el mundo, muchas de las cuales usan la Biblia para sustentar sus mentiras.
Otros grupos son tan descarados, que todo lo que el Señor indica que no debe hacerse, lo hacen, amparados por un magisterio pagano, formado por hombres irredentos.
Y lo más irónico, es que el romanismo católico, asume que tiene autoridad para señalar que religión es hereje, y que otra no, siendo ellos mismos esclavos de perdición.
¿No se da cuenta de que usted solo se dedica a acusar a diestro y siniestro a todo quien se le oponga o le quiera hacer la menor reflexión?
Otro ejemplo de la hipocresía religiosa de aquellos que se alinean a favor de la descendencia de Caín, es este varón, no discierne que la Soberanía de Cristo, su Preeminencia, NO SE NEGOCIA.