Nadie lo explica mejor que Jesús:Oh la canción. Esa agua de ese verso no se refiere al bautismo. Aquí te lo explican bien:
Ahora, quizá usted se esté preguntando, y bueno, ¿qué significa eso de ser nacido de agua y del Espíritu? Por una parte hay quienes creen que el ser nacido de agua es una referencia al bautismo, pero ésta sería una expresión muy extraña, si fuese una referencia al bautismo. Por otra parte, tenemos el caso de muchos médicos que dicen que esta es una referencia al nacimiento físico, ya que es un nacimiento en agua, y el feto en el vientre está rodeado por el medio líquido. Sea lo que fuere, no creemos que "nacer de agua" signifique alguna de estas dos opciones. Creemos que Jesús no estaba hablando aquí, de las diferencias entre el nacimiento natural y el nacimiento espiritual, sino que estaba explicando cómo un hombre podía ser nacido "de lo alto" o sea, "renacido". Al hacerlo, dijo entonces que este nuevo nacimiento era producto del agua y del Espíritu.
Como hemos visto en el capítulo 2, el agua es un símbolo de la Palabra de Dios. Más adelante en este evangelio, en el capítulo 17, versículo 17, Jesús dijo: "Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad". La Palabra tiene poder para limpiar y santificar. En el capítulo 15 de este evangelio, versículo 3, Jesús dice: "Ya vosotros estáis limpios por la palabra que os he hablado". O sea que, en muchas maneras y en muchos pasajes de las Escrituras, la Palabra de Dios es comparada con el agua. Creemos entonces, que el nacer de agua y del espíritu en este pasaje, significa que una persona sólo puede nacer de nuevo mediante la acción del Espíritu que utiliza la Palabra, o sea las Sagradas Escrituras. El Espíritu Santo es quien toma las Escrituras y las usa. Creemos que nadie puede ser renacido sin la Palabra de Dios aplicada por el Espíritu de Dios. Y creemos que es por esto que Jesús le da tanta importancia al ser nacido del agua y del Espíritu. Uno en la actualidad es renacido por medio del agua, que es la Palabra de Dios, y el Espíritu; es decir, que el Espíritu Santo la convierte en una realidad en el corazón humano.
Si estudiamos el libro de los Hechos de los apóstoles, encontraremos que hay tres relatos sobresalientes sobre tres personas que se convirtieron, es decir, que nacieron de nuevo. Y creemos que estos relatos nos han sido dados, principalmente, como ilustraciones. Primero tenemos la conversión del eunuco etíope, luego la conversión de Cornelio, y finalmente, la conversión del apóstol Pablo.
Estas tres personas son representantes de las tres familias de Noé: uno es hijo de Sem, otro es hijo de Cam, y el tercero es hijo de Jafet. Y en la conversión de cada uno de estos tres, la Palabra de Dios fue utilizada por el Espíritu de Dios. El método de Dios parece ser este: La Palabra de Dios, utilizada por el Espíritu de Dios, comunicada por medio de un hombre de Dios. Y creemos que nuestro Señor Jesucristo, al decir que era necesario nacer de agua y del Espíritu, se refería a la acción del Espíritu de Dios, que usa la Palabra de Dios. Sin este renacimiento, Nicodemo no podía entrar en el reino de Dios.
Fuente: https://www.escuelabiblica.com/estudio-biblico.php?id=248
Juan 3
5 Jesús respondió: En verdad, en verdad te
digo que el que no nace de agua y del Espíritu
no puede entrar en el reino de Dios.
Marcos 16
16 El que crea y sea bautizado será salvo;
pero el que no crea será condenado.
Una conversión sin el bautismo no es conversión. El bautismo brilló por su presencia tanto en la conversión de los judíos que procedían de todas las naciones (Hch 2:37-41), en la del etíope (Hch 8:34-39), en la de Pablo (Hch 9:17-19), en la de Cornelio y toda su casa (Hch 10:44-48), en la de Lidia y su familia (Hch 16:14-15), y en la del carcelero y toda su familia (Hch 16:29-34).
Cumpliéndose así la profecía.
Ezequiel 36
24 Porque os tomaré de las naciones, os recogeré de todas las tierras y os llevaré a vuestra propia tierra. 25 Entonces os rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas vuestras inmundicias y de todos vuestros ídolos os limpiaré. 26 Además, os daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de vosotros; quitaré de vuestra carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. 27 Pondré dentro de vosotros mi espíritu y haré que andéis en mis estatutos, y que cumpláis cuidadosamente mis ordenanzas.
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