Ten piedad de mí, oh Dios, en tu bondad, por tu gran corazón, borra mi falta.
Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado.
Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.
Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.
Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.
Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Salmo 51
Que mi alma quede limpia de malicia, purifícame tú de mi pecado.
Pues mi falta yo bien la conozco y mi pecado está siempre ante mí; contra ti, contra ti sólo pequé, lo que es malo a tus ojos yo lo hice. Por eso en tu sentencia tú eres justo, no hay reproche en el juicio de tus labios.
Tú ves que malo soy de nacimiento, pecador desde el seno de mi madre.
Mas tú quieres rectitud de corazón, y me enseñas en secreto lo que es sabio.
Rocíame con agua, y quedaré limpio; lávame y quedaré más blanco que la nieve.
Salmo 51