Mat 23:33 ¡Serpientes, generación de víboras! ¿Cómo escaparéis de la condenación del infierno?
PRETENDE EL DIABLO USAR LA ESCRITURA PARA DESVIAR EL PUNTO PRINCIPAL DEL TEMA
LA PRIMACÍA DE CRISTO, REEMPLAZADA POR TEMPLOS LLENOS DE ÍDOLOS.
No, está equivocado, uso la escritura, para que vean que usted es un falso maestro, que no atiende a razones, aunque la misma Palabra de Dios, le esté condenando:
Le voy a ayudar a entender un poquito, las escrituras, y quién es el Señor. Verá, el Señor conoce lo que hay en el corazón de las personas, y el Señor, cuando juzga, juzga con juicio justo. Usted, es un miserable pecador, como lo somos todos. Por lo tanto, es de soberbios creerse como Dios, como el Señor, y con la capacidad de juzgar y condenar, y llamar hijos del diablo, a quienes no se sometan a su nefasta doctrina repleta de enemistad, insultos, falacias, contiendas, disensiones, ira, divisiones... es decir, que con su actitud, ha de tener claro que:
Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, 20
idolatría, hechicerías,
enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, 21 envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas;
acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.
Y quiero que preste atención a un detalle, entre las obras de la carne, destaca también la idolatría y la herejía, que es de lo que acusa usted a los católicos, pues bien, sepa que ellos incurren en idolatría y herejía; pero usted incurre constantemente en enemistades, pleitos, iras, contiendas, disensiones... y aún así pretende sacar la pajita de los ojos de ellos, cuando en usted hay una tremenda viga. Usted cree que ellos van camino del infierno, por incurrir en idolatría y herejía, y es incapaz de darse cuenta que usted mismo está yendo camino del infierno, que su doctrina lleva al infierno, porque está repleto de, y se lo repito: enemistad, pleitos, ira, contiendas, disensiones... y con el agravante de atreverse a llamar hijo del diablo, siervo del diablo, y demás lindezas, a todo quien se le ponga por delante y no se postre ante usted y nefasta doctrina que solo puede surgir y surge... seré cauteloso y le indicaré: de la carne.
¿Entendido? No pretenda tapar el sol con un dedo. Usted cree estar sembrando la buena semilla, cuando a la verdad lo que siembra es pura cizaña. Y esté atento, muy atento, porque la escritura es clara:
5
Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7
Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8
y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
¿Entendido ya? No, seguro que no, porque en usted ya no está la capacidad de verse pecador, de ver en usted el error. Tanto es así, que ya se cree Dios, ya se ve con el derecho de juzgar y condenar y llamar hijos del diablo, a quien se le antoje, creyéndose igual al mismísimo Señor.
Y no, no se lo está diciendo un servidor, ni mucho menos, se lo está diciendo el apóstol Pablo, se lo está diciendo LA PALABRA DE DIOS. La cual, estoy seguro, despreciará nuevamente, como viene haciéndolo siempre.
El Señor se apiade de su alma.