Re: EL CATOLICISMO ROMANO: UN CAMINO HACIA EL INFIERNO.
Complemento del mensaje 395
No, tu explicación es herética, no concuerda con las escrituras:
Apocalipsis 6, 9 -11
9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los
degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron.
10 Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y
veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre
de los habitantes de la tierra?»
11 Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que
esperasen todavía un poco, hasta que se completara el número de sus
consiervos y hermanos que iban a ser muertos como ellos.
Según tu explicación estas almas de los mártires muertos ¿Como pueden clamar a Dios?,
Heretico es tu comentario por que el soporte usado por ti esta fuera de contexto biblico.
Estas usando apocalipsis, un libro lleno de simbolismos para intentar justificar la inmortalidad del alma, aislando totalmente del contexto biblico que le corresponde para llegar a una verdad.
Para que puedas entender que es la muerte primero tienes que entender lo que es vida, de donde proviene la vida y que era el hombre antes de que Dios soplara aliento de vida en nariz, una vez entiendo esto, entonces bajo ese contexto podemos analizar que es la muerte, voy a citarte una respuesta que le di a una persona intercambiando información sobre esta tema:
Apreciado hermano, antes de dar respuesta a los versículos que usted ha citado que aislados de los contextos bíblicos se podría interpretar que el alma es inmortal y que anda viajando de un lugar a otro, o que esta en el infierno, purgatorio o paraíso, quiero invitarlo a analizar este tema empezando por la creación del hombre, no se puede hacer un estudio bíblico integral de este tópico sin contextualizarlo en el origen del hombre.
“Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza……” (Génesis 1:26 Versión Reina-Valera revisión 1960).
“Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y soplo en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Génesis 2:7 Versión Reina-Valera revisión 1960).
Una vez terminada la creación de la tierra, Dios decidió hacer al hombre, el relato bíblico nos dice que a diferencia de todo lo que había creado en los días anteriores a través de su palabra, la creación de Adán debía de ser algo especial, y eso especial significó como lo dice el relato bíblico, que sería obra de sus manos; Dios pudo haber ordenado con su palabra “hágase el hombre” o “Exista el Hombre” o usado cualquier otro adjetivo y se hubiera hecho, pero no lo quiso así, dice el génesis que con sus manos lo formo del polvo de la tierra, ahora le pregunto hermano ¿antes de que Dios soplara el aliento de vida que era el hombre?, si usted es un fiel creyente del señor y contesta con sinceridad de corazón esta pregunta, estoy seguro que coincidimos en la respuesta: Adán era un muñeco de polvo de tierra sin vida, sin pensamientos, sin movimientos, sin sentimientos, pero el relato bíblico continua diciendo que Dios soplo en su nariz aliento de vida y fue el hombre un ser viviente, un hombre que se movía, pensaba, miraba, caminaba por edén, y una vez que el pecado toco sus vidas, el hombre (varón y hembra), sintieron dolor físico, dolor espiritual, dolor sentimental, sufrieron, lloraron, se entristecieron, odiaron, amaron.
Una vez definido el origen de vida del hombre, ahora podemos hablar de lo opuesto, “su muerte”, ¿que pasa cuando el Hombre muere, que pasa cuando Dios no llama a descansar?, como seres humanos sabemos que hemos de morir, eso lo dice la palabra Dios en Eclesiastés, pero ¿a donde vamos?; dejemos que la Biblia nos lo diga:
“y el polvo vuelve a la tierra, como era, y el espíritu vuelve a Dios quien lo dio” (Eclesiastés 12:7).
En este versículo apreciado hermano, la Biblia nos da a entender que cuando nosotros morimos sucede lo inverso a la creación, el espíritu vuelve a Dios quien lo dio, ese aliento de vida que soplo Dios en la nariz de Adán y lo puso en movimiento y le dio la facultad de pensar, de amar, de entristecerse, de llorar, de sentir dolor, ese soplo de vida vuelve a Dios quien lo dio y nuestro cuerpo inerte que ya no puede sentir dolor, ni pensar, ni amar etc, se convierte en polvo, y vuelve a la tierra, además recuerde, que esta fue la sentencia divina dada por Dios para el hombre después de pecar, “pues polvo eres, al polvo volverás”(Génesis 3:19).
En todo caso hermanos Morales, si tenemos que creer en la inmortalidad del alma, tendríamos que concluir que todas están con Dios, por según la Biblia el espíritu vuelve a Dios quien lo dio, pero ese espíritu es el soplo de vida, que hace la diferencia entre lo inerte y lo vivo.
En libro de Job capitulo 14, encontramos que la posición bíblica en cuanto a este tema es idéntica, no existe inmortalidad de alma, este capitulo es una disertación sobre la naturaleza del hombre, corto de días y hastiado de sinsabores, sale como una flor y es cortado, el patriarca menciona que aun los árboles viejos pueden reverdecer al percibir el agua, pero el hombre morirá y será cortado y luego se pregunta, “si el hombre muere volverá a vivir”, “y donde estará”, el mismo patriarca da la respuesta: Se agotan las aguas de un lago, y un río mengua y se seca; así yace el hombre y no se vuelve a levantar. Hasta que no haya más cielos, no lo despertarán, ni lo levantarán de su sueño.
Como podrás notar Alonzo bajo el contexto tu creencia en la imortalidad del alma es una herejía y sobre todo usando versículos sacados fuera de su contexto.
Analizemos los versículos que has citado dentro de contexto que le corresponde
Analcemos tus verisculos
Apocalipsis 6, 9 -11
9 Cuando abrió el quinto sello, vi debajo del altar las almas de los
degollados a causa de la Palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron.
10 Se pusieron a gritar con fuerte voz: «¿Hasta cuándo, Dueño santo y
veraz, vas a estar sin hacer justicia y sin tomar venganza por nuestra sangre
de los habitantes de la tierra?»
11 Entonces se le dio a cada uno un vestido blanco y se les dijo que
esperasen todavía un poco, hasta que se completara el número de sus
consiervos y hermanos que iban a ser muertos como ellos.
Te cito un extracto del comentario biblico adventista respecto a estos versiculos:
El altar.
Este altar, presentado en el cuadro profético, quizá hacía recordar el altar de bronce del santuario hebreo, y puede deducirse que los mártires eran sacrificios presentados delante de Dios. La sangre de las víctimas o sacrificios era derramada en la base de ese altar (Lev. 4:7), y "la vida [LXX psuj", "alma"] de la carne en la sangre está" (cap. 17: 11); por lo tanto, las almas, o los que habían sido muertos como mártires por la fe, pueden considerarse figuradamente que están debajo del altar. La tradición judía posterior expuso la idea de que los muertos de Israel estaban sepultados, por así decirlo, debajo del altar, y que los que estaban sepultados debajo del altar eran enterrados, por así decirlo, debajo del trono de la gloria 794 ver Strack y Billerbeck, Kommentar zum Neuen Testament, t. 3. p. 803).
Algunos sostienen que el altar debe identificarse con el que se menciona en Apoc. 8:3.
Almas.
Gr. psuj". Ver com. Mat. 10:28. Debe recordarse que Juan contemplaba representaciones gráficas, y que, por lo tanto, deben tenerse en cuenta las reglas que rigen la interpretación de tales profecías cuando se intenta comprender el significado de los diversos símbolos (ver com. Eze. 1:10). Juan vio un altar en cuya base estaban las "almas" de los mártires. Las regias de interpretación no nos obligan a localizar un altar específico en un lugar determinado y en un momento definido de la historia. Como ocurre con los detalles de una parábola, no todos los elementos de un símbolo profético necesariamente son de valor para la interpretación. Parece que el simbolismo del quinto sello fue presentado para animar a los que se enfrentaban al martirio y a la muerte, para darles la seguridad de que a pesar del triunfo aparente del enemigo, finalmente llegaría su vindicación. Este incentivo era especialmente animador para los que vivían en los tiempos de las terribles persecuciones del fin de la Edad Media; pero más aún durante el tiempo de la Reforma y después (c. 1517-1755; ver pp. 44-70; com. vers. 12). A ellos les habrá parecido que el largo período de opresión nunca acabaría. El mensaje del quinto sello les confirmó que la causa de Dios triunfaría finalmente. Los que pasen por el último gran conflicto recibirán el mismo estímulo (ver 2JT 151).
Cualquier intento de interpretar que estas "almas" son los espíritus incorpóreos de mártires difuntos, violenta las reglas de interpretación de las profecías simbólicas. A Juan no se le dio una visión del cielo como en realidad es. Allí no hay caballos blancos, bermejos, negros o pálidos, montados por jinetes belicosos. Jesús no está en el cielo en la forma de un cordero con una sangrante herida de cuchillo. Los cuatro seres vivientes no representan criaturas aladas reales con características de animales (ver t. III, pp. 1128-1129). Tampoco hay allí "almas" que yacen en la base de un altar. Toda la escena fue una representación gráfica y simbólica que tenía el propósito de enseñar la lección espiritual que ya hemos destacado.